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En ocho años pueden pasar muchas cosas. Las personas cambian, las amistades se acaban...
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Will caminó lo más lento que podía desde el estacionamiento hasta la entrada principal del hospital. Había hablado con Nico sobre lo que podría pasar y las cosas para las que debía prepararse, solo por si acaso. Sin embargo, tenía que admitir que era muchísimo más sencillo imaginar posibles escenarios donde lo despedían, lo echaban a patadas y le arruinaban su carrera por completo, en medio de las piernas de Nico, mientras ambos estaban recostados en el sofá, viendo una película y él el daba besitos en el cuello, y las mejillas en medio de cada palabra.
Era hermoso tener a Nico en su apartamento, y era incluso más precioso aún, estar jugando ese jueguito del gato y el ratón, donde Will quería atrapar a Nico con la guardia baja y hacer el amor con él, pero Nico estaba lo suficientemente atento, y no quería tocarlo de más mientras Will aun estuviera en su fase de "luto".
Pero, Will no debía perderse en esos pensamientos, sobre todo no cuando estaba caminando por los pasillos del hospital, en su progreso hacia la oficina en la que lo habían citado para hablar con la doctora White y el doctor Hawk. Se sentía nervioso, no sabía que iba a ocurrir, pero, por sobre todas las cosas, no quería encontrarse con nadie que fuera a retrasarlo antes de llegar con ellos. Estaba, a propósito, avanzando con la vista fija en su celular, como si estuviera leyendo algo muy importante
Saludó a un par de enfermeras, se topó con algunos pacientes que conocía y se forzó a mostrarles una sonrisa que fue devuelta por ellos, y después, cuando se encontró con una recepcionista, supo que tenía que apresurarse, porque de inmediato, Terry sería informado de que llegó al hospital, con anticipación al inicio de su guardia, y realmente no quería tenerlo frente a él. ¡Prefería cualquier cosa antes que encontrarse con Terry!
No era que le tuviera miedo, era simplemente que estaba mejor lejos. No quería discutir, no quería tomar la imagen de Nico y ponerla frente a él como un escudo, al decirle que, incluso si Terry tuviera el poder para darle esa plaza que se rumoraba que existía, o, inclusive, de nombrarlo presidente del hospital, él no iba a regresar a sus brazos, porque los de Nico eran mucho más cálidos, y se sentía mejor vivir ahí. Para empezar el simple hecho de usarlo de ese modo sería como un insulto para Nico, y, por otro lado, no quería que Terry lo supiera, porque si él lo sabía, se enteraría todo el hospital, y Will tenía el presentimiento de que terminarían utilizándolo, de uno u otro modo, en su contra.
Puso su mano sobre la manija para entrar a la oficina del doctor Hawk, tomó una inhalación profunda, dio un par de toques a la puerta, esperó por la señal, y entonces entró. Estuvo a punto de chocar de frente con el doctor Beckett, quien, para su mala fortuna, también estaba ahí. ¡Maldición! Había creído que serían solo White y Hawk, pero no... Tendría que enfrentarse a la triada completa. También había otros dos doctores, uno era Nathan, la contraparte de Will en la Sala de Oncología, y la otra, debía ser la doctora Masis, la contraparte de Fenton. Era una mujer regordeta, alta, con cabello castaño y una expresión que le hacía parecer estar enfadada todo el tiempo, pero que, de algún modo, era suavizada por el color rosa claro del delineador sobre sus ojos.
