2 years, 1 century

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Dos años, Un siglo

Y cuando cumplí 18 años, nos hicimos tatuajes de pareja... Hablábamos sobre el futuro, como si tuviéramos idea de lo que vendría. Nunca planee que un día te perdería. —K.P

A Percy le gustaba pasar tiempo bajo el agua

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A Percy le gustaba pasar tiempo bajo el agua. No poder escuchar más que un eco vacío, aguantar la respiración y sentir el suave balanceo de las olas conforme el mar se movía en una maravillosa tonada rítmica, que parecía resonar al mismo tiempo que las palpitaciones en su pecho.

Trágicamente, no podía quedarse por debajo del mar durante mucho tiempo, porque a pesar de adorar el mar y a las criaturas acuáticas, aún no le salían branquias. Debía sacar la cabeza para respirar de vez en cuando. Ya lo había hecho varias veces, a lo largo de la mañana, y estaba considerando traer su equipo para hacer esnórquel. El único motivo por el cual lo dudaba, era porque para traerlo, tendría que salir del mar y entrar a su casa, y sabía que en ese diminuto periodo de tiempo, Annabeth y Grover podrían arribar.

¡Y él no quería estar en la misma habitación que Annabeth Chase!

Más que eso, no podía, no lo toleraba. En un principio creyó que sería sencillo, que solo era una mujer más con la que había salido y ya. Pero, tenerla en la sala de su casa, trabajando, con el ceño fruncido, mientras sus ojos se movían sobre la pantalla de su celular, leyendo, informándose... Era demasiado para él. Le traía a la mente demasiados recuerdos.

Habían pasado solo dos años, pero se sentía como un siglo.

Un siglo intentando salir adelante, un siglo intentando vivir sin pensar en ella, un siglo intentando no sentirse como un puto inútil-bueno para nada- cada vez que cerraba los ojos. Un siglo viviendo aislado, investigando, nadando, surfeando, posando para campañas en favor del medio ambiente, y haciendo cualquier otra cosa que lo mantuviese ocupado para no pensar.

¡¿Y por qué ahora tenía que trabajar con ella?! ¡Que lo hiciera Grover! Él era el líder del movimiento, él era quien controlaba a las masas. Percy solo prestaba su rostro y cuerpo torneado para llamar la atención de más personas y obtener más fondos. Ese era su papel en la vida: Mostrar su cara bonita, encantar a las chicas y sacarles dinero.

Era lo que mejor le salía.

Podía prestar su casa, eso no le molestaba. Pero mientras menos hablase con Annabeth, mejor para él. Ya había cumplido su misión: Impedir la construcción original. Ajá, ajá. Buen trabajo. Ahora simplemente debía cuidarse de ella, para que no lo hiciera meter la pata y lo volviese un hazmerreír mundial. Porque ella debía estar queriendo destrozarlo. Casi lo había conseguido la primera vez, ahora Percy debía andarse con más cuidado que nunca.

Una tregua en medio de la guerra, era lo mejor que habían podido conseguir. En primera instancia había creído que podía vencer a Annabeth, pero Grover tenía razón. Ella no se daba por vencida y, a diferencia suya, tampoco contaba con escrúpulos que la detuviesen.

Returning HomeWhere stories live. Discover now