98.El dolor de una estrella.

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Las barreras siempre habían estado ahí. Solo que no habíamos querido verlas.

—El Señor Oscuro —murmuró Ollivander en un silencioso y temeroso tono— siempre había estado feliz con la varita que le construí...sí, pluma de fénix y trece pulgadas y media... hasta que descubrió la conexión de las varitas gemelas. Ahora busca otra, una varita más poderosa, como la única forma de conquistarte.

—Pero sabrá pronto, si es que todavía no lo sabe, que la mía esta dañada sin poder repararse —dijo Harry tranquilamente.

—¡No! —dijo Hermione pareciendo asustada— Él no podría saber eso, Harry, ¿Cómo podría...?

—Priori Incantatem —dijo Harry—Dejamos tu varita y la varita de espino en casa de Malfoy, Hermione. Si las examinan adecuadamente, haciéndolas recrear los hechizos que han hecho previamente, podrían ver que la tuya rompió la mía, verán que fallaste tratando de repararla, y se darán cuenta que he estado usando la varita de espino desde entonces.

El poco color que había ganado desde nuestra llegada se habia retirado de su rostro. Ron le echó a Harry una mirada reprobadora, y dijo:

—no nos preocupemos por eso ahora...

Pero el Señor Ollivander intervino.

—El Señor Oscuro ya no busca la Varita de Saúco solo para destruirle, Señor Potter. El está decidido a poseerla porque cree que lo hará realmente invulnerable.

—¿Y lo hará?.— pregunte aún llena de dudas.

—El propietario de la Varita de Saúco siempre debe temer el ataque —dijo Ollivander— pero la idea del Señor Oscuro de poseer la Varita Mortífera es, debo admitirlo, formidable.

—Usted... ¿Usted realmente piensa que esa varita existe, entonces, Señor Ollivander?—preguntó Hermione.

—Oh sí —dijo Ollivander— sí, es perfectamente posible seguir su curso a través de la historia. Hay espacios en blanco, por supuesto, y muy largos, donde desaparece de la vista, temporalmente perdida o escondida; pero siempre vuelve a surgir en la superficie. Tiene características certeramente identificables que aquellos instruidos en la sabiduría de las varitas reconocen. Se han escrito tratados, algunos de ellos oscuros, que yo y otros fabricantes hemos hecho nuestro objeto de estudio. Tiene el anillo de la autenticidad.

—Así que...¿usted no cree que pueda ser un mito o un cuento de esperanzadamente hadas? —preguntó Hermione

—No —dijo Ollivander— Si es necesario que pase mediante un asesinato, no lo se. La historia es sangrienta, pero eso puede ser simplemente debido al hecho de que es un objeto muy deseable, y despierta pasiones entre los magos. Inmensamente poderosa, peligrosa en las manos equivocadas, y un objeto increíblemente fascinante para todos aquellos que estudiamos el poder de las varitas.

—Sr. Ollivander —dijo Harry—Le contó al Innombrable que Gregorovitch tenía la Varita de Saúco, ¿no?.

Ollivander se puso, si era posible, todavía más pálido. Se veía fantasmagórico mientras tragaba saliva.

—¿Pero cómo... cómo hace...?

—Nunca presté atención a cómo lo se —dijo Harry, cerrando los ojos momentáneamente como si sintiera dolor o estuviese perdido en un recuerdo.

—Era un rumor, —susurró Ollivander—Un rumor, de hace muchísimos años, mucho antes que ustedes nacieran, creo que Gregorovitch mismo lo inició. Pueden ver cuan bueno sería eso para el negocio; ¡que él estaba estudiando y reproduciendo las cualidades de la Varita de Saúco!

—Sí, puedo verlo —dijo Harry. Se levantó— Sr. Ollivander, una última cosa, y luego le dejaremos descansar un poco. ¿Qué sabe usted sobre las Reliquias de la Muerte?

—Las... ¿las qué? —preguntó el fabricante de varitas, pareciendo completamente desconcertado.

—Las Reliquias de la Muerte.

—Lo siento no se de lo que me está hablando. ¿Es algo que se hace con las varitas?

Harry examinó la cara hundida por un momento y no sólo el, nosotros también lo hacíamos y creí que Ollivander no estaba actuando. No sabía nada sobre las Reliquias.

—Gracias —dijo Harry— Muchas gracias. Nos marcharemos ahora para dejarle descansar un poco.

Ollivander parecía afligido.

—¡Me torturó! —jadeó—La Maldición Cruciatus... no tienen idea...

Me estremecí al escuchar aquellas palabras, como si los recuerdos dolorosos cobraran vida y es que estaban tan vividos, tan sensibles y tan frescos que no podía quitarlos de mi cabeza ni de mi piel.

La tengo —dijo Harry— ciertamente la tengo— me miro de reojo— La tenemos. Por favor descanse un poco. Gracias por contarme todo esto.

Encabezó a Ron, a Hermione y a mi escaleras abajo. Harry les echó un fugaz vistazo a Bill, Fleur, Luna y Dean sentados en la mesa de la cocina, con tazas de té frente a ellos. Todos ellos alzaron la mirada hacia Harry cuando apareció en la puerta, pero simplemente les inclinó la cabeza y continuó hacia el jardín, con nosotros detrás de él. Harry caminó hacia el montículo rojizo de tierra que cubría el lugar de reposo de Dobby, mientras hacía cada vez más muecas de dolor, tratando de evitar que no nos diéramos cuenta.

—Gregorovitch tuvo la Varita de Saúco mucho tiempo atrás —dijo— Vi al Innombrable tratando de encontrarla.
Cuando la localizó, se encontró con que Gregorovitch ya no la tenía: le fue robada por Grindelwald. Cómo Grindelwald averiguó que Gregorovitch la tenía, no lo sé... pero si Gregorovitch fue tan estúpido de difundir el rumor, no pudo haber sido tan difícil.

Harry volvió a cerrar los ojos y a apretar la boca, después continuo.

—Y Grindelwald utilizó la Varita de Saúco para hacerse más poderoso. Y en la cima de su poder, cuando Dumbledore supo que era el único que podía detenerlo, se batió en duelo con Grindelwald y le ganó, tomando la Varita de Saúco.

—¿Dumbledore tenía la Varita de Saúco? —dijo Ron—Pero entonces... ¿dónde está ahora?

—En Hogwarts —dijo Harry, luchando por permanecer con nosotros en el borde del acantilado del jardín.

—¡Pero entonces, vamos! —dijo Ron con urgencia— ¡Harry, vamos y la obtendremos antes de que él lo haga!

—Es demasiado tarde para eso —dijo Harry. Agarrando su cabeza como si se le fuera a salir— Sabe dónde está. Está allí ahora.

—¡Harry! —dijo Ron furiosamente—¿Hace cuánto que lo sabes... por qué hemos estado perdiendo el tiempo? ¿Por qué hablaste con Griphook primero? Podíamos habernos ido... podríamos irnos todavía...

—No —dijo Harry, hincándose de rodillas en la hierba— Hermione está en lo cierto. Dumbledore no quería que la tuviera. No quería que la tomara. Quería que consiguiera los Horricruxes.

—¡La varita invencible, Harry! —gimió Ron ignorando por completo el dolor de Harry.

—No, se supone que yo... se supone que destruiré los Horrocruxes...

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora