Capítulo 88.

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Austin: Este bien, Tn, igual... pero todo bien. —Alivio inunda mi sistema. Sin noticias son buenas noticias.—¿Nos vemos mañana, chica del cumpleaños?

Tn: Por supuesto. Vamos a estar aquí. — Austin mira a Christopher rápidamente y luego rápidamente me abraza.

Austin: Mañana.

Tn: Buenas noches, Austin.

Christopher: Adiós, Austin.—dice Chris. Austin asiente y camina por el pasillo—. Todavía está loco por ti —dice Christopher en voz baja.

Tn: No, no lo está. E incluso si lo está... —Me encojo de hombros, porque ahora no me importa.
Christopher me da una sonrisa tensa, y se derrite mi corazón. —Bien hecho —murmuro. Frunce el ceño.—Por no echar espuma por la boca. —-Me mira boquiabierto, herido, pero divertido, también.

Christopher: Nunca he echado espuma. Vamos a ver a tu padre. Tengo una sorpresa para ti.

Tn: ¿Sorpresa? —Mis ojos se abren en alarma.

Christopher: Ven. —Chris toma mi mano, y empujamos para abrir las puertas dobles de la sala.
De pie en el extremo de la cama de Ray esta Grace, en profunda discusión con Crowe y un segundo médico, una mujer que no he visto antes. Al vernos, Grace sonríe. Oh, gracias a Dios.

Grace: Christopher. —Ella besa su mejilla, y luego se vuelve hacia mí y me toma en su cálido abrazo.—Tn. ¿Cómo estás?

Tn: Estoy bien. Es mi padre el que me preocupa.

Grace: Está en buenas manos. La doctora Sluder es una experta en su campo. Estudiamos juntas en la Universidad de Yale.

Doctora: Sra. Vélez. —La Dra. Sluder me saluda muy formal. Ella es de cabello corto y delicado, con una tímida sonrisa y un acento sureño suave—. Como el médico de cabecera de su padre, me complace decirle que todo va por buen camino. Sus signos vitales son estables y fuertes. Tenemos toda la fe en que él va a tener una recuperación completa. El edema cerebral se ha detenido, y muestra signos de disminución. Esto es muy alentador después de un tiempo tan corto.

Tn: Esas son buenas noticias —murmuro. Ella sonríe con gusto.

Doctora: Lo son, Sra. Vélez. Estamos cuidando muy bien de él. Me alegro de verte de nuevo, Grace. —Grace sonríe.

Grace: Igualmente, Lorraina.

Doctora: Dr. Crowe, dejemos que esta buena gente visite al señor ————. —Crowe sigue a la Dra. Sluder a la salida.

Miro hacia Ray, y por primera vez desde su accidente, me siento más optimista. La Dra. Sluder y las palabras amables de Grace han reavivado mi esperanza. Grace toma mi mano y la aprieta suavemente.

Grace: Tn, cariño, siéntate con él. Habla con él. Está todo bien. Voy con Christopher a la sala de espera.
—Asiento con la cabeza. Christopher sonríe en consuelo, y él y su madre me dejan con mi amado padre durmiendo plácidamente con la nana de su ventilador y el monitor cardiaco.
.......

Me deslizo la camisa blanca de Christopher y me meto en la cama.

Christopher: Luces más brillante —dice Chris con cautela, mientras él se pone su pijama.

Tn: Sí. Creo que hablar con la Dra. Sluder y tu madre hizo una gran diferencia. ¿Le pediste a Grace que viniera aquí? — Christopher se desliza en la cama y me tira en sus brazos, girándome de espaldas a él.

Christopher: No. Quería venir y comprobar a tu padre por ella misma.

Tn: ¿Cómo lo supo?

Christopher: La llamé esta mañana. —Oh. —Nena, estás exhausta. Deberías dormir.

Tn: Hmm —murmuro de acuerdo. Tiene razón. Estoy tan cansada. Ha sido un día muy emotivo. Estiro mi cabeza alrededor y lo miro. ¿No vamos a hacer el amor? Y me siento aliviada. De hecho, él ha tenido un enfoque totalmente manos-fuera conmigo todo el día. Me pregunto si debería alarmarme, voy a pensar en ello mañana. Me vuelvo y me acurruco contra Christopher, envolviendo mi pierna sobre la suya.

Christopher: Prométeme algo —dice en voz baja.

Tn: ¿Hmm? —Es una pregunta que estoy demasiado cansada para articular.

Christopher: Prométeme que vas a comer algo mañana. Puedo casi tolerar que uses la chaqueta de otro hombre sin echar espuma por la boca, pero, Tn... debes comer. Por favor.

Tn: Hmm —consiento. Besa mi cabello—. Gracias por estar aquí —murmuro, y soñolienta beso su pecho.

Christopher: ¿Dónde más podría estar? Quiero estar donde quiera que estés, Tn. Estar aquí me hace pensar en lo lejos que hemos llegado. Y la primera noche que dormí contigo. Qué noche aquella. Te observe durante horas. Eras sólo... perfecta —espira.
Sonrío contra su pecho. —Duerme —murmura, y se trata de una orden. Cierro los ojos y voy a la deriva.

Me muevo, abriendo los ojos a una brillante mañana de septiembre. Cálida y cómoda entre sábanas limpias y sedosas, me tomo un momento para orientarme y me abruma una sensación de déjà vu. Por supuesto, estoy en el Heathman.

Tn: ¡Mierda! ¡Papá! —digo en voz alta, sintiendo con un desgarrador aumento de aprensión aferrarse a mi corazón para recordarme el motivo de mi visita a Portland.

Christopher: Hey —Chris está sentado en la cama. Acaricia mi mejilla con sus nudillos, calmándome de inmediato—. Llamé a Terapia Intensiva esta mañana. Ray pasó una buena noche. Todo está bien —dice reconfortantemente.

Tn: Oh Dios, gracias —murmuro, sentándome. Se inclina y presiona un beso en mi frente.

Christopher: Buenos días Tn—susurra y besa mi sien.

Tn: Hola —murmuro. Está levantado y lleva una camiseta negra con pantalones azules.

Christopher: Hola —responde, con una mirada suave y cálida—. Quiero desearte un feliz cumpleaños. ¿Eso te parece bien? — Le sonrío tentativamente y acaricio su mejilla.

Tn: Por supuesto. Gracias. Por todo. —Frunce el ceño.

Christopher: ¿Todo?

Tn: Todo. — Se ve momentáneamente confundido, pero pronto su mirada se agranda con anticipación.

Christopher: Toma. —Me pasa una pequeña y exquisitamente envuelta cajita con una diminuta tarjeta. A pesar de la preocupación que siento por mi padre, siento la emoción de Christopher, y es contagiosa. Leo la carta.

      "Por todos nuestros primeros en el primer cumpleaños de mi amada esposa.
Te amo. C x."

Oh Dios. ¿Qué tan dulce es eso?

Tn: Te amo, también —murmuro, sonriéndole.
Sonríe.

Christopher: Ábrelo. —Desenvolviendo el papel cuidadosamente para no romperlo, encuentro una hermosa caja de cuero roja. Cartier. Me es familiar, gracias a los pendientes de la segunda oportunidad y mi reloj. Cuidadosamente abro la caja para descubrir un delicado brazalete de dijes de plata, o platino u oro blanco, no lo sé, pero es absolutamente encantador. Unidos hay varios dijes: una Torre Eiffel, un taxi negro de Londres, un helicóptero, un planeador, el Soaring, un catamarán, The Grace, una cama, ¿y un cono de helado? Lo miro, perpleja.

Tn: ¿Vainilla? —se encoge de hombros a modo de disculpa, y no puedo evitar reír. Por supuesto.
—Christopher, esto es hermoso. Gracias. Es lo mejor.
Sonríe. Mi favorito es el corazón. Es un relicario.

Christopher: Puedes poner una foto de lo que quieras allí.

Tn: Una foto de ti. —Lo miro a través de mis pestañas—. Siempre en mi corazón.
Sonríe con su hermosa y destrozadoramente tímida sonrisa.

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Hola, pues aquí yo de nuevo🤭

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora