Feel Again I: X Factor (CAMRE...

By jiimmy7

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El tiempo soluciona los problemas. No, a veces no lo hace. Huir es la mejor solución. No, a veces no lo es. ... More

Prólogo
Dolor, culpas y castigo
La mañana antes
Marie
Nombre y apellido
Distracción
Atrapada
Nota
Mansión
Carpeta "H"
Contrato
1432
Una ducha y un abogado
Un principio...
Presentaciones
El secreto de Ally
Sin cocinero
Recuerdos de superheroína
La siesta de Dinah
Sean Bankhead
Examen médico
Demostraciones
Don
Hulk y el psicólogo
Kawasaki
Medianoche
Fan de Beyoncé
Números y más números
Jauregui
Mural
Clases de meditación
Camz vs Mila
Iniciación en la lucha
Gran discurso
Otra vez
Tormentas de miedo
Historias
Puntería
Bombillas
Ahora no
Pequeños triunfos
Un duro golpe
Tiempo
Primer simulacro
El fin de una etapa
Juego de la bandera
Empieza el juego
La bandera
Ganar o perder
1D
Aceptadas
Exigencias
Fiesta de cumpleaños
Llamadas al pasado
Una nueva familia
Primera misión
Viaje a Londres
Mañana en el museo
Black Magic
Miami
Un regreso forzado
Habitación 260
Sin voz
La vuelta a casa
¿Por qué te fuiste?
If ain't got you
Dos días
Operación Camren
Personal
Una idea loca
Equipos
Los viajes a escondidas de Louis
5H y 1D
Australia
Presagio
La vida de Camila
2802
Alerta roja
Puzle
Los viajes a escondidas de Louis (II)
El último primer beso
Destino
Extraña sensación
Bomba de humo
San Diego
Una misión para dos
Quizás para siempre
Agua y electricidad
Rojo
Epílogo

X Factor

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By jiimmy7

Capítulo 2: Parte III

Lauren, 1 de mayo; Los Ángeles

-Me gusta tu camiseta-comentó con voz dulce y avergonzada, pero sobretodo se podía apreciar la sinceridad con la que lo había dicho.

Lauren, por el otro lado, no se había esperado aquel comentario sincero para nada y sus ojos se abrieron instantáneamente de la sorpresa.

No le había estado mirando sus manos, ni siquiera las esposas. La chica de ojos marrones tan solo había estado mirando su camiseta favorita de The 1975. Esa misma camiseta que no había lavado en al menos una semana. Lauren sabía perfectamente que las manchas de suciedad eran evidentes en la tela, pero a aquella castaña parecían no importarle esos pequeños detalles.

La detenida, después de varios segundos sin saber cómo reaccionar y aun de espaldas a la recién llegada, giró su cabeza con una pequeña sonrisa en sus labios, casi imperceptible; aquella era su forma de darle las gracias.

Era un gracias por hacer que durante un minuto su confusión y sus nervios desaparecieran por completo de su cuerpo.

La chica de ojos marrones, con ese particular sonrojo aún en sus mejillas, le devolvió la sonrisa aunque de manera más torpe y nerviosa.

La detenida tardó exactamente cinco segundos en darse cuenta de que aún seguía sonriéndole a aquella chica, de que aún seguía con su rostro girado para tan solo mirarle directamente a los ojos... Deja de sonreír ya, Lauren... se ordenó a sí misma con intenciones de apartar la mirada, pero entonces fue cuando descubrió quién era aquella chica y la sonrisa se le borró al instante.

Hasta ese momento no se había dado cuenta de quién era...

Era la misma chica del expediente, la primera de todas.

Lauren estaba segura de ello; tenía esos mismos rasgos de inocencia marcados en su rostro, al igual que en la foto. En ese momento se fijó en su vestimenta, llevaba una camiseta de manga larga blanca que dejaba ver su abdomen y una falda azul marino. Su cabello marrón iba ajustado en un lazo perfectamente atado.

Pero había algo que Lauren no entendía de lo que le trasmitía aquella chica... Había algo diferente en ella que la motorista no acaba de entender.

Antes de que ninguna de las dos pudiese reaccionar de aquella situación incómoda, una voz procedente de la puerta las alertó:

-¿Qué hace aquí, Cabello?

La nombrada dio un ligero bote sobre sus pies antes de romper el contacto visual con Lauren y girarse para encarar al hombre que estaba en la puerta. Por el contrario, Lauren desconectó de sus pensamientos y rápidamente giró su rostro para volver a estar encarada hacia la mesa del escritorio.

Lentamente, volvió al asiento sin otra alternativa:

Él es Simon...

No había escapatoria de aquel despacho, ella lo sabía perfectamente. Así que, sin remedio, Lauren acabó escuchando la conversación entre aquella chica y el británico:

-Estaba buscando libros para leer.

-Tenemos una biblioteca en la primera planta-aclaró con obviedad el hombre, Lauren no lo podía ver, pero podía escuchar sus pasos moviéndose por la estancia y después el sonido de la puerta cerrarse-. Ya debería sab...

-Algo pequeña-interrumpió de forma inconsciente y apresurada demostrando que ya había estado en esa estancia de la mansión-. Tiene muy buenos libros en su biblioteca, Sr. Cowell. Pero solo me queda uno por releer, Matar a un ruiseñor, que, por cierto, es uno de mis favoritos-finalizó su discurso con aquel extraño halago.

-Está bien...-susurró para sí mismo.

Lauren en ese momento giró un poco su rostro para mirar de reojo lo que estaba ocurriendo allí; el británico, soltando un sonoro suspiro, se acercó a la estantería de la izquierda y empezó a seleccionar varios libros.

-Espero que no le importe leer sobre psicología y psicoanálisis-informó mientras se giraba para encarar a la joven-, después de todo este es mi despacho y solo tengo lo que necesito.

Ella tarareó una respuesta mientras negaba rápidamente con la cabeza indicando que no le molestaba. Y al instante de que Simon se los entregara, a la chica se le creó una sonrisa en los labios de la emoción.

Lauren no pudo contar cuantos libros tenía en la mano, pero sí pudo ver que eran grandes volúmenes de tapa dura.

-La próxima vez hable primero con Mario antes de subir aquí, Srta. Cabello-añadió el hombre de mediana edad antes de que la joven saliese entusiasmada a gran velocidad por la puerta.

Y entonces la motorista giró el rostro; un segundo después escuchó la puerta cerrarse.

En la habitación se creó un silencio incomodo, o por lo menos, lo fue para Lauren porque no sabía que esperarse de aquel silencio... Sus piernas no dejaban de temblar, pero la joven de cabello negro intentó neutralizar y enfriar su rostro.

Como con Chelsea en el jet, Lauren no podía demostrar miedo, no era el momento para demostrar debilidad.

El sonido de unos pasos sobre el caro suelo de madera, la alertaron. Pero ella, mordiéndose el interior de la mejilla, esperó.

Lauren esperó hasta tenerle cara a cara para afrontarlo:

-¿Qué es todo esto? ¿Dónde estoy? ¿Quién es usted? ¿Qué hago yo aquí?- las preguntas brotaron de su boca en el mismo segundo en el que vio en su campo de visión aquel hombre de mediana edad y de cabello corto. Esas eran las mismas preguntas que le habían estado rondando por la mente durante horas; Lauren necesitaba respuestas-¿Por qué saben tantas cosas sobre mí?-acabó señalando la carpeta, y las hojas esparcidas que ella misma había dejado, de encima de la mesa.

-Espero que le haya sido muy entretenida la lectura...-comentó mientras se sentaba en su silla de cuero; su sonrisa indicaba que no estaba enfadado, ni molesto, de que lo hubiese hecho.

-Mucho.

Lauren apretó con fuerza la quijada, al igual que estaba haciendo con sus manos esposadas.

El hombre, sin borrar esa sonrisa de sus labios, entrelazó sus dedos encima de la mesa y, instintivamente, se echó un poco hacia delante para quedar más cerca de la joven:

-Esta mansión es el centro de entrenamiento, y residencia, del programa X Factor-empezó a responder a Lauren, sin irse en ningún por las ramas-. Me llamó Simon Cowell y, digamos que, soy uno de los responsables de que este programa funcione correctamente.

La morena instintivamente abrió la boca para volver a hablar, pero el británico la interrumpió levantando su mano derecha antes de que cualquier sonido saliese de ella. Simon estaba dispuesto a responder a todas y cada una de esas preguntas que había formulado Lauren, y aun no había acabado:

-Usted está aquí porque queremos que entre en nuestro programa-su tono de voz bajó en gravedad y su sonrisa se esfumó casi al instante, al parecer ese tema se había convertido en algo muy serio-. Es una gran candidata para hacerlo, Lauren Jauregui. Y lo sabemos todo de usted porque tenemos nuestros medios para conseguir ese tipo de información.


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