Capítulo 71.

2.2K 113 5
                                    

Cierro mis ojos de nuevo, sintiendo la música. Christopher me ha dado la confianza en mi cuerpo y en cómo puedo moverlo. Repentinamente hay dos manos en mis caderas. Sonrío. Christopher se me ha unido. Doy risitas, y sus manos se mueven a mi trasero y aprieta, entonces regresa a mis caderas.
Abro mis ojos. Y Paola me está mirando con la boca abierta con horror. Mierda... ¿soy tan mala? Cojo las manos de Christopher. Son velludas. ¡Joder! No son las suyas. Me giro, y elevándose por encima de mí hay un gigante con más dientes de lo que es natural y una sonrisa lasciva para exhibirlos.

Tn: ¡Quítame las manos de encima! —grito con rabia sobre la música palpitante y apopléjica.

Xxx: Vamos, hermosa, es sólo algo de diversión. —Sonríe, levantando sus manos simiescas, sus ojos azules brillando bajo las pulsantes luces ultravioletas. Antes de que sepa qué estoy haciendo, lo abofeteo fuerte en el rostro. ¡Ow! Mierda... mi mano. Pica.

Tn: ¡Vete de aquí! —grito. Me mira, sosteniendo su mejilla roja. Empujo mi mano sana frente a su rostro, extendiendo los dedos para mostrarle mis anillos. —Estoy casada, ¡idiota! — Se encoge de hombros más bien con arrogancia y me da una sonrisa a medias, de disculpa. Miro alrededor frenéticamente. Paola está a mi derecha, mirando al gigante rubio. Kathe está perdida en el momento en sus asuntos. Christopher no está en la mesa espero que haya ido al baño. Retrocedo hacia un frente que conozco bien. Oh mierda. Christopher pone sus brazos alrededor de mi cintura y me pone a su lado.

Christopher: No vuelvas a acercarte a mi esposa —dice. No está gritando, pero de alguna forma puede ser oído por encima de la música.

Xxx: Ella puede cuidar de sí misma —grita el Gigante Rubio. Su mano se mueve de donde lo he abofeteado en la mejilla, y Christopher lo golpea. Es como si lo viera en cámara lenta. Un puñetazo perfectamente sincronizado al mentón que se mueve a tal velocidad pero con tan poca energía desperdiciada, que el Gigante Rubio no lo ve venir. Se desploma en el suelo como la escoria que es. Joder.

Tn: ¡Christopher, ¡no! —jadeo de pánico, parándome en frente de él para detenerlo. Mierda, lo va a matar—. Ya le he pegado —grito por encima de la música. Christopher no me mira. Está mirando a mi asaltante con una malevolencia que no he visto antes llameando en sus ojos. La otra docena de personas bailando se mueven hacia afuera como una onda en un lago, limpiando el espacio a nuestro alrededor, manteniendo una distancia segura. El Gigante Rubio se apresura a ponerse de pies mientras Elliot se nos une. ¡Oh no! Kate está conmigo, abriendo la boca hacia todos nosotros. Elliot jadea agarrando el brazo de Christopher mientras Ethan aparece también.

Xxx: Tómalo con calma, ¿vale? No fue con mala intención. — El gigante rubio levanta sus manos en señal de rendición, batiéndose en una retirada precipitada. Los ojos de Christopher lo siguen fuera de la pista de baile. No me mira. Elliot me mira, después a Christopher, y soltando a Christopher lleva a Kathe a bailar. Pongo mis brazos alrededor del cuello de Christopher hasta que finalmente hace contacto visual, sus ojos todavía ardiendo primitivos y salvajes. Un vistazo al adolescente peleador.

Christopher: ¿Estás bien? —pregunta finalmente.

Tn: Sí. —Froto mi palma, tratando de dispersar las punzadas, y llevo mis manos a su pecho. Mi mano está palpitando. Nunca he abofeteado a nadie antes. ¿Qué me ha poseído? Tocarme no era el peor crimen contra la humanidad. ¿O si?

Christopher: ¿Quieres sentarte? —pregunta por encima del pulsante palpitar. Oh, vuelve a mí, por favor.

Tn: No. Baila conmigo. — Me mira impasiblemente, sin decir nada. —Baila conmigo. —Aún está enfadado—. Baila. Christopher, por favor. — Tomo sus manos. Christopher fulmina con la mirada al chico, pero empiezo a moverme contra él, envolviéndome a mí misma a su alrededor.
La multitud de bailarines nos ha rodeado una vez más, aunque hay una zona de exclusión de dos pies alrededor de nosotros.

Christopher: ¿Lo golpeaste? —pregunta Christopher, parado aún inmóvil. Tomo sus manos en puños.

Tn: Por supuesto que lo hice. Creía que eras tú, pero sus manos eran velludas. Por favor, baila conmigo. — Mientras Christopher me mira, el fuego de sus ojos lentamente cambia, convirtiéndose en algo más, algo más caliente. Repentinamente, agarra mis muñecas y tira limpiamente de mí contra él, fijando sus manos en mi espalda.

Christopher: ¿Quieres bailar? Bailemos —gruñe cerca de mi oído, y mientras mueve sus caderas contra mí, no puedo hacer nada excepto seguirlo, sus manos sosteniendo las mías contra mi parte trasera.
Oh... Christopher puede moverse, realmente moverse. Me mantiene cerca, sin dejarme ir, pero sus manos gradualmente se relajan sobre las mías, liberándome. Mis manos se deslizan hacia arriba por sus brazos, sintiendo sus músculos abultados a través de su chaqueta, arriba hasta sus hombros.
Me presiona contra él, y sigue sus movimientos mientras lentamente, sensualmente baila conmigo al ritmo del pulsante palpitar de la música del club.
En el momento en el que agarra mi mano y me hace girar primero a un lado y luego al otro, sé que ha vuelto conmigo. Sonrío. Él sonríe.
Bailamos juntos y es liberalmente divertido. Su rabia olvidada, o suprimida, me da vueltas alrededor con habilidad consumada en nuestro pequeño espacio en la pista de baile, nunca dejándome ir. Me hace elegante, ésa es su habilidad. Me hace sexy, porque él lo es. Me hace sentir amada, porque a pesar de ser el diablo, tiene abundante amor para dar. Mirándolo ahora, disfrutando de sí mismo... uno podría ser perdonado por pensar que no tiene una sola preocupación en el mundo. Pese a que sé que su amor está nublado por asuntos de sobreprotección y control, eso no me hace amarlo ni un poco menos.
Estoy sin aliento cuando la canción cambia en otra.

Tn: ¿Podemos sentarnos? —jadeo.

Christopher: Claro. —Me conduce fuera de la pista de baile.

Tn: Me has puesto más caliente y sudorosa —susurro mientras regresamos a la mesa. Me tira en sus brazos.

Christopher: Me gustas caliente y sudorosa. Aunque prefiero ponerte caliente y sudorosa en privado —ronronea, y una sonrisa lasciva tira en sus labios.
Mientras me siento, es como si el incidente en la pista de baile nunca hubiera pasado. Estoy vagamente sorprendida de que no hubiésemos sido expulsados. Miro alrededor del bar. Nadie está mirándonos, y no puedo ver al gigante rubio. Quizás se fue, o quizás ha sido expulsado. Kate y Elliot están siendo indecentes en la pista de baile, Ethan y Paola no tanto. Tomo otro sorbo de champagne.

Christopher: Toma. —Chris pone otro vaso de agua ante mí y me mira intensamente. Su expresión es expectante. Hago lo que dice.

Tn: ¿Qué pasa si hubiera habido prensa aquí? —pregunto. Christopher sabe inmediatamente que me refiero al gigante rubio:

Christopher: Tengo caros abogados —dice fríamente, todo arrogancia personificada. Le frunzo el ceño.

Tn: Pero no estás por encima de la ley, Christopher. Tenía la situación bajo control.

Christopher: Nadie toca lo que es mío —dice con fría firmeza, como si no hubiera visto lo obvio. Oh... Tomo otro sorbo de mi champagne. De repente me siento abrumada. La música es ruidosa, pulsante, mi
cabeza y mis pies están adoloridos, y me siento mareada. Agarra mi mano.  — Ven, vamos. Quiero llevarte a casa —dice—. Kathe y Elliot se nos unirán.

Kathe: ¿Se van? – pregunta Kate y su voz está esperanzada.

Christopher: Sí —dice Chris.

Kathe: Bien, iremos con ustedes. — Mientras esperamos en el almacén de abrigos a que Christopher traiga mi gabardina, Kathe me interroga. —- ¿Qué ha pasado con el chico en la pista de baile?

_____________________
BUENAAAAAAAS NOCHES BEBES❤️

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora