67.El valiente vive...

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Quisiera saber en qué piensas... cuando tu vida está en peligro.

—Lo voy a abrir —dijo Harry— y tú lo golpeas. Directamente, ¿está bien? Por si lo que sea que haya dentro ofrece resistencia. El pedazo de Riddle del diario intentó matarme.

—¿Cómo vas a abrirlo? —preguntó Ron. Parecía aterrado.

—Voy a pedirle que se abra, en parsel —dijo Harry. La respuesta llegó tan fácilmente a sus labios que pensé que en el fondo siempre lo había sabido.

Mire a la S dibujada con brillantes piedras. Era fácil visualizarla como una minúscula serpiente, enroscada sobre la fría piedra.

—¡No! -dijo Ron. —¡No lo abras! ¡Lo digo en serio!

—¿Por qué no? —pregunté.

—Librémonos de esta maldita cosa, hace meses...

—No puedo, en serio... hazlo tú Harry o tu _____

—¿Pero por qué?— volví a preguntar.

—¡Porque esa cosa es mala para mí! —dijo Ron, retrocediendo lejos del guardapelo tendido sobre la roca— ¡No puedo con ello! No es una excusa, ya me gustaría, pero a mi me afecta más que a ustedes, me hizo pensar cosas... cosas que yo ya estaba pensando de todos modos, pero las hizo peor. No puedo explicarlo, y entonces me fui y volví a pensar con claridad, y entonces vas tú y me pones esa cosa asquerosa delante... ¡no puedo hacerlo, Harry!

Se había alejado, con la espada colgando a su costado, sacudiendo la cabeza.

—Puedes — le dije—¡puedes! Solo tienes que coger la espada, sé que se supone que tienes que ser tú quien la utilice. Por favor, librémonos de él, Ron.

Recordé todas las veces que el guarda pelo había hecho que ron se saliera de sus cabales y lo apático y amargardo que lo había vuelto, pero cuando había dicho que lo afectaba más que a los demás rectifiqué que efectivamente tenía que ser él quien lo destruyera.

El sonido de su nombre pareció actuar como un estimulante. Ron tragó, después, todavía respirando con dificultad a través de su larga nariz, volvió hasta la roca.

—Dime cuando.

Me emocioné repentinamente por la reacción de Ron. Después de todo sabía que no era un cobarde.

—A la de tres —dijo Harry, volviendo a mirar al guardapelo y entrecerrando los ojos, mientras el contenido del guardapelo se retorcía como un gallo de pelea atrapado.

—Uno...

—dos...

—tres... ábrete.

La última palabra llegó en forma de un siseo y un gruñido y las puertas doradas del guardapelo se abrieron con un pequeño chasquido.

Tras las dos ventanas de cristal de dentro parpadeaban unos ojos vivos, oscuros y hermosos como habían sido los ojos de Tom Riddle antes de volverse escarlatas y de pupilas como rajas.

—Golpea —dijo Harry, sujetando el guardapelo firme en la roca.

Ron alzó la espada entre sus manos temblorosas. Surgió un punto sobre los ojos que saltaban de un lado a otro, y Harry agarró el guardapelo firmemente, endureciéndose a sí mismo, me acerqué a ayudarlo porque parecía ser que en cualquier momento se liberaría.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora