Capítulo 81. Maraton (6/20)

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Leila: Sí —dice ella, su voz es apenas audible.

Christopher: ¿Qué está haciendo Susannah en la recepción?

Leila: Vino conmigo. —Él desliza su mano por su cabello, mirándola fríamente.

Tn: Christopher, por favor —le ruego—. Leila solo quería darte las gracias. Eso es todo. —Me ignora, concentrando su rabia en Leila.

Christopher: ¿Te quedaste con Susannah mientras estabas enferma?

Leila: Sí.

Christopher: ¿Sabía ella lo que estabas haciendo mientras te quedabas con ella?

Leila: No. Ella estaba de vacaciones. —Él se frota el labio inferior con su dedo índice.

Christopher: ¿Por qué necesitas verme? Sabes que deberías dirigir cualquier petición a Flynn. ¿Necesitas algo? —Su tono se ha suavizado, quizá una fracción. Leila desliza su dedo a lo largo de la mesa una vez más. ¡Deja de acosarla, Christopher!

Leila: Tenía que saberlo. —Y por primera vez ella levanta la mirada directamente a él.

Christopher: ¿Saber qué? —espeta.

Leila: Que estás bien. —Se queda boquiabierto.

Christopher: ¿Que estoy bien? —se burla, incrédulo.

Leila: Sí.

Christopher: Estoy bien. Ahí está, pregunta respondida. Ahora Mauricio te llevará a Sea- Tac para que puedas regresar a la Costa Este. Y si das un paso al oeste de Misisipi, todo se acaba. ¿Entiendes?— Joder... ¡Christopher ! Me quedo boquiabierta. ¿Qué demonios lo está consumiendo? No puede confinarla a un lado del país.

Leila: Sí, entiendo —dice Leila calmadamente.

Christopher: Bien. —El tono de Christopher es más conciliatorio.

Tn: No sería conveniente para Leila volver ahora. Ella tiene planes, —protesto, indignada en su nombre. Christopher me mira con rabia.

Christopher: Tn—advierte, con voz helada—, esto no te incumbe. — Le frunzo el ceño. Claro que me concierne, ella está en mi oficina. Aquí debe haber algo más que esto, lo sé. Él no está siendo racional.
Es el diablo o ex diablo, me sisea mi subconsciente.

Tn: Leila vino verme a mí, no a ti. —murmuro malhumorada. Leila se vuelve a mí, con sus ojos increíblemente abiertos.

Leila: Tenía instrucciones, Señora Vélez. Y las desobedecí. —Mira nerviosamente a mi marido, y después a mí. —Éste es el Christopher Vélez que conozco —dice con un tono triste y melancólico. Christopher frunce el ceño hacia ella, mientras se evapora el aire de mis pulmones. No puedo respirar. ¿Christopher fue así con ella todo el tiempo? ¿Era así conmigo, al principio? Encuentro que es difícil recordar. Dándome una triste sonrisa, Leila se levanta de la mesa.

Leila: Me gustaría quedarme hasta mañana. Mi vuelo es a mediodía —dice ella tranquilamente a Christopher.

Christopher: Tendré a alguien buscándote a las diez para llevarte al aeropuerto.

Leila: Gracias.

Christopher: ¿Estás donde Susannah?

Leila: Sí.

Christopher: De acuerdo.

Fulmino con la mirada a Christopher. Él no puede ordenarle así... y ¿cómo sabe dónde vive Susannah?

Leila: Adiós, Señora Vélez. Gracias por verme.—Estoy de pie y le ofrezco mi mano. Ella la toma agradecida y nos saludamos.

Tn: Adiós. Buena suerte —murmuro, porque no estoy segura de qué protocolo seguir para decir adiós a la ex-víctima o sumisa de mi marido. Ella asiente y se vuelve a él.

Leila: Adiós, Christopher.- Los ojos de Christopher se suavizan un poco.

Christopher: Adiós, Leila. —Su voz es baja—. El Dr. Flynn, recuerda.

Leila: Sí, Señor.— Abre la puerta para que salga, pero ella se detiene delante de él y mira hacia arriba. Tranquilo, la mira cautelosamente. —Me alegro de que seas feliz. Te lo mereces —dice y sale antes de que él pueda contestar. Él frunce el entrecejo detrás de ella, desconcertado y luego asiente hacia Mauricio, quien sigue a Leila hacia el área de recepción. Cerrando la puerta, Christopher me mira con incertidumbre.

Tn: Ni siquiera se te ocurra estar enfadado conmigo —siseo—. Llama a Claude Bastille y le sacas la mierda a patadas o ve a ver a Flynn.— Su boca se abre de pronto; está tan sorprendido por mi arrebato, que su frente se frunce aun más.

Christopher: Me prometiste que no harías esto. —Ahora su tono es acusatorio.

Tn: ¿Hacer qué?

Christopher: Desafiarme.

Tn: No, no lo hice. Dije que sería más considerada. Te dije que ella estaba aquí. Hice que Prescott la revisara y a tu otra pequeña amiga. Prescott estuvo conmigo en todo momento. Ahora has despedido a la pobre mujer,  cuando sólo estaba haciendo lo que le pedí. Te dije que no te preocuparas y aun así aquí estás. No recuerdo haber recibido ninguna bula papal decretando que no pudiera ver a Leila. No sabía que mis visitantes estaban sujetos a una lista censurada.—  Mi voz sube con indignación a medida que me caliento con mi causa. Christopher me observa, desconcertado una vez más. Después de un momento tuerce la boca.

Christopher: ¿Bula papal? —dice, divertido y se relaja visiblemente. Yo no estaba tratando de aclarar nuestra conversación. Sin embargo aquí está él sonriéndome irónicamente y eso me hace enfadar. El dialogo entre él y su ex fue doloroso de presenciar. ¿Cómo podía ser tan frío con ella? —¿Qué? —me pregunta, exasperado, mientras mi cara permanece decididamente sería.

Tn: Tú. ¿Por qué fuiste tan insensible con ella?.—Él suspira y se desplaza, paso a paso hacia mí y sentándose en la mesa.

Christopher: Tn—dice como si hablara con un niño—. Tú no lo entiendes. Leila, Susannah –todas ellas- eran un agradable y divertido pasatiempo. Pero eso es todo. Tú eres el centro de mi universo. Y la última vez que ustedes dos estuvieron juntas en una habitación, ella te estaba apuntando con un arma. No la quiero en ninguna parte cerca de ti.

Tn: Pero, Christopher, ella estaba enferma.

Christopher: Lo sé y sé que está mejor ahora, pero no voy a darle el beneficio de la duda nunca más. Lo que ella hizo fue imperdonable.

Tn: Pero tú simplemente fuiste un juguete en sus manos. Ella quería verte de nuevo y sabía que vendrías corriendo si ella venía a verme a mí.—
Christopher se encoge de hombros como si no le importara.

Christopher: No quiero que te corrompan con mi vieja vida.— ¿Qué?

Mi esposo...el diablo. (Christopher Vélez y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora