Capítulo 21.

3.7K 187 14
                                    

Christopher está cantando bajito para sí mismo mientras toca el piano. Se hace el silencio mientras todos nos esforzamos por escuchar su suave voz musical, yo le he oído cantar antes, ¿ellos no? Se para de repente al darse cuenta del silencio que se ha apoderado de la habitación. Kathe me mira inquisitiva y yo me encojo de hombros. Christopher se gira en la banqueta y frunce el ceño, avergonzado al percatarse de que es el centro de atención.

Grace:Sigue —le anima su mamá—. Nunca te había oído cantar, Christopher. Nunca. —Lo está mirando con verdadero asombro.

Él la mira como ausente desde la banqueta del piano y, después de un momento, se encoge de hombros.
Desvía su mirada nerviosamente hacia mí y luego hacia las cristaleras. El resto de las personas de la habitación empiezan a charlar y yo me quedo observando a mi marido. Grace me distrae al cogerme las manos y después sin previo aviso, darme un abrazo.

Grace: ¡Oh, querida! Gracias, ¡gracias! —me susurra de forma que solo yo puedo oírla. Eso me produce un nudo en la garganta.

Tn:Mmm… —Yo también la abrazo aunque no sé muy bien por qué me está dando las gracias. Grace sonríe con los ojos llenos de lágrimas y me da un beso en la mejilla. ¿Qué habré hecho?

Grace: Voy a preparar un té —me dice con voz quebrada por las ganas de llorar. Me acerco a Christopher, que ahora está de pie mirando por las cristaleras.

Tn:Hola.

Christopher:Hola. —Me rodea la cintura con el brazo y me atrae hacia él. Yo le meto la mano en el bolsillo de atrás
del pantalón y ambos contemplamos la lluvia que cae afuera. --¿Te encuentras mejor?.

Tn: Si amor, realmente sabes cómo provocar el silencio en una habitación.

Christopher:Es que lo hago muy a menudo —me dice y sonríe.

Tn:En el trabajo sí, pero no aquí.

Christopher:Cierto, aquí no.

Tn:¿No te habían oído cantar nunca? ¿Jamás?

Christopher:Parece que no —dice cortante—. ¿Nos vamos?

Le observo para intentar saber de qué humor está. Su mirada es tierna y cálida, un poco desconcertada. Decido cambiar de tema.

Tn:¿Que aremos esta noche? —le susurro y de repente siento mariposas en el estómago. Tal vez eso sea lo que
necesito, lo que he estado echando de menos.

Christopher:No quiero hacerte daño, pero no me importa jugar. --Miro nerviosamente a nuestro alrededor, pero nadie puede oírnos.—Solo si se porta usted mal, señora Vélez —me dice al oído.

Tn:Ya se me ocurrirá algo —le aseguro con una sonrisa.
Después de despedirnos nos dirigimos al coche.

Christopher:Toma. —Chris me tira las llaves del R8—. No me lo abolles o me voy a enojar mucho —añade con
toda seriedad. Se me seca la boca. ¿Me va a dejar conducir su coche?

Tn:¿Estás seguro? —le pregunto perpleja.

Christopher:Sí. Y aprovecha antes de que cambie de idea.

Me parece que no he sonreído tanto en mi vida. Él pone los ojos en blanco y me abre la puerta del conductor para que pueda entrar. Presionó el acelerador antes de que el entre al carro, así que se apresura a entrar.

Christopher:Ansiosa, ¿eh, señora Vélez? —pregunta con una sonrisa mordaz.

Tn:Mucho.

Salgo del aparcamiento marcha atrás lentamente y giro para enfilar la salida de la casa. Consigo no calarlo, lo que me sorprende incluso a mí. Vaya, qué sensible está el embrague. Cuando me acerco a la salida, veo por el retrovisor que Sawyer y Ryan suben al Audi. No sabía que nuestra seguridad nos había
acompañado hasta allí. Me paro antes de incorporarme a la carretera principal.

Tn:¿Estás seguro de verdad?

Christopher:Sí —dice Chris tenso, lo que me indica que no está nada seguro. Oh, mi pobrecito Diablo… Quiero reírme de él y de mí; estoy nerviosa y entusiasmada. Una pequeña parte de mí quiere perder a Sawyer y a Ryan solo por diversión. Compruebo que no viene nadie y al fin entro en la carretera con el R8. Christopher se revuelve en el asiento por la tensión y yo no puedo resistirme. La carretera está vacía. Piso el acelerador y salimos disparados hacia delante.

Christopher:¡Hey! ¡Tn! —grita Chris—. Frena un poco… Nos vas a matar.

Tn:Perdón —murmuro intentando parecer arrepentida, aunque no lo consigo. Christopher se ríe para ocultar su alivio, creo.

Christopher:Bueno, eso cuenta como mal comportamiento —dice como que no quiere la cosa. Yo reduzco aún más
la velocidad.

Miro por el retrovisor. No hay señales del audi, solo se ve un coche oscuro con los cristales tintados detrás de nosotros. Me imagino a Sawyer y a Ryan nerviosos, intentando frenéticamente llegar hasta nosotros y no sé por qué eso me divierte. Pero como no quiero provocarle un ataque al corazón a mi marido, decido portarme bien y conducir tranquilamente, con una confianza creciente, hacia el puente.

_______________
¡Hey,hey, heeeeey!
Que onda bebeeees, Gracias por leer mi novela de verdad y por todos sus votos❤❤❤❤

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora