75.¿Algo anda mal?

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De verdad que estaba deseando verlos, cruzar la colina y llegar hasta ustedes.

Harry se acercó a mi lado y también miró a la nada.

—Es Ginny.— le hable.

El asintió.

—Ella está ahí, por algún lado y yo sin poder verla.

—suspire— tan cerca y tan lejos.

Harry se apartó de la ventana y su mirada se deslizó sobre otro objeto peculiar situado en un aparador curvado y desordenado: un busto de piedra de una bruja hermosa pero de mirada adusta, que llevaba un tocado en la cabeza de lo más extraño. Dos objetos que parecían trompetillas doradas se curvaban en los extremos.
Un pequeño par de relucientes alas azules estaban pegadas a una cinta de cuero que recorría la parte superior de la cabeza, mientras una especie de rábano anaranjado estaba pegado a una segunda cinta alrededor de la frente.

—Miren esto —dijo Harry.

—Encantador —dijo Ron—. Estoy sorprendido de que no lo llevara a la boda.

Escuchamos cerrarse la puerta delantera, y un momento después, Xenophilius subió por la escalera en espiral y entró en la habitación, con sus delgadas piernas ahora en botas de goma, llevando una bandeja con tazas de distintos juegos y una tetera humeante.

—Ah, han visto mi invento preferido —dijo, poniendo la bandeja en brazos de Hermione y uniéndose a Harry al lado de la estatua—. Basado, de manera bastante adecuada, en la cabeza de la hermosa Rowena Ravenclaw. ¡«Una inteligencia sin límites es el mayor tesoro de los hombres»!. Estos son sifones de torposoplo... para eliminar todas las fuentes de distracción del área inmediata del pensador. Allí —señaló a las pequeñas alas—, una hélice de billywig, para provocar un sublime estado de ánimo. Finalmente —apuntó al rábano anaranjado—, la ciruela dirigible, para realzar la habilidad de aceptar lo extraordinario.— Xenophilius se dirigió de vuelta a la bandeja con el té, que Hermione había conseguido equilibrar de forma precaria sobre una de las mesas laterales atestada. —¿Puedo ofreceros una infusión de gurdirraíz? —dijo Xenophilius—. La fabricamos nosotros. —Cuando empezó a verter la bebida, que era tan morada como el zumo de remolacha, añadió—: Luna está más allá del Puente Inferior, está de lo más entusiasmada porque están aquí. No debería tardar demasiado, ha cogido casi todos los Plimpies necesarios para hacer sopa para todos. Siéntense y sírvanse azúcar.

—Ahora —apartó una pila de papeles en forma de torre de un sillón y se sentó, con las piernas con botas de goma cruzadas—, ¿cómo puedo ayudarte, señor Potter?

—Bueno —dijo Harry, mirando a Hermione, que asintió con ánimo—, es sobre el símbolo que llevaba alrededor del cuello en la boda de Bill y Fleur, señor Lovegood. Nos preguntábamos lo que significaba.

Xenophilius elevó las cejas.

—¿Te estás refiriendo al signo de las Reliquias de la Muerte?.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora