Cough Syrup

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*Dos semanas después del último acontecimiento*

Honolulu, Hawái

La cámara fotográfica de Roselani se movía frente a él, a una distancia completamente prudente. La chica se arrodillaba y se levantaba, se inclinaba y se volvía a lanzar al suelo, lo había estado haciendo durante las últimas dos horas, pero, al parecer, aún no había conseguido algo lo suficientemente pasable como para el calendario.

La vida es muy corta para siquiera preocuparse,
estoy perdiendo la cabeza, perdiendo la cabeza,
perdiendo el control.

Percy estaba cansado, por cada segundo que pasaba, se le hacía más difícil mantener la sonrisa en su rostro. La sal del mar, ya no le parecía tan apetecible, a esas alturas del día, cuando el sol estaba en lo más alto del cielo, sentía que la piel de su espalda se estaba empezando a cocinar como carne en parrillada. Por otro lado, durante las últimas semanas, había sentido como si un gorila gigante estuviese saltando sobre su espalda, día y noche

—Levanta un poco más la barbilla— pidió ella. Sus ojos, ya de por sí achinados, se habían entrecerrado aún más, víctimas de la luz solar que tenía frente a ella— Eso es... Creo que... creo que es todo.

Estos peces en el mar están mirándome fijamente,
un mundo húmedo se lamenta por un golpe de tambor.

Percy soltó un suspiro agotado y se dejó caer de espaldas, permitiéndole al agua absorberlo por completo. El agua era tan clara en esa parte de la playa, que podía ver algunos pececillos, nadando por ahí. Incluso, le pareció ver un Humu. Cuando volvió a sacar la cabeza, se sentía completamente renovado... al menos, en lo que cabía.

—Y... ¡Esa es la que necesitaba!— exclamó Roselani, dando un par de saltitos sobre la arena, luego de haber tomado una última fotografía más, cuando el ojiverde estaba ya descuidado.

Percy fingió estar tremendamente ofendido.

— ¿Me engañaste?— preguntó, al tiempo que salía, lenta y pausadamente hasta la costa— ¡Mujer embustera!

— ¡Hey!, no es mi culpa que te pongas rígido cuando ves una cámara al frente— se quejó ella, sin embargo, tenía una sonrisa en su rostro. Cuando Percy estuvo lo suficientemente cerca de ella, Roselani se giró, y puso una de sus manos sobre el pecho de él— Ahora, déjame llevarte a almorzar. ¡Te lo mereces!

Si pudiera encontrar una forma de ver esto de forma sensata
correría lejos hacia alguna fortuna
que ya debería de haber encontrado.

—Tendré que rechazar la oferta— dijo él, negando apenado— Ya sabes, estoy intentando pasar desapercibido hasta que no me quede otra opción más que intervenir.

—Grover me habló de eso— ella puso su cámara en un lugar seguro dentro de su pequeño bolso y luego se aferró al brazo de Percy, para luego caminar a su lado— ¿Crees que sea buena idea, aun así? Hablé con Mele y Pikake ayer, y los chicos están empezando a inquietarse por tu ausencia en la protesta.

—Sí... Grover también me dijo eso— Percy asintió con la cabeza— Pero todo es parte del plan. Además, los chicos se calmarán cuando sepan que tenemos las fotos del calendario, ¿cierto?

—Probablemente— soltó ella riendo— Todos confiamos en ti, Perce. Simplemente están ansiosos por la generalidad del asunto. Walton tiene demasiado dinero.

Returning HomeWhere stories live. Discover now