66.¿Salvador o salvado?.

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Aveces simplemente el odio llega al recordar lo estupida que es una persona.

Sentí una extremas ganas de llorar después de escuchar aquella voz que sin querer había estado extrañando todo este tiempo.

Retome las fuerzas de un sobrenatural lugar y temblando violentamente, me puso en pie tambaleante.

Harry parecía sentirse igual que yo, pues también se levantó seguramente lleno de vida.

Allí ante nosotros estaba Ron, completamente vestido pero empapado del todo, con el pelo aplastado sobre la cara, la espada de Gryffindor en una mano y el Horrocrux colgando de su cadena rota en la otra.

Que bello se veía, podía correr y abrazarlo por todo lo que lo extrañaba pero también podía ir y patearlo hasta verlo desear nunca haber nacido por habernos abandonado.

—¿Por qué demonios —jadeó Ron, sujetando en alto el Horrocrux, que se balanceaba adelante y atrás en la corta cadena en una especie de parodia de hipnosis— no te quitaste esta cosa antes de sumergirte?

Harry no respondió, me apreté al abrigo que Ron me había dado tratando de entrar en calor pero era inútil.

Temblando de frío Harry cogió la pila de ropa que todavía yacía al borde del agua y empezó a ponérsela, aunque no del todo, se acercó a mi y me entregó su suéter y otro pantalón que llevaba puesto sobre el pijama.

—Te ayudaré a ponértelos.

Con todo el frío dentro de mi cuerpo y la vergüenza negué.

—Y... yo.

—No puedes ni moverte.

Le quite la ropa de las manos.

—Volte... volteate... los... los dos.

Ron estaba en silencio y sin rechistar se volteó, Harry hizo lo mismo y entonces traté de mover mis congelados músculos, hasta que por fin logre quitarme la ropa mojada y ponerme la que Harry me había entregado.

Al terminar me volví a poner el abrigo y me apreté nuevamente logrando sentir al menos un poco más de calor.

—Listo.

Harry miraba a Ron, yo estaba esperando que hubiera desaparecido cuando le había perdido de vista, aunque tenía que ser real. Acababa de tirarse a la charca, había salvado la vida de Harry y la mía.

—¿Eras t-tú? —dijo Harry al fin, sus dientes castañeteaban, su voz era más débil de lo habitual dada a su casi-estrangulación.

—Bueno, si —dijo Ron, ligeramente confuso.

—¿Tú lanzaste esa cierva?

—¿Qué? ¡No, por supuesto que no! ¡Yo creía que habías sido tú!

—Mi patronus es un ciervo.

—Oh, si. Pensé que parecía diferente. Sin cornamenta.

Harry se puso la bolsita de Hagrid alrededor del cuello, poniéndose un último jersey, acercándose a recoger la varita de Hermione, y enfrentándose de nuevo a Ron.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora