Personal War

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Roselany

Estoy lista para suplirte cuando lo necesites

Llamaré a John para que me lleve allá en su lancha

Primero delegaré lo del calendario a Mele

Está molesta porque te llevaste a Pikake sin su permiso

Pero vi orgullo en sus ojos, va a perdonarlo jaja

Nos vemos.

Oh, y hola Grover

Sé que vas a leerle todo

Grover está a cargo de mi celular, sí

Pero leí los tuyos

Oh... Genial...

¿Qué hago con Chase?

Está en el puerto

Dicen que quiere hablar con la persona a cargo

Alias, yo.

Deja a otra persona a cargo

Y luego a otra

Y otra

Que no sepa quien está a cargo

Que nadie le diga nada

Hecho.

Voy para allá, con John.

Llevamos comida y tu tabla de Surf

¿No se te había ocurrido como comer, torpe?

O pensabas hacer huelga de hambre también?

Comeré en mi tabla de surf

Llevaste una?

No. Me refiero a la que tu traes jajaja

Gracias, Rossie

Torpe...

Okay, nos vemos. ✓✓

+1 212 1456342-Chase

Me estoy cansando de jugar al gato y el ratón

¡¿Quieres hablar de una vez por todas?!

¡Dios, Perseus!

Pensé que habíamos llegado a un acuerdo

Maldita sea.✓✓

Ahhhhhh ( Eliminaste este mensaje)

***

Annabeth entró a su habitación tirando la puerta tras ella. Estuvo toda la mañana en el puerto intentando solucionar algo... Lo que fuera, pero justo en ese momento, parecía que incluso conseguir la paz mundial era mucho más sencillo que llegar a un acuerdo con los cabeza-huecas protestantes que estaban en la playa, y en el mar. Incluyendo a Perseus Jackson, por supuesto.

¡¿Cómo había podido salir con él hacía todos aquellos años?!

Sí, lo que hizo anoche tal vez no había sido la mejor de sus ideas. Había olvidado, por un momento que el tiempo pasa y que Perseus ya no era el jovenzuelo idiota al que podías manipular con algo tan sencillo y simple como una mamada. Sí, había sido su error. Pero al mismo tiempo se había dado cuenta de algo... Lo había puesto furioso, lo cual, quería decir que a pesar de que el efecto había sido completamente contrario al esperado, sí que había conseguido darle donde más dolía.

Y ahora, sabía cuál estaba siendo el punto débil de Jackson. Sabía por qué encerrarse en el mar era más tentador para él, que.... Amarrarse a un árbol, o... continuar la protesta frente al hotel. No, no. Perseus le temía. Tenía pánico de ser más débil que ella, y eso sería exactamente lo que Annabeth utilizaría para traer abajo todo el movimiento de protesta.

—¿Estás bien? — Michael entró en la habitación, sin tocar, como solía hacerlo. Annabeth ni siquiera se inmutó— ¿Creo que estás un poco...? ¿Quieres que sea yo quien hable con él? Quizá...

—¿Negociar?— preguntó Annabeth, girándose y mostrándole una sonrisa confiada— Eso es lo que planeas hacer, ¿no? ¿Negociar con ellos? Ellos no quieren negociar, Michael. Solo buscarán un lado que les beneficie únicamente a ellos. ¿Tienes idea de por qué Hawaii tiene un índice de pobreza tan alto? ¿Por qué a pesar de que las personas trabajan, siguen sin tener casas propias?

—Porque la economía no se mueve— contesta él— Lo sé.

—Porque tienen miedo de vender sus tierras— añade Annabeth— Porque no permiten que el dinero circule y equilibre el precio de las cosas. Consideran al capitalismo un enemigo y al ecologismo un santo que no debe ser alterado por ningún motivo. Aún ahora, después de tantos años, se niegan a dar paso al progreso, y no lo harán solo porque una cara bonita llegue a pedírselos con una sonrisa.

—Al menos no si hay otra cara bonita que les ordene no hacerlo— complementa Michael— Sí, eso ya lo deduje también.

—Y eso es exactamente lo que haremos— devuelve la rubia.

—Ya lo intentaste, no funcionó— dice él— No creo que, incluso si lo intentamos de nuevo...

—El morderá el cebo, Michael— Annabeth niega de nuevo, divertida, cómo si todo lo que estaba pasando afuera no se tratara de otra cosa más que un juego... Un peón siendo sacrificado en el tablero. — Te lo aseguro. No puede estar en el mar por siempre. Incluso si lo está, no impedirá que iniciemos la construcción.

Los ojos grises se desvían un segundo, hasta la copia del calendario que recuperó del bar-restaurante. La ausencia del tatuaje no hace otra cosa más que enfurecerla. Le hierve la sangre, porque él ha decidido borrarlo de su carne, incluso cuando ella fue lo suficientemente débil como para mantenerlo. Y lo odia por eso.

Esto se había vuelto una guerra personal, y ella definitivamente iba a ganar. 

***

Estoy enferma, lamento el retraso

Nos leemos pronto.

bye bye

Returning HomeWhere stories live. Discover now