117.Help.

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Había una flor que siempre llamaba mucho mi atención, porque a pesar de ser tan simple al mismo tiempo era tan bella.

–Bueno, si…

–Entonces te ayudaremos.
Los otros miembros del Ejercito de Dumbledore asentían, algunos con entusiasmo otros solemnemente. Un par de ellos se levantó de sus sillas para demostrar su disposición para entrar inmediatamente en acción.

–No lo entienden–dijo Harry. –No… no podemos decirlo. Debemos hacerlo… solos.

–¿Por qué? –preguntó Neville.

–Porque… -parecía necesitar ayuda– Dumbledore nos dejó una tarea a nosotros tres, –dijo cuidadosamente– y se supone que no debemos divulgarlo… quiero decir, deseaba que la hiciéramos nosotros, solamente nosotros tres.

–Nosotros somos su ejército –dijo Neville– El Ejército de Dumbledore. Estábamos todos juntos en esto, lo mantuvimos funcionando mientras ustedes cuatro se fueron por su cuenta…

–No ha sido exactamente un paseo por el campo, compañero, –dijo Ron.

–Nunca dije eso, pero no veo porque no pueden confiar en nosotros. Cada uno de nosotros ha estado luchando, y nos hemos visto forzados a venir aquí porque los Carrow nos estaban cazando. Todo el mundo aquí dentro ha probado su lealtad a Dumbledore… su lealtad a ti.

–Mira, –comenzó Harry, probablemente sin saber muy bien que iba a decir, pero no importó.

La puerta que daba al túnel se acababa de abrir detrás de él.

–¡Recibimos tu mensaje, Neville! ¡Hola a ustedes cuatro, pensé que podrían
estar aquí! Eran Luna y Dean. Seamus soltó un gran rugido de felicidad y corrió a abrazar a su mejor amigo.

–¡Hola, a todo el mundo! –dijo Luna alegremente– ¡Oh, es grandioso estar de vuelta!

–Luna, –dijo Harry distraído–, ¿Qué estás haciendo aquí? ¿Cómo supiste…?

–Yo la mande a buscar, –dijo Neville, sosteniendo el falso galeón–. Le prometí a Ginny y a ella que si aparecías se lo haría saber. Todos pensamos que si volvías, iba a significar la revolución. Que íbamos a derrotar a Snape y a los Carrow.

–Por supuesto que eso es lo que significa, –dijo Luna vivamente–. ¿No es así, Harry? ¿Lucharemos para expulsarlos de Hogwarts?

Sentí una presión, ellos de verdad estaban dispuestos y no había algo que nos impidiera permitirles ayudarnos.

–Escuchen –dijo Harry con un creciente sentimiento de pánico–. Lo siento, pero no he vuelto para eso. Hay algo que debemos hacer y después…

–¿Nos vas a dejar en este enredo –reclamó Michael Corner.

–¡No! –dijo Ron–. Lo que estamos haciendo beneficiará a todo el mundo al final, se trata de intentar librarnos de Ya-sabes-quien…

–¡Entonces déjenos ayudar! –dijo Neville enfadado–. ¡Queremos formar parte en ello!

Hubo otro ruido detrás de nosotros y Harry se giró. Pensé que se me paraba el corazón: Ginny estaba saliendo del agujero en la pared, siguiéndola de cerca venían Fred, George y Lee Jordan.

Sonreí como no lo había hecho en meses, no daba crédito a lo que veía, mis dos mejores amigos ahí parados casi frente a mi y sentía los pies pegados al suelo.

–Aberforth está un poco enfadado,– dijo Fred, levantando la mano en respuesta a varios gritos de bienvenida– Quiere dormir un poco, y su bar se ha convertido en una estación de trenes.

Entonces me miró y por un segundo apuesto a que sus pies también se sintieron pesados, los ojos de Fred se humedecieron y no pude moverme hasta sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo.

–¡Estas aquí!

–¡Es ella!, ¡Está bien! – George entraba recién y con un tropiezo corrió a unirse a nuestro abrazo.

El día de hoy había experimentado tantos sentimientos que pensaba habían dejado de existir hace mucho en mi ser.

Me sentía bien por un microsegundo ahí, aprisionada por cuatro brazos que podrían darme todas las ganas de vivir.

Harry se quedó con la boca abierta justo a mi lado. Detrás de Lee Jordan venía la antigua novia de Harry, Cho Chang. Le sonrió.

–Me llegó el mensaje, -dijo, sosteniendo en alto su propio galeón falso y avanzó para sentarse al lado de Michael Corner.

–¿Así que cual es el plan, Harry? –dijo George aún abrazandonos.

–No hay un plan, –dijo Harry, aún desorientado por la súbita aparición de toda esa gente

–Lo haremos a medida que vayamos progresando, ¿verdad? Esos son mis preferidos, –dijo Fred.

–¡Tienes que detener todo esto! –le dijo Harry a Neville–. ¿Para que les has pedido que volvieran? Esto es una locura…

–Vamos a luchar, ¿verdad? –dijo Dean, sacando su falso galeón–. ¡El mensaje decía que Harry había regresado, y que íbamos a luchar! Aunque tengo que conseguir una varita…

–¿No tienes varita? –comenzó Seamus.

Repentinamente Ron se volvió hacia Harry.

–¿Por qué no pueden ayudarnos?

–¿Qué?

–Pueden ayudar. –bajo la voz, para que nadie aparte de Hermione, que estaba parada entre los dos, lo escuchara, me separe un poco de los gemelos y me uní a ellos. –No sabemos donde está. Debemos encontrarlo rápido. No tenemos que decirles que es un Horrocrux.

–Creo que Ron tiene razón. Ni siquiera sabemos que es lo que estamos buscando, los necesitamos. –dije y como Harry no parecía muy convencido Hermione añadió.

–No tienes que hacerlo todo tú solo, Harry.

–Está bien, –dijo en voz baja–Ok, –gritó hacia la totalidad de la habitación, y todo ruido cesó: Fred y George, que habían estado gastando
bromas a aquellos que tenían más cerca, se quedaron en silencio y todos permanecían alerta, excitados.

–Hay algo que debemos encontrar,– dijo Harry–. Algo… algo que nos ayudara a derrotar a Ya-sabes-quien.

Está aquí en Hogwarts, pero no sabemos donde.

Puede haber pertenecido a Ravenclaw. ¿Alguien ha oído hablar acerca de un objeto como ese? ¿Por ejemplo, alguien ha visto algún objeto que llevara su águila?

Miro esperanzadamente hacia el pequeño grupo de Ravenclaws, a Padma, Michael, Terry y Cho, pero fue Luna, que estaba encaramada sobre el brazo de la silla de Ginny, la que contestó.

–Bueno, está su diadema perdida. Te hable sobre ello, ¿recuerdas Harry? ¿La diadema perdida de Ravenclaw? La que papá estaba tratando de duplicar.

–Si, pero la diadema perdida, -
–dijo Michael Corner, poniendo los ojos en blanco-, está perdida, Luna. Es lo malo.

–¿Cuándo se perdió? –preguntó Harry.

–Dicen que hace siglos, –dijo Cho–
El Profesor Filtwick dice que la diadema se desvaneció junto con la misma Ravenclaw. La gente la ha buscado, pero –apeló a su compañeros de Ravenclaw-. Nadie ha encontrado ni rastro de ella, ¿verdad?

Todos a sintieron.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora