What is wrong?

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¿Qué es lo que esta mal?

Los Ángeles, California.

***UN AÑO Y CUATRO MESES ATRÁS***

Hazel nunca antes había estado más preocupada en toda su vida. Todo su cuerpo temblaba de pies a cabeza, y ya había vomitado todo lo que había ingerido durante el día. Acababa de lavarse los dientes, pero eso no minimizaba ni su ansiedad, ni su miedo. Habían tenido que retocar su maquillaje tres veces ya, pero su frente no dejaba de sudar, ni sus ojos de lloriquear. Sus labios, estaban pálidos y resecos, e incluso se le hacía difícil respirar.

Habían pasado más de tres semanas desde que tuvo noticias de Frank, y esas habían sido: "Mi superior me ha llamado a una reunión urgente, te hablo después, amor". Y eso era tan raro en él. Por otro lado, los ataques en Siria no habían hecho otra cosa más que incrementar, y Hazel sabía que Frank tenía cierto don para meterse en lugares peligrosos. Aun así, su cuerpo había elegido un muy mal momento para derrumbarse de ese modo.

En no más de diez minutos, empezaría su pasarela, y tendría que salir allá afuera (como era su costumbre) a hacer la presentación de todos y cada uno de sus diseños para esta temporada. Quizá Hazel no era la modista más popular del momento, ni mucho menos una de las más famosas, pero su gentileza hacia la prensa, hacia los modelos, y su cercanía con el público la habían colocado en una buena posición que ella buscaba, no solo mantener, sino incrementar.

Todo había salido bien el día anterior durante el fitting, no había ni uno solo de sus diseños que le preocupara, y todos los modelos estaban perfectamente dispuestos y listos para salir a escena. Ella sabía muy bien que su nerviosismo no tenía absolutamente nada que ver con el desfile, ni con la presencia de sus padres por primera vez en una de sus presentaciones. Ella estaba perfectamente bien lidiando con ese tipo de estrés.

Lo que no podía tolerar, era la incertidumbre, de no saber si su novio estaba vivo, muerto o descuartizado.

—Señorita Levesque... ya estamos retrasados— dijo una de las asistentes administrativas.

—Lo sé.

—Tiene que salir ya. — insistió, pero Hazel se negaba a salir del baño.

—Lo sé.

—Señorita...— ella parecía querer decir algo más, pero fue interrumpida y, Hazel pudo imaginar, empujada a un lado.

—Abre la maldita puerta, Hazel— esta era, indiscutiblemente la voz de Calipso. Y Hazel, prácticamente levantó las manos al cielo y agradeció en silencio, para luego abrir la puerta y lanzarse en un abrazo hacia su mejor amiga, y empezar a llorar, ahora sí, libremente y como alma en pena.

—Cali...— inició, pero fue brutalmente empujada y el rostro enojado de Calipso la encaró.

— ¿Qué te pasa? — Gruñó— Has trabajado en esto todo el maldito año ¡No puedes echarlo a perder ahora! ¡Tú misma no te perdonarás si lo haces!

Sus labios temblaron incontrolablemente, al tiempo que las lágrimas corrían libremente por su rostro. Sabía que Calipso tenía razón, una pequeña partecita en su cabeza, le decía que tenía que obedecer, pero el resto de su cerebro solo quería llorar, colocarse en posición fetal y esperar a que lo que tuviera que pasar, pasase.

—No sé dónde está— le dijo, en medio de sollozos, y por un momento, Calipso la miró con extrañeza, completamente confundida— Desde hace tres semanas... Yo... yo...

Entonces Calipso comprendió de quien estaba hablando, y su rostro se suavizó un poco. Sus manos se acercaron hasta el rostro de la morena, y enmarcó sus mejillas. Con los dedos pulgares apartó las lágrimas, y sus ojos color miel, intentaron tranquilizarla, sin perder la fiereza.

Returning HomeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora