Capítulo 45.

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Cuando despierto antes de que la alarma suene a la mañana siguiente, Christopher está envuelto alrededor mío como hiedra, su cabeza sobre mi pecho, su brazo alrededor de mi cintura y su pierna entre las mías y está en mi lado de la cama. Siempre es igual, si peleamos la noche anterior, así es como él termina, enroscado a mi alrededor, elevando mi temperatura y poniéndome molesta. Oh, Diablo. Está tan necesitado en cierto modo. ¿Quién lo hubiera pensado? Delicadamente, acaricio su cabello más corto y la melancolía retrocede. Él se retuerce y sus ojos somnolientos encuentran los míos. Pestañea un par de veces a la vez que despierta.

Christopher: Hola bella —murmura y sonríe.

Tn: Hola. —Amo despertar con esa sonrisa.
Él acaricia mis pechos con su nariz y canturrea apreciativamente en lo profundo de su garganta. Su mano viaja hacia abajo por mi cintura, rozando el fresco satén de mi camisón.

Christopher: Qué bocado tentador eres —murmura—. Pero, tan tentadora como eres —echa un vistazo al despertador—, tengo que levantarme. —Se estira, desenredándose de mí y se levanta. Yo me recuesto, pongo las manos detrás de la cabeza y disfruto del show: Christopher desvistiéndose para ir a la ducha. Es perfecto. No cambiaría un cabello de su cabeza.

Christopher: ¿Admirando la vista, Sra Vélez? —Christopher arquea una ceja sardónica en dirección a mí.

Tn: Es una vista excelente, Sr. Vélez.

Él sonríe y me lanza los pantalones de su pijama de forma que casi aterrizan en mi rostro, pero los atrapo a tiempo, riendo como una colegiala. Con una sonrisa malvada, arranca el cobertor, pone una rodilla sobre la cama y toma mis tobillos, tirándome hacia él de forma que mi camisón se sube. Chillo y él se arrastra sobre mi cuerpo, regando pequeños besos en mi rodilla, mi muslo... mi... oh... ¡Christopher!
...

Sra J: Buenos días, Sra Velez—me saluda la Sra. Jones. Me ruborizo, avergonzada al recordar su encuentro con Mauricio la noche anterior.

Tn: Buenos días —respondo mientras me entrega una taza de té. Me siento en la silla alta junto a mi esposo, quien luce simplemente radiante.

Christopher: ¿Cómo está, Sra Vélez? —pregunta él con los ojos cálidos.

Tn: Creo que lo sabe, Sr Vélez —Lo miro a través de mis pestañas. Él sonríe satisfecho.

Christopher: Come —ordena—. No comiste ayer.

Tn: Eso es porque estabas siendo un idiota.

La Sra. Jones deja caer algo que retumba en él lavamanos, haciéndome saltar. Christopher no parece notar el ruido. Ignorándola, me mira imperturbable.

Christopher: Idiota o no... come. —Su tono es serio. No hay discusión con él.

Tn: ¡De acuerdo! Estoy tomando la cuchara, comiendo granola —murmuro como una adolescente malhumorada. Tomo el yogurt griego y pongo un poco en el cereal, seguido por un puñado de arándanos. Echo un vistazo a la Sra. Jones y ella encuentra mi mirada. Sonrío y ella responde con su propia sonrisa cálida. Me ha dado mi desayuno preferido, el mismo que me fue presentado en nuestra luna de miel.

Christopher: Puede que tenga que ir a Nueva York más adelante en la semana. —El anuncio de Christopher interrumpe mi pensamiento.

Tn: Oh.

Christopher: Significa que pasaré la noche allí y quiero que vengas conmigo.

Tn: Christopher, no tengo tiempo libre. — Él me da su mirada que dice "oh, ¿en serio? Pero yo soy el jefe". Suspiro. —Sé que eres el dueño de la compañía, pero he estado lejos durante tres semanas. Por favor. ¿Cómo esperas que dirija el negocio si nunca estoy allí? Estaré bien aquí. Asumo que llevarás a Mauricio contigo, pero Sawyer y Ryan estarán aquí... —Me detengo, porque Christopher me está sonriendo—. ¿Qué? —digo secamente.

Christopher: Nada. Sólo tú —dice. Frunzo el ceño. ¿Se está riendo de mí? En ese momento un pensamiento desagradable aparece en mi mente.

Tn: ¿Cómo vas a ir a Nueva York?

Christopher: En el avión de la compañía, ¿por qué?

Tn: Bueno, me alegra que esté casi arreglado, pero... —me detengo. ¿Puedo contarle lo nerviosa que estaré la próxima vez que vuele?

Christopher: ¿Qué? —pregunta mientras termina su omelet. Me encojo de hombros. —¿Tn? —dice, con más firmeza.

Tn: Yo sólo... ya sabes. La última vez que volaste en él... pensé, todos pensamos, que tú... —No puedo terminar la oración y la expresión de Christopher se suaviza.

Christopher: Ey. —Extiende la mano para acariciar mi rostro con el reverso de sus nudillos—. Eso fue sabotaje. —Una oscura expresión cruza su rostro, y por un momento me pregunto si sabe quién fue responsable.

Tn: No soportaría perderte —murmuro.

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¡Gracias! Ah todas por apoyarme enserio me hicieron sentir súper bien y súper querida, algo que nunca imaginé fue encariñarme tanto con ustedes y con esta plataforma💖 me encanta estar aquí escribiéndoles y que ustedes me demuestren cuanto les gusta, se ganaron un pedacito en mi corazón las amo❣️

- Su señora J Vélez💋

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora