92.Antes de que el señor tenebroso llegue.

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Aveces uno solo quiere morir.

—¡Nada!

—¡No la escuches!— me grito desde lejos.

—¡Ya me tienes cansada!

Apuntó a Draco con la varita y este solo espero con la mirada fija en su tía a que lo peor pasará.

—¡Bellatrix!— La madre de Draco se paró frente a ella— hay una forma de ver si la espada es real o no.— se volvió hacia Draco— Draco, vuelve a traer al duente, él puede decirnos si la espada es auténtica o no!— trataba simplemente de alejar a su hijo de las garras de Bellatrix

El hombre lobo soltó a Draco y este tembloroso limpio su cara, nos echó una mirada y caminó hacia la celda.

Después de un rato volvió con el duende.

Pero antes de que alguien pudiera decir algo, se escuchó un ruido en la selda, aquel ruido que antes había escuchado, el desaparecer de un elfo.

Una pizca de esperanza surco sobre mi.

Me sentía débil, demasiado, pero eso no me impedía sentirme feliz.

—¿Qué fue eso? —gritó Lucius Malfoy— ¿Escucharon eso? ¿Que fue ese ruido en la celda?

—¡Draco... no, llama a Colagusano! ¡Haz que vaya a comprobarlo!

Colagusano bajo algo tembloroso.

—¿Qué pasa, Colagusano? —gritó Lucius Malfoy arriba.

—¡Nada! —gritó— ¡Todo bien!.

Mire al pequeño duende frente a nosotras, con la mirada neutra tan solo perdida en la nada.

Entonces Bellatrix volvió a cortar mi brazo sin avisar causándome un gran susto lleno de dolor.

Grite tan fuerte que Hermione parecía despertar de su dolor, luego, volvió a apuntarla con la varita y la torturó de nuevo.

Esto parecía ser una fiesta para Bellatrix y una tortura para nosotras.

Entonces solo se levantó dejándonos ahí, en el suelo llenas de temor, sangre y dolor.

Le entregaron la espada al duende y después de un par de miradas le pregunto.

—¿Y bien? —dijo Bellatrix a Griphook— ¿Es la auténtica espada?

—No —dijo Griphook— Es una copia.

—¿Estás seguro? —jadeó Bellatrix —¿Totalmente seguro?

—Si —dijo el duende.

El alivio estalló en la cara de ella, toda tensión desapareció.

—Bien —dijo, y con un ondeo casual de su varita y sin siquiera avisar hizo otro profundo corte en la cara del duente, y este cayó con un grito a sus pies. Ella le pateó a un lado— Y ahora —dijo con una voz que destilaba triunfo— ¡llamaremos al Señor Oscuro! —Y se subió la manga y tocó con la punta de su dedo la Marca Oscura.— Y creo —dijo la voz de Bellatrix—que podemos deshacernos de la sangresucia y su amiga mentirosa, Greyback, llévatelas si quieres.

—¡NOOOOOOO!

Ron había irrumpido en el salón. Bellatrix miró alrededor y sorprendida, giró su varita para enfrentar a Ron.

No podía pensar en nada más, la sorpresa me había invadido tanto como a Bellatrix y apenas sentía mi cuerpo respondiendo a uno o dos estímulos, luchaba por no desmayarme y ser una carga para los chicos.

Rayos de luz salieron disparados de las varitas de Draco, Narcissa y Greyback. Harry se lanzó al suelo, rodando tras el sofá para evitarlos, sabía que Draco no trataba de atacarlos, porque ni siquiera apuntaba bien.

Entonces vi a Bellatrix caminar desesperada hacia nosotras y levantó a Hermione para tomarla por el cuello, llevarla lejos de mi y apuntarla con la navaja.

—¡ALTO O ELLA MUERE!

Jadeando, Harry se asomó por detrás del sofá. Bellatrix mantenía en pie Hermione, que parecía inconsciente, y sujetaba su cuchillo.

—Dejen caer las varitas —susurró—
¡Déjenlas caer, o veremos exactamente como de sucia es su sangre! Y después iré con ella— dijo apuntándome.

Ron se quedó rígido, aferrado con una varita que probablemente no era la suya. Harry se enderezó, todavía sujetando la de Bellatrix.

—¡He dicho que las dejes caer! —chilló ella, presionando la hoja contra la gartanta de Hermione.

Vi aparecer gotas de sangre.

—¡De acuerdo! —gritó, y dejó caer la varita de Bellatrix al suelo a sus pies.
Ron hizo lo mismo con la suya. Ambos alzaron las manos a la altura de los hombros.

—¡Bien! —dijo ella maliciosa— ¡Draco, recógelas! ¡El Señor Oscuro está de camino, Harry Potter! ¡Tu muerte se aproxima!

Apenas podía escuchar bien las palabras que decía, pero podía sentir como el miedo invadía mi cuerpo sin explicación.

Vi a Draco caminar hacia Harry y mirarlo con pena mientras levantaba las varitas.

Tal vez si estábamos a punto de morir, tal vez ahora era real.

—Ahora —dijo Bellatrix suavemente, mientras Draco se apresuraba a volver hasta ella con las varitas— Cissy, creo que deberíamos volver a atar a estos pequeños héroes, mientras Greyback se ocupa de la Señorita Sangresucia. Estoy segura de que el Señor Oscuro no te escatimará a la chica, Greyback, después de lo que has hecho esta noche.

Al finalizar esta última palabras se oyó un peculiar chirrido arriba. Todos levantaron la mirada a tiempo de ver la araña de cristal temblar; con un crujido y un amenazador cascabeleo, empezó a caer.  Bellatrix, que estaba directamente bajo ella, dejó caer a Hermione y se lanzó a un lado con un grito. La araña de cristal se estrelló contra el suelo con una explosión de cristal y cadenas, cayendo sobre Hermione y el duende, que todavía estaba aferrado a la espada de Gryffindor. Trozos brillantes de cristal volaron en todas direcciones. Draco se dobló por la mitad, cubriéndose con las manos la cara ensangrentada, entonces, asustado se levantó y corrió hacia mí para ver cómo me encontraba. Apenas habían llegado algunos trozos de vidrio hacia donde yo estaba.

A diferencia de el, a mí no me habían alcanzado tantos, toque su cara llena de sangre y traté de limpiarla con mis manos temblorosas.

—No...— las retiró de su cara— no hagas fuerza, tienes que mantenerte consciente.

Mientras Ron corría a sacar a Hermione de las ruinas, Harry aprovechó la oportunidad. Saltó sobre el sillón y llegó hasta donde estábamos nosotros, arrancó las tres varitas de la mano de Draco quien no se rehusó ni un poco, luego apuntó con todas ellas a Greyback

—¡Desmanius!.

El hombrelobo se alzó sobre sus pies a causa del triple hechizo, salió volando hasta el techo y después se estrelló contra el suelo.

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora