Para empezar...tuve que mirar tres veces el cielo para darme cuenta de que ya no estabas.
Te mire más de un segundo y me pareció toda una vida.
Te extrañó.
—Hola—lo salude.
El me miro respondiendo a mi saludo con una sonrisa.
—Es bueno que estés sano y salvo—sonrei.
Harry intento hacerlo, pero en su lugar sólo logró propiciar una mueca, luego bajo la mirada y tapó su cara con las manos.
Por un momento creí que lloraba, pero no podía ser posible, Harry había pasado por cosas tan fuertes sin derramar una sola lágrima y aunque parezca cruel no creía que lo hiciera por un hombre al cual no había terminado de conocer.
Pero entonces escuche un sollozo, Harry estaba llorando.
—Harry...—pose mi mano alrededor de el, lo sentí atraerse hacia mi sin descubrir su cara y así lo abrace con más comodidad.—¿Hay algo mas?.
Hablé despacio, trataba de ser casi comprensiva y amable, Harry asintió y dijo algo, pero fue inentendible Ya que sus manos cubrían parte de su boca.
—¿Perdon?...
Harry levantó la mirada de sus manos, sus ojos verdes llenos de lágrimas y su flequillo negro pegado a la frente a causa de su sudor, casi no se podía ver sus cicatriz y si no supiera que la tenía nisiquiera la hubiera notado.
—Hedwig—dijo.
Y entonces me di cuenta, el ave no había aparecido junto a él y tampoco estaba con Errol.
Sólo había una explicación.
—Hedwig...—repetí, más perdida en mi mundo que con los pies en la tierra.
—Está muerta—dijo seco y comenzó a llorar de nuevo—Esta muerta y no pude hacer nada para salvarla, soy un idiota—volvió a cubrir su cara para seguir llorando.
—Harry—le hablé pero el no me miro—Harry estoy segura de que la muerte de Hedwig no fue en vano, esa lechuza te amaba tanto, era mutuo y se que la extrañarás y esta bien, pero es el ciclo de la vida, está un momento contigo y otro se va.
Harry me miro.
—_____, no quiero ser grosero, pero creo... creo que quiero estar sólo por el momento.
Asenti tratando de no ofenderme y entenderlo, pensé por un momento en que sentiría yo si ceniza muriera y mi pecho se comenzó a sentir oprimido causandome ganas de llorar, con todo y mi melancolía me levanté del asiento, lo abrace y bese su mejilla.
—Si necesitas algo o alguien no dudes en llamarme.
El asintió como respuesta, regalandome está vez una sonrisa y me fui.
—¡Vaya!.
—¿Que pasa George?—pregunté.
—Oh, no es nada, es sólo, estaba pensando...
Preferí no interrumpirlo.
—Toma—me entregó lo que parecía ser una taza con algo dentro.
—¿Que es?.
—Fred se sentó a mi lado aún sin entregarme la taza—Vamos, tomala, ¿no me vas a dejar colgando o si?—sacudió un poco su mano incitandome a tomarla.
Me acerqué a la taza y la oli, parecía ser que era Te de algo, entonces la tome, ya en mi poder la volví a oler, acerque la taza a mi boca y absorbiendo su líquido pude darme cuenta de que era Te de manzana.
—¿Tu lo hiciste?.
—Si—dijo contento—¿Te gusto?.
—mmmmm... eh probado mejores.
—¿Que?
—Es broma Fred, me encantó, ¿pero porque?.
—Esque estoy haciendo una nueva poción, y no sabía en quien probarla.
Instintivamente escupi el te rápidamente.
—¡UNA POCION!.
Fred comenzó a carcajearse sin parar, me abrazó y dijo.
—Es sólo Te cariño.—y siguió riendo.
Preferí dejar el te en la mesa.
—¿No confías en mi?—su mirada inocente y sus lindos ojos me miraban con demencia.
—No, Fred.
El se encogió de hombros y se llevó la taza a la boca tomando lo que quedaba, después se levantó y fue a dejarla a la cocina.
—Fred aveces suele ser muy idiota—le dije a George.
El sonrió.
—Apuesto a que sería un gran novio.
Mire a la dirección a la que se había ido, realmente creo que si lo sería, era gracioso, lindo, bromista, además de inteligente y apuesto.
—Si, supongo que si.
—Pero no tanto como yo.—dijo engrandecido.
Volví mi mirada a él.
—Claro que no pequeño George de una oreja—apreté su mejilla—Eres el gemelo más guapo.
George alejo mi mano de su mejilla.
—¡Oh vamos!, dejame.
Aleje mi mano de el y volví mi mirada a Fred que ya volvía, esta vez con las manos vacías.
—Parece que Harry ah salido —me dijo—tal vez deberías ir con el.
Asenti, me levanté y lo seguí, Hermione y Ron me siguieron también, al salir lo vimos, estaba en el suelo parecía apretar tanto su cabeza y su cicatriz le dolía, lo sabía porque apretaba los dientes y se ponía rojo.
—¿Harry?—me acerqué a él, tome su hombro pero no parecía hacer caso.
—¡Harry!.—fue Hermione quien le hablo esta vez.
Entonces pareció recuperar la cordura, se puso en pie temblando en la oscuridad, aferrado a la verja del jardín, con el corazón acelerado y seguramente la cicatriz
todavía zumbando. Pasaron varios momentos antes de
que comprendiera que estabamos a su lado.
—Harry, vuelve a entrar a la casa, —susurró Hermione—. ¿Todavía estás pensando en marcharte?
—Si, tienes que quedarte, colega, —dijo Ron, palmeando a Harry en la espalda.
—¿Estás bien?—pregunte, lo suficiente cerca ahora para mirar a Harry a la cara—. ¡Tienes un aspecto horrible!
—Bueno... —dijo Harry temblorosamente—Probablemente mejor que el de Ollivander...
Cuando terminó de contarnos lo que había visto, Ron parecía consternado y Hermione categóricamente aterrorizada.
—¡Pero se suponía que había parado! Tu cicatriz... ¡se suponía que ya no hacía esto! No debes dejar que la conexión se abra de nuevo... ¡Dumbledore quería que cerraras tu mente!
Cuando él no replicó hablé yo.
—¡Harry, está tomando el Ministerio, los periódicos y la mitad del mundo mágico! ¡No dejes que se meta en tu cabeza también!.
—No lo haré, tranquilos.—se sentó de nuevo.—Al menos trataré.
Los tres nos sentamos junto a él.
—Parece que vienen cosas peores ¡eh!.
—Pero siempre hay algo bueno ¿no?.
—Siempre lo hay.