56.La boca del lobo.

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Ya no siento el querer salir de esto. Tal vez ya estoy acostumbrándome.

Era muy bello, un cartel muy bello, pero a mi no me nombraban, tal vez Dumbledore así lo había querido, tal vez todo era para protegerme.

Alrededor de las palabras había pequeños recados que brujas y magos habían dejado para "El niño que vivió", todos ellos  llenos de buenos deseos.

Algunos solamente habían firmado con sus nombres escritos con  Tinta Eterna; Otros habían grabado sus siglas en la madera.

Cada uno tenía algo importante y alentador que decir. Los más recientes de ellos brillaban intensamente sobre los grafittis mágicos de hacía dieciseis años, y todos decían cosas parecidas.

"Buena suerte, Harry, dondequiera que estés"

"¡Si lees esto Harry, que sepas que todos te apoyamos! Larga vida Harry Potter"

—¡No deberían haber escrito sobre el cartel! —dijo Hermione, indignada.
Pero Harry le sonrió y yo también.

Era hermoso presenciar un lugar que aún lleno de miseria y malos recuerdos resplandecía a la vista de todo aquel que creía en Harry. En mi hermano.

Y que orgullo ser parte de ello.

[...]

Lesia Bullock era la mujer más horrible, desquiciada y manipuladora del mundo. Y tenía a Blaise en sus manos.

No podía evitar sentir enojo cada vez que nos visitaba y le decía Bais.

Pero hasta ahora, llevaba tres días sin dar la cara y en ese tiempo aunque sentía cerca la destrucción del mundo. Estaba tranquilo, porque ella no estaba cerca.

—Me preguntó dónde estará Lesia.

—Si me la vuelves a nombrar te voy a patear Blaise.

—Hablas como un completo muggle, ¿que es eso de patearme?, ¿acaso no tienes varita?. — Blaise me miró divertido, sabia que solo le estaba viendo el doble sentido a sus palabras.

Hice una mueca de desagrado y respondí.

—No podrías con ella.

[...]

Mientras ellos hablaban mire a mi alrededor, sentí escalofríos al ver una figura contraecha cojeando senda arriba hacia nosotros, su silueta era marcada por las brillantes luces de la plaza distante.

Entrecerré los ojos tratando de agudizar mi vista y así poder verla mejor, pero ni así me fue posible y aunque era difícil de juzgar, deduje que la figura era una mujer. Se movía lentamente, posiblemente temiendo resbalar en la tierra nevada, seguí mirándola sin hablar, pues atraía tanto mi atención que no me preocupe por avisar. Su porte, su corpulencia, su forma de andar arrastrando los pies, todo daba la impresión de una edad extrema. Sin darme cuenta ya estábamos los 3 observando en silencio como se acercaba. Esperaba a  que fuera hacia alguna de las casas de campo junto a las que pasaba, pero sabía instintivamente que no lo haría.

Al fin se detuvo a unas pocas yardas de nosotros y simplemente se quedó ahí de pie en medio de la congelada carretera, frente a nosotros. No necesite el pellizco que Hermione me dio en el brazo. Así de cerca no había posibilidad de que esta mujer fuera muggle.

Estaba de pie contemplando una casa que habría sido completamente invisible para ella, si no fuera una bruja. Aun asumiendo que fuera una bruja, sin embargo, salir fuera en una noche así de fría simplemente para mirar unas viejas ruinas era un comportamiento extraño. Según todas las reglas de la magia normal, no obstante, no debería poder vernos ni a Hermione y ni a Harry ni a mi en absoluto. Sin embargo, con ella quieta y sin siquiera inmutarse frente a nosotros, tenía el extraño presentimiento de que sabía que estábamos allí  y también quiénes éramos. Justo cuando había llegado a esta inquietante conclusión, ella alzó una mano enguantada e hizo señas.

Hermione se acercó más a Harry bajo la Capa atrayéndome a mi también con su brazo presionando contra el de mío.

—¿Cómo lo sabe?

Sacudió la cabeza. La mujer hizo señas otra vez, más vigorosamente. Se me enchino la piel completamente y los escalofríos se intensificaron, se me ocurrían muchas razones para no obedecer la llamada, incluso pensé en tomarlos de las manos y salir corriendo junto a ellos, o ignorar que aquella mujer podía vernos, tal vez después se iría.

Sabia que no era un mortifago, pues de ser así en estos momentos estaríamos en una intensa batalla o muertos, aunque tenía sospechas acerca de su identidad y se intensificaban a cada instante que pasaba con ella mirándonos cara a cara en la calle desierta.

¿Era posible que nos hubiese estado esperando todos estos largos meses?
¿Que Dumbledore le hubiera dicho que nos esperara, y que al final vendríamos?  ¿No era más probable que fuera la que se había movido entre las sombras en el cementerio y nos había seguido hasta este lugar? Incluso su capacidad para sentirnos sugería algún poder típico de Dumbledore que nunca antes había conocido.

Finalmente Harry habló, haciendo que Hermione se quedase sin aliento y saltara, sentí a la gravedad atraerme más que antes al suelo, como si mis zapatos fueran de plomo y me impidieran moverme.

—¿Eres Bathilda?

La figura torpe asintió con la cabeza e hizo señas otra vez.

Bajo la capa Harry y Hermione se miraron, luego Hermione me miró a mi y. Harry arqueó las cejas; Hermione hizo una diminuta inclinación de cabeza, nerviosa.

Harry dio un paso hacia la mujer seguido de nosotras y, de inmediato, ella cambió de dirección y cojeó regresando por donde había venido.

Guiándonos junto a varias casas, se giró hacia una verja. La seguimos por el camino delantero a través de un jardín casi tan crecido como el que acabábamos de dejar. Ella tanteó un momento con una llave en la puerta principal, luego la abrió y retrocedió un paso atrás para dejarnos pasar.

Sentía aún mis pies pesados y una punzada en el pecho que me decía que no entráramos, pero habíamos venido aquí por ella. Debíamos hacerlo.

Apreté la mano de Hermione aún debajo de la capa de invisibilidad, la cual parecía ser inútil en estos momentos y me arme de valor.

No debía ser cobarde. Tenía que ser como ellos.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora