79.Trampa tramposa.

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Podía confundir tu voz con el sonar del viento y tus labios con mis gardenias.

El ver aquella imagen me hizo bajar la mirada hacia una gran fotografía junto a la cama, de una joven Luna y una mujer a la que se parecía mucho. Se abrazaban. Luna parecía bastante mejor vestida en esa foto de lo que la había visto en su vida. La foto estaba cubierta de polvo.

Mire a Harry quien fruncía el ceño mientras miraba toda la habitación. Algo iba mal. La pálida alfombra azul estaba también cubierta de polvo. No había ropa en el armario, las puertas estaban entreabiertas. La cama tenía una apariencia fría y antipática, como si no se hubiera dormido en ella durante semanas. Una solitaria telaraña se extendía a través de la ventana cruzando el cielo rojo sangre.

Entonces mire a Harry preguntándome lo mismo que el.

—¿Qué ocurre? —preguntó Hermione mientras Harry descendía las escaleras, pero antes de que pudiera responderle, Xenophilius alcanzó los escalones superiores llegando desde la cocina, ahora trayendo una bandeja cargada con tazones.

Baje detrás de él.

—Señor Lovegood, —dijo Harry—¿Dónde está Luna?

—¿Perdón?

—¿Dónde está Luna?— pregunte.

Xenophilius se detuvo en el último escalón.

—Ya... se los he dicho. Está abajo en el Puente Botions pescando Plimpies.

—¿Entonces por qué ha preparado esa bandeja sólo para cuatro?

Xenophilius intentó hablar, pero no le salió ningún sonido. El único ruido que se oía era el traqueteo continuado de la imprenta, y un leve repiqueteo en la bandeja cuando las manos de Xenophilius temblaron.

—No creo que Luna haya estado aquí desde hace semanas. —dijo Harry— Su ropa no está, no ha pasado la noche en su cama. ¿Dónde está? ¿Y por qué mira continuamente hacia la ventana?

Xenophilius dejó caer la bandeja. Los tazones rebotaron y se hicieron pedazos.

Sentía los nervios del miedo recorrer mi cuerpo y aún con aquello me dispuse instintivamente a sacar mi varita al igual que Harry, Ron y Hermione.

Xenophilius se quedó congelado a punto de meter la mano en el bolsillo.

En ese momento la imprenta hizo un enorme ruido y numerosos Quibblers salieron en tropel a través del suelo desde debajo del mantel, al menos la imprenta se quedó en silencio.

Hermione se detuvo y recogió una de las revistas, todavía con la varita apuntando al Señor Lovegood.

-Harry, mira esto.

Se acercó a ella tan rápido como pudo a través de todo el desorden, mientras Ron y yo aún sometíamos a Loovegod.

La portada de El Quisquilloso llevaba su foto, adornada con las palabras "Indeseable Numero Uno" y con la recompensa al pie de foto.

—¿Entonces, El Quisquilloso opta por un nuevo punto de vista? —preguntó Harry fríamente, con la mente trabajando a toda máquina.—¿Qué hizo usted cuando fue al jardín, Señor Lovegood? ¿Enviar una lechuza al Ministerio?

Destruida. (Draco Malfoy). [Libro#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora