Worried

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Frank despertó aquella mañana, con un muy mal presentimiento

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Frank despertó aquella mañana, con un muy mal presentimiento. Quizá se debía a su más reciente pesadilla que, a pesar de que no recordaba bien, sabía que había sido sobre la guerra y Frank odiaba todas y cada una de sus pesadillas con respecto a la guerra. O tal vez, el verdadero motivo para su mal genio de aquella mañana, era que se encontraban viviendo durante varios días en la mansión di Angelo, así que se veía obligado a ver a su suegro todos los días, y desde muy temprano en la mañana.

No era que Frank lo odiara, para nada. Tampoco que Hades lo molestara o le causara algún tipo de incomodidad a propósito. Era simplemente, que Frank no podía quedarse tranquilo mientras no lo tenía a la vista, porque sabía que, si se descuidaba, Hades aparecería cuando él estuviera haciendo algo demasiado estúpido, y quedaría nuevamente como un payaso frente a él. Por tanto, cada vez que lo veía, no podía evitar dar un saltito de la impresión. Después de los primeros días, su suegro también había empezado a dar saltitos de la impresión cada vez que lo veía, quizá como un efecto reflejo de las reacciones de Frank.

De modo que, a media mañana, mientras caminaba por uno de los absurdamente largos pasillos de la mansión di Angelo buscando a su novia y se preguntaba por qué diablos Hades había decidido vivir en un lugar tan enorme, cuando eran solamente él y su esposa, quienes habitaban ahí, se sentía tan frustrado que estaba a punto de dejarse caer al piso, rendirse y perecer ahí.

Normalmente tenía más paciencia, pero ese día simplemente parecía que se le había agotado.

Sentía que llevaba horas buscándola. Específicamente, estaba tratando de alcanzarla desde después del desayuno, sin embargo, ella seguía moviéndose de un lugar a otro, y tan pronto como conseguía una pista suya, ella acababa de abandonar ese lugar, diez minutos atrás. Por supuesto, no era culpa de Hazel que sus lugares favoritos dentro de la mansión de su padre, estuvieran en lados completamente opuestos de la maldita infraestructura.

En un momento de burla interna, Frank se arrepintió de no haber programado la boda para realizarse en la mansión, porque Annabeth Chase definitivamente amaría recibir una charla de arquitectura con respecto a la mansión. Seguramente se divertiría de lo lindo.

Justo cuando estaba sacando su teléfono celular para llamar a Hazel por septuagésima cuarta vez para pedirle que por favor lo esperara en donde fuera que estuviera, la pantalla se encendió sola, con la notificación de que una de las alarmas de su apartamento se había activado.

Frank frunció el ceño, no porque fuera la primera vez que ocurría, sino porque, por el contrario, era la quinta durante este mes. Lo más extraño de todo era que, cada vez que activaba las cámaras para saber si había algún intruso dentro o rondando fuera, no conseguía encontrar a nadie. Las primeras dos veces, había creído que el culpable era algún gato o algo por el estilo. A partir de la tercera, había empezado a sentirse inseguro, y con esta, su paranoia se activó en el nivel más alto.

Pasó todas las pantallas de las cámaras de seguridad que podía visualizar desde su celular, y como siempre, no encontró nada, pero, en esta ocasión, envió un mensaje a su servicio de seguridad privada para que enviaran a un técnico a echar un vistazo. Esperaba que simplemente se tratara de algún error en algún censor, o algo por el estilo. Aunque... no podía sacarse de la cabeza que era algo muy extraño.

Returning HomeWhere stories live. Discover now