97.La plenitud de un complemento.

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Cuando sonreí por última vez. Fue porque te estaba viendo y al mismo tiempo te estaba pensando.

Harry tomó a tientas la bolsa alrededor de su cuello y tomó las dos mitades de su varita rota.

—Señor Ollivander, necesito ayuda.

—Lo que sea, lo que sea,—dijo el fabricante de varitas débilmente.

—¿Puede repararla? ¿Es posible?—
Ollivander alzó una temblorosa mano, y Harry colocó las dos mitades apenas conectadas en su palma.

—Acebo y pluma de fénix —dijo Ollivander con voz trémula. —Once pulgadas. Agradable y flexible.

—Sí —dijo Harry—¿Puede...?

—No —susurró Ollivander— Lo siento, de verdad lo siento, pero una varita que ha sufrido este grado de daño no puede ser reparada de ninguna manera que conozca.

Harry no pareció decepcionarse, como si ya lo hubiera estado esperando. Volvió a coger las mitades de la varita y las volvió a colocar en la bolsa alrededor de su cuello. Ollivander se quedo mirando el lugar donde la varita rota había desaparecido y no dejó de mirar hasta que Harry tomó de su bolsillo las dos varitas que había traído de la casa de Malfoy.

—¿Puede identificar estas? —preguntó Harry.

Y pude ver la varita de Malfoy, sola sin su dueño, no me podía imaginar lo que estaba pasando ahora que no la tenía, seguro se sentía desnudo o tal vez estaba haciendo crecer más su odio hacia Harry.

El fabricante tomó la primera de las varitas y la sostuvo cerca de sus pálidos ojos, girándola entre sus dedos, flexionándola suavemente.

—nuez y nervio de dragón —dijo— Doce pulgadas y tres cuartos. Inflexible. Esta varita pertenecía a Bellatrix Lestrange.

—¿Y ésta?

Ollivander tomó la varita, la que no pude dejar de ver desde que Harry las había mostrado, era igual a Draco, neutra y misteriosa al mismo tiempo, la examinó de la misma forma.

—Espino y pelo de unicornio. Diez pulgadas justas. Moderadamente flexible. Esta era la varita de Draco Malfoy.

—¿Era? —repitió Harry—¿Acaso no sigue siento suya?

—Quizás no. Si tu la tomaste...

—...lo hice...

—...entonces puede ser tuya. Claro, la forma de ver las cosas depende mucho también de la varita en sí misma. En general, si una varita ha sido ganada, su lealtad cambiará.

Hubo un silencio en el cuarto, excepto por el distante rugir de las olas.

—Habla de las varitas como si tuvieran sentimientos —dijo Harry—Como si pudieran pensar por sí mismas.

Me pregunte si Draco se sentía solo sin su varita, solo o desnudó, tal vez incompleto.

Y si la varita tenía vida ¿también se sentia así?.

—La varita elige al mago —dijo Ollivander— Eso siempre ha sido obvio para los que hemos estudiado la sabiduría de las varitas.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora