Returning Home

Orc's strike

El golpe del Orco

La madriguera de Percy estaba tan escondida en medio de la naturaleza que, durante el viaje, Leo bromeó varias veces sobre que "Lo del secuestro no era en serio, Perce, ¿a dónde nos llevas?".

Sin embargo, cuando finalmente llegaron, descubrieron que Percy sí se había tomado la molestia de preparar un adecuado hospedaje para ellos. Evidentemente, no había suficientes habitaciones, pero había conseguido colchonetas para cada uno, y había apartado todos los muebles de la sala para poder disponer de más espacio. Percy iba a dormir con ellos en la sala, nadie sería tratado como inferior o superior.

También había surtido el refrigerador y las alacenas con comida suficiente como para alimentar a todos los manifestantes que habían estado participando en la huelga contra Michael Walton. Había cervezas y refrescos; snacks y semillas mixtas; frutas y materiales para preparar todo tipo de comida chatarra. No se le había escapado nada y, por primera vez en su vida, Percy se sintió como un ama de casa responsable...

Por primera vez en su vida se sintió como su propia madre.

El primer día, como era el día en que llegaban, no habían preparado nada demasiado ostentoso para hacer, ya que estaba presupuestado que todos estarían cansados. Sin embargo, tan pronto como estuvieron con las barrigas llenas y encontraron un televisor, Nico y Frank conectaron la consola de videojuegos que Nico había traído y empezaron a matarse uno al otro, múltiples veces y consecutivamente, en forma de personajes.

No era Mortal Combat esta vez, el juego se llamaba "Orcos" y literalmente trataba de eso: de Orcos matándose los unos a los otros de la forma más sangrienta posible. Tanto Nico como Frank adoraban el juego, pero eran lo suficientemente gentiles como para dejar jugar a los otros de vez en cuando. Lo más importante de todo, era que Frank estaba pasándola de lo lindo.

Sin embargo, no todos sus amigos poseían tanta energía y quedó expuesto en medio de una partida de Nico contra Frank.

Ya habían colocado las colchonetas en el suelo y jugaban sentados en ella. Leo estaba apoyando a Frank, Jason a Nico, Percy solo repetía "dale, dale duro" sin especificar claramente quién debía pegarle a quién. Había tres tazones de chetos en medio de los colchones, que iban pasando de unas manos a otras tan pronto como fuera necesario. También había cervezas y Pepsi colas que, si eran sinceros, nadie sabía con seguridad a quién pertenecía cada lata.

—¿Cómo diablos haces para que aplique ese candado? —preguntó Percy metiéndose chetos a la boca, a Frank, al tiempo que el Orco de Nico caía al piso y se retorcía de dolor en medio de los brazos de su oponente—. Yo intenté hacerlo hace rato pero no funcionó.

—Es que solo puede hacerlo un Orco rojo al alcanzar el nivel de la estrella y tu estabas jugando con uno azul —le contestó Frank, presionando botones salvajemente, pues el Orco de Nico acababa de escapársele entre las manos—, y se necesitan cincuenta golpes de mazo antes de hacer cada candado. ¿Ves? Ahí... ¡Ahí! ¿Lo entiendes?