Capítulo 17: Parte II
Lauren, 5 de junio; entre Los Ángeles y Miami
Chris y su familia.
Aquello era en todo lo que podía pensar Lauren en esos momentos.
Ella podía sentir el sudor frío resbalar por su frente, pero sus manos seguían apretadas en los apoyabrazos de aquellos asientos del jet privado. La motorista no podía dejar de pensar en lo que le habría pasado a su hermano desde el momento en el que Camila se lo había dicho, hacía nada más que una hora. Desde el momento en el que la cubana había ido a su habitación sus recuerdos se habían vuelto borrosos, y aunque tan solo hubieran pasado sesenta minutos sentía que había sido muchísimo más.
Lauren, por lo poco que recordaba de aquella hora, sabía que habían sido Mario y Khloé los que habían movido todos los hilos para que tuvieran aquel avión privado disponible, y con todo listo, para ella y Camila. Los dos asistentes incluso habían avisado a Simon, pero durante aquel proceso la mujer de guantes negros tan solo había estado sentada en la cocina, en silencio, pensativa.
Por otro lado, desde el momento en el que Camila le había dicho que su hermano estaba ingresado en el hospital no había dudado en ir hacia Miami. Y allí estaba, en el asiento de aquel jet privado, a tan solo cuatro horas de llegar.
Durante dos años había evitado su ciudad natal a toda costa, pero siempre por el bien de su familia. Por eso, cuando Lucy le confirmó que todos estaban bien se le quitó un pequeño peso de encima; aquello le había servido como una muestra de que había tomado una decisión correcta en aquel momento, o eso quería pensar. Sin embargo, en esos instantes, todo había cambiado, su hermano estaba grave y ella no podía quedarse alejada... Lauren no podía quedarse de brazos cruzados, no cuando sentía que las cosas estaban empezando a cambiar un poco en ella. A pesar de saber que no podía hacer nada por él ya que no había estudiado medicina, o nada parecido, sabía que tenía que estar a su lado... A su lado y al lado de su familia aunque hiciera más de dos años que no los hubiera visto.
Un suspiro entrecortado salió de entre sus labios sin poderlo evitar; sentía como, perfectamente, el intenso mes que llevaba en X Factor le había cambiado demasiado la vida.
-¿No sabes nada más?
La pregunta salió rápido y sin pensar, pero necesitaba concentrarse en lo importante.
-No, mi madre solo me dijo que lo habían llevado al Hospital Mercy... No dijo más.
Al instante de recibir la respuesta, Lauren giró su cabeza y miró por la ventanilla que tenía justamente a su izquierda. Tenía la vista fijada en el paisaje, pero no era capaz de apreciarlo lo suficiente y sabía perfectamente porque; ella no podía dejar de pensar en su hermano pequeño.
-¿Cómo tu madre...?-empezó a decir la motorista mirando a su compañera que estaba sentada en el asiento de al lado-. ¿Cómo es que sabe... mmh... de mí? ¿Cómo sabe de mi... familia?
Camila ladeó la cabeza para mirarla a la cara y Lauren pudo ver como soltaba un pequeño resoplido.
-En una de sus llamadas se me escapó que eras de Miami. Y Lauren, ella es muy cotilla... Entonces preguntó por tu apellido y yo...-la joven de ojos verdes asintió encajando las piezas en su cabeza-. La verdad, no sé cómo se ha enterado, pero si ella me lo ha dicho tiene que ser por algo...
Aquella última frase no sonaba muy bien en la cabeza de la mujer de ojos verdes, pero Camila parecía tener razón, así que volvió a asentir con la cabeza lentamente. Sin embargo, en el momento en el que iba a regresar su mirada a la ventanilla sintió como su mano derecha estaba siendo desencajada del apoyabrazos para después ser entrelazada con unos delicados dedos. Era evidente que la cubana le había cogido de la mano y en esos momentos le estaba acariciando con el pulgar encima de su dorso. Pero incluso aun llevando los dos guantes, ante el contacto de la mano de la cubana, Lauren no pudo evitar respirar profundamente como si llevase horas sin hacerlo. Se sentía demasiado bien aquel contacto. Porque a pesar de la tela que las separaba podía sentir, en esos instantes, el calor que le trasmitía la mano de Camila. Durante unos segundos, Lauren se permitió el capricho de disfrutar de aquel contacto; durante unos segundos fue en todo en lo que pensó y todo lo que sintió.
Pero poco después no pudo evitar volver a pensar en su hermano y su familia.
En Chris y en su familia.
-Todo va a salir bien-le habló como si le hubiese leído el pensamiento en esos momentos la castaña-. Te lo prometo.
Lauren, al instante, le respondió apretando ligeramente la mano de la cubana. Era una manera de decirle que esperaba que sus palabras fueran verdad, pero por otra parte, también le estaba diciendo que no la soltara, que no la dejara caer en un momento como aquel.