Did I say something wrong?

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Beverly Hills

Y dejas caer tu cabeza hacia atrás, riendo como un niño pequeño. Me parece extraño que pienses que soy graciosa, porque él nunca lo creyó.- T.S.

Piper estaba intentando mantener la calma y reírse con elegancia, pero fracasaba con ganas. Ya no le daba tiempo ni siquiera de cubrir su boca antes de soltar una carcajada estruendosa. La gente estaba empezando a mirarla y eso la estaba poniendo muy incómoda, sin embargo Jason no se detenía. Al parecer había una lista infinita en su mente, sobre las posibles razones por las cuales Leo los había dejado plantados.

—Hablo en serio...— decía, también riendo, solo que él lo hacía con más libertad que ella. Parecía no importarle si un estadio completo se sentaba frente a ellos para observarlos— Esa vez ni siquiera se dio cuenta de que había pasado una semana de la fecha en la que me dijo que vendría. Solo apareció en mi puerta, como si todo estuviera en perfectas condiciones. Y yo ya estaba llamando a la policía para reportar un desaparecido.

— ¿Y qué te dijo?— Piper preguntó, casi en un susurro, temiendo que si hablaba más fuerte, terminarían por echarlos del lugar.

— ¡Nada!— exclamó Jason, al mismo tiempo que tomaba una galletita de coco y la devoraba. Piper recordaba que siempre habían sido sus favoritas— ¿Qué iba a decirme? Ni siquiera podía disculparse, me cambió por una Harley y a él eso le parecía un intercambio completamente justo y razonable.

— ¿En serio crees que se haya entretenido con un automóvil?— preguntó la chica, simplemente intentando no quedarse callada durante demasiado tiempo, porque si eso pasaba, su nerviosismo incrementaba y entonces todo podía terminar siendo una completa tragedia.

Habían estado esperando a Leo durante cuarenta minutos, le enviaron miles de mensajes desde ambos teléfonos celulares, lo llamaron en múltiples ocasiones y dejaron un par de correos de voz; pero nada. El latino no daba señales de vida. Se cansaron de intentarlo y decidieron que si ya habían estado ahí sentados durante tanto tiempo, ahora no podían simplemente marcharse sin comprar nada. Así que se quedaron y pidieron un par de capuchinos. Piper había agregado las galletitas justo un segundo antes de que el mesero se fuera.

Galletitas de coco y un brownie.

Ese era el pedido que siempre hacían ellos dos en su adolescencia, cuando Piper trabajaba medio tiempo en la cafetería de la tía Hestia y él llegaba a recogerla de vez en cuando para improvisar una pequeña cita, los dos solos. Antes era difícil encontrar un momento en el que realmente pudiesen estar solos, con todos sus amigos interfiriendo una y otra vez, por accidente. En aquellas épocas era bastante común encontrarse con escenas no aptas para todo el público, en distintas zonas de la casa de Percy. Quizá por eso se llevaban tan bien, no habían demasiados secretos entre su grupo de amigos.

Pero no era buena idea ponerse a rememorar esos tiempos.

Al parecer, Jason también recordaba que ese era su pedido habitual, porque tan pronto como Piper lo había dicho, una refulgente y tierna sonrisa había atravesado su rostro. Pero no dijo nada al respecto sino que simplemente empezaron a hablar de otra cosa completamente diferente.

—Es lo más probable— contestó Jason, a la pregunta que ella le había hecho— ¿No quieres otro brownie?

Piper ya se había comido dos. Jason también había pedido otra ronda de galletas. Ninguno de los dos iba a soportar mucha azúcar más, pero por algún motivo, ella quería decir que sí. Quería mentir y fingir que aún tenía hambre. Lo que fuera, que los hiciera mantenerse ahí durante un rato más. Porque había tan poca felicidad afuera, y Piper estaba tan necesitada de ella, que solo quería alargar un poco más el momento.

Miró los platos vacíos, pues Jason acababa de devorar la última galleta. Ella realmente no quería más. Pero... Pero... Miró al chico frente a ella, sus ojos azules parecían pedirle que aceptara; parecían estarle rogando que tuviera piedad y les concediera unos cuantos minutos más para estar allí. Ambos sabían que allá afuera una guerra aún los estaba esperando, y que si habían conseguido escapar durante tantos meses, era simplemente porque habían estado ocultándose como cobardes. No porque fueran más listos que el enemigo.

—Comeré otro si tú pides una nueva ronda de galletas— contestó al final, y Jason soltó una carcajada majestuosa, como si ella le hubiese contado el mejor de los chistes. Le hizo una señal al mesero y este comprendió, sin necesidad de acercarse a ellos, lo que deseaban. Piper habló de nuevo— A quién le importa la dieta, después de todo, ¿no?

—Tú jamás has necesitado dieta, Pipes— Jason comentó, aun riendo, como si la simple idea fuera absurda. A Derek no le parecía ridículo, sino más bien necesario.

—Bueno, eso no es lo que... — inició a decir, lo que continuaba después era un "...él pensaba", pero Jason la interrumpió antes de que pudiera decirlo. Casi como si lo hubiera anticipado. Quizá lo había hecho. Tal vez, sabía hacia donde se habían ido sus pensamientos, y moriría antes de dejarla caer en ese charco sucio otra vez.

— ¿Tú qué crees que esté haciendo Leo?— probablemente fue lo más rápido que se le ocurrió.

— ¿Yo?— Piper no sabía que decir, lo pensó un segundo, y lanzó la primera teoría que le llegó a la cabeza— Calipso estaba enojada con él, anoche... De seguro no lo dejó salir.

—Bueno, no es como que pueda prohibírselo— Jason rio de nuevo.

—Es Calipso— le refutó ella, sonriendo también— Claro que puede. Probablemente es la única en el mundo que puede.

—Tienes razón— volvió a reír él— Supongo que tendremos que esperar a que se digne a aparecer para saber la verdad, ¿no?

—Supongo que sí— contestó ella. Y no podía quitar la sonrisa de su rostro, como una estúpida. Ya ni siquiera se le ocurría nada más que decir, pero no podía dejar de mirarlo. Le estaba empezando a resultar preocupante.

— ¿Puedo decirte algo?— de pronto el cambió por completo el tono de voz. Ya no sonaba divertido, ahora parecía completamente serio. Era casi la tonalidad que elegía para realizar negocios.

—Por supuesto— contestó ella, aunque por dentro el miedo había empezado a lanzar gritos dentro de su cabeza: "No, no lo hagas, sea lo que sea, no quiero saber".

—Te ves preciosa hoy— esto casi lo dijo en un susurro, sin embargo, no parecía estar preocupado porque las personas lo escucharan, quizá simplemente quería asegurarse de que el mensaje fuera de corto alcance, para que llegara apenas hasta los oídos de Piper. No quería correr el riesgo de que se fuera lejos y ella no lo comprendiera. — Te hace bien volver a sonreír.

—Yo...— quería decir algo, lo que fuera, pero el sonido ronco de la voz de él la había dejado muda.

—También te sienta muy bien, tener amigas de nuevo— continuó Jason, cuando ella se quedó en silencio durante mucho rato— Creo que te sentaría muy bien salir con Haz y Cali. Harán que te distraigas. Si con solo visitarte un par de horas te hicieron ver cómo te ves hoy... Ya me atrevo a imaginar lo feliz que estarás si reanudas los lazos... como... como antes.

—Tú y Leo son mis mejores amigos, lo sabes— esta vez, sí pudo contestar. Le tomó la mano, como solía hacerlo cuando quería agradecerle por algo.

—Sí, lo sé— contestó él. Y por primera vez en todo el día, Piper notó que ya no se veía tan feliz como antes.

¿Qué había pasado?

¿Acaso había dicho algo mal?

***

Hola hola corazones. Es Lunes, pero los que siguen Instituto de Delincuentes Juveniles sabrán que actualizamos ayer y yo estoy media murida :'v

Además me había atrasado con RH. Así que RH es prioridad y no actualizaré hoy "El Corazón Maldito" :(

La buena noticia, es que intentaré actualizar hoy mismo, RH de nuevo :3

Comenten mucho para darme fuerzas para conseguirlo.

Esto es como la genkidama, solo que en vez de levantar las manos, deben dejarme comentarios <3 <3

Nos leemos más tarde. 

Returning HomeWhere stories live. Discover now