Capítulo 64.

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Subo a coche y me dirijo al asiento doble en la parte trasera y nos sentamos. Me acurruco junto a
Christopher, y él pone su brazo sobre la parte trasera de mi asiento.

Christopher: ¿Cómoda? —murmura mientras Paola y Ethan ocupan el asiento frente a nosotros.

Tn: Sí. —Sonrío y él besa mi frente. Y por alguna incomprensible razón hoy me siento tímida con él. ¿Por qué? ¿Por lo de anoche? ¿Por qué tenemos compañía? No puedo definirlo. Elliot y Kathe se nos unen finalmente mientras Mauricio abre la compuerta levadiza para guardar el equipaje. Cinco minutos después, estamos en camino. Miro por la ventana mientras nos dirigimos hacia Aspen. Estamos en el lugar donde viven los ricos y famosos y tengo una casa aquí apenas puedo creerlo ¿Qué he hecho para merecer este estilo de vida? No he hecho nada, nada excepto querer venderle mi alma al diablo y enamorarme de él.

Ethan: ¿Has estado antes en Aspen, Tn? — se gira y me pregunta, sacándome de mi pensamiento.

Tn: No, primera vez. ¿Tú?

Ethan: Kathe y yo solíamos venir mucho cuando éramos adolescentes. Papá es un entusiasta esquiador. Mamá menos.

Tn: Tengo la esperanza de que mi esposo me enseñe a esquiar. —Le doy una mirada a mi hombre.

Christopher: No cuentes con eso —murmura Christopher.

Tn: ¡No seré tan mala!

Christopher: Podrías romperte el cuello. —Su sonrisa se ha ido. Oh. No quiero discutir y amargar su buen humor, así que cambio de tema.

Tn: ¿Hace cuánto tienes este lugar?

Christopher: Casi dos años. Ahora también es tuyo, Mi amor —dice suavemente.

Tn: Lo sé —susurro sonriéndole, beso su mandíbula y me acurruco una vez más contra su costado oyéndolo reír y bromear con Ethan y Elliot. Paola interviene de vez en cuando, pero Kathe está en silencio, y me pregunto si está meditando sobre Jack Hyde u otra cosa. Luego lo recuerdo. Aspen... la casa de Christopher aquí fue rediseñada por Gia Matteo y reconstruida por Elliot. Me pregunto si eso es lo que preocupa a Kate. No puedo preguntarle delante de Elliot, dada su historia con Gia.

Tn:¿Por qué escogiste Aspen? —le pregunto.

Christopher: ¿Qué? —Me mira con curiosidad.

Tn: Para comprar una casa.

Christopher: Mamá y Papá solían traernos aquí cuando éramos niños, aprendí a esquiar aquí, y me gusta el lugar espero que a ti también... de lo contrario, venderemos la casa y escogeremos otro lugar. ¡Tan simple como eso! — Pone un mecho de mi cabello detrás de mi oreja. —Estás hermosa hoy —murmura y me besa, un beso tierno, dulce y amoroso.

Tn: ¿Qué sucede? —pregunto mientras tomamos una curva.

Christopher: Espero que te guste —dice quedamente—. Llegamos — Finalmente Mauricio se detiene frente a una impresionante casa.  — Hogar —articula hacia mí mientras nuestros huéspedes comienzan a salir de la van.

Tn: Parece bonita.

Christopher: Ven a ver —dice emocionado, aunque ansioso. Paola sube las escaleras corriendo hacia donde una mujer está de pie en la entrada. Es pequeña y su cabello oscuro está manchado con gris. Paola lanza los brazos alrededor de su cuello y la abraza con fuerza.

Tn: ¿Quién es? —pregunto mientras Christopher me ayuda a salir de la van.

Christopher: La Sra. Bentley. Vive aquí con su esposo. Cuidan el lugar.

Oh, Dios... ¿más personal? Paola está haciendo presentaciones, Ethan; luego Kate. Elliot también abraza a la Sra. Bentley. Mientras Mauricio descarga la van, Christopher toma mi mano y me lleva hasta la puerta del frente.

Sra. B: Bienvenido de vuelta, Sr Vélez. —Sonríe

Christopher: Carmella, ésta es mi esposa, Tn—dice Chris orgullosamente. Su lengua acaricia mi nombre, haciendo que mi corazón tartamudee.

Sra. B: Sra Vélez. —La Sra. Bentley asiente en un respetuoso saludo. Extiendo la mano y nos saludamos. No es sorpresa para mí que sea más formal con Christopher que con el resto de la familia. — Espero que hayan tenido un vuelo placentero. Se supone que el clima estará bien todo el fin de semana, aunque no estoy segura. —Mira las oscuras nubes detrás de nosotros—. El almuerzo estará listo cuando lo deseen. —Sonríe de nuevo, sus oscuros ojos centellando, y me siento cómoda con ella inmediatamente.

Christopher: Ven. —Chris me toma en brazos y me levanta.

Tn: ¿Qué estás haciendo? —chillo.

Christopher: Cargándola por otro umbral, Sra Vélez —Sonrío mientras me carga hasta el ancho vestíbulo, y luego de un breve beso, me deja suavemente en el suelo de madera.

Kathe silba con fuerza. —Bonito lugar.

Christopher: ¿Recorrido? —me pregunta Christopher, y lo que fuera que estuviera en su mente sobre Paola e Ethan se ha ido. Irradia emoción, ¿o es ansiedad? Es difícil decirlo.

Tn: Claro. —Una vez más estoy abrumada por la riqueza. ¿Cuánto costó este lugar? Christopher frunce el ceño pero toma mi mano, llevándome a través de varios cuartos. Hay una impresionante bodega de vinos, y una mesa de billar. Quedo boquiabierta ante ella y Christopher me ve.

Christopher: ¿Quieres jugar? —pregunta, un malvado brillo en su ojo. Sacudo la cabeza negando, y su ceño se frunce una vez más. Tomando mi mano una vez más, me lleva al primer piso. Hay cuatro cuartos arriba, cada uno con un baño privado.
La habitación principal es otra cosa. La cama es inmensa, más grande que la cama en casa, y tiene en frente un enorme ventanal que da una panorámica de Aspen y las verdes montañas.

Christopher: Ésa es la montaña Ajax... o la montaña Aspen, si prefieres —dice Christopher, mirándome con cautela. Está de pie en la entrada, los pulgares metidos en las presillas de sus jeans negros.
Asiento. —Estás muy callada —murmura.

Tn: Es hermoso, Christopher. —Y de repente, ardo con deseos de volver a nuestro departamento. En cinco largos pasos está frente a mí, tirando de mi barbilla, y liberando mi labio inferior  de mis dientes.

Christopher: ¿Qué sucede? —pregunta, sus ojos examinándome.

Tn: Eres muy rico.

Christopher: Sí.

Tn: A veces, simplemente me toma por sorpresa lo rico eres.

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora