Capítulo 19.

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Regresamos al barco y acomodamos todo puesto que mañana regresariamos a Los Angeles, nos quedamos profundamente  dormidos y despertamos muy temprano para irnos al aeropuerto, ya ahí nos acomodamos en la sala de espera de primera clase en el aeropuerto de Heathrow a las afueras de Londres, esperando el vuelo de conexión que nos llevará de vuelta a LA. Christopher está concentrado en una revista. Yo saco su cámara porque me apetece hacerle unas cuantas fotos. Está tan sexy con la ropa que lleva puesta... El flash de la cámara le sorprende. Parpadea un par de veces y me sonríe con su sonrisa tímida.

Christopher:¿Qué tal está, señora Vélez? —me pregunta.

Tn:Triste por volver a casa —le digo—. Me gusta tenerte para mí sola. --Me toma la mano y se la lleva a los labios para darme un suave beso en los nudillos.--

Christopher:A mí también. -- Se acerca y me da un dulce y corto beso en los labios.

Al fondo se escucha una voz que nos sorprende, es la voz de una mujer por una grabadora que anuncia el vuelo a Los Ángeles, Christopher y yo nos ponemos de pie, tomo mi bolso y el toma mi mano para después caminar hacía el avión, tomamos nuestros asientos y después de unos minutos de despegar caigo dormida. Al llegar a Los Ángeles el carro de Christopher nos esta esperando y yo sigo un poco adormilada, subo al coche y me acomodo, cierro los ojos de nuevo.

Christopher:Vamos bella durmiente, ya hemos llegado —me susurra Christopher

Tn:Mmm… —murmuro sin ganas de abandonar el sensual sueño que estaba teniendo, estoy tan cansada… Viajar es agotador, incluso en primera clase.

Llevamos más de dieciocho horas de
viaje. Estoy tan exhausta que he perdido la cuenta. Oigo que abren mi puerta y que Christopher se inclina sobre mí. Me desabrocha el cinturón y me toma en brazos, me despierta del todo.

Tn:Oye, yo puedo caminar —protesto todavía medio dormida y él ríe.

Christopher:Tengo que cruzar el umbral contigo en brazos. --Le rodeo el cuello con los míos.

Tn:¿Y me vas a subir en brazos los treinta pisos? —le desafío con una sonrisa.

Christopher:Señora Vélez, me alegra comunicarle que ha engordado un poco.

Tn:¡¿Qué?! --.Sonríe.

Christopher:Así que, si no te importa, tomaremos el ascensor. —Entorna los ojos, aunque sé que está bromeando.

Mauricio abre la puerta del vestíbulo del departamento y sonríe.
Mauricio:Bienvenidos a casa, señor y señora Vélez.

Christopher:Gracias, Mauricio —le dice Chris.

Le dedico a Mauricio una breve sonrisa y veo que vuelve al Audi, donde Sawyer espera tras el volante.

Tn:¿Dices en serio lo de que he engordado? —pregunto mirando fijamente a Christopher y su sonrisa se hace más amplia,me acerca más a su pecho mientras me lleva por el vestíbulo.

Christopher:Un poco, pero no mucho —me asegura.

Tn:Oye… —Le cojo la cara con las manos y deslizo los dedos entre su pelo, acercándolo a mí—. Si no te hubiera vendido mi alma aquel día, ¿estarías aquí, así, ahora?

Christopher:No —reconoce y entra en el ascensor conmigo aún en brazos. Se inclina y me da un beso suave—. No,
señora Vélez, no. Pero sabría que puedo mantenerte segura porque tú no me desafiarías.

Tn:Me gusta desafiarte —aventuro poniéndole a prueba.

Christopher:Lo sé y eso me hace sentir tan… feliz. —Me sonríe a pesar de su desconcierto.

Tn:¿Aunque esté gorda? --Ríe.

Christopher:Aunque estés gorda. --Me besa de nuevo, más apasionadamente esta vez, y yo cierro las manos en su pelo, apretándole contra mí. Nuestras lenguas se entrelazan en un baile lento y sensual. Cuando el ascensor suena y se para en el ático, los dos estamos sin aliento.

Christopher:Muy feliz —murmura. --Bienvenida a casa, señora Vélez. —Vuelve a besarme, más castamente, y me dedica la sonrisa patentada de Christopher Vélez. Los ojos le bailan de alegría.

Tn:Bienvenido a casa, señor Vélez —Yo también sonrío con el corazón lleno de felicidad.

Creía que Christopher me iba a bajar aquí, pero no. Me lleva a través del vestíbulo, por el pasillo hasta el salón, y después me deposita sobre la isla de la cocina, donde me quedo sentada con las piernas colgando. Toma dos copas de champán del armario de la cocina y una botella de champán frío de la nevera abre con destreza la botella sin derramar una gota, vierte el champán rosa pálido en las copas y me pasa una. me abre las piernas y se acerca para quedarse de pie entre ellas.

Christopher: Por nosotros, señora Vélez.

Tn:Por nosotros, señor Vélez —susurro consciente de mi sonrisa tímida. Brindamos y le doy un sorbo.

Christopher:Sé que estás cansada —me dice acariciándome la nariz con la suya—. Pero tengo muchas ganas de ir a
la cama… y no para dormir. —Me besa la comisura de los labios—. Es nuestra primera noche aquí y ahora
eres mía de verdad… —Su voz se va apagando mientras empieza a besarme la garganta. Es por la noche en Los Ángeles  y estoy exhausta, pero el deseo empieza a despertarse en mi vientre.
...
Christopher duerme plácidamente a mi lado mientras yo observo las franjas rosas y doradas del nuevo amanecer
entrando por las enormes ventanas. Tiene el brazo cubriéndome los pechos y yo intento acompasar mi respiración con la suya para volver a dormirme, pero es imposible. Estoy completamente despierta.Me giro para ponerme de lado y poder mirarlo. Sé que él me observa mientras duermo, pero yo no suelo tener oportunidad de hacer lo mismo. Se ve joven y despreocupado cuando duerme, con las largas pestañas rozándole las mejillas, sus labios bien definidos un poco separados; está relajado y respira profundamente. Quiero besarlo, Tengo que esforzarme para reprimir la necesidad de tocarlo.Regreso al trabajo el lunes. Nos queda el día de hoy para volver a adaptarnos a la rutina...

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora