E HELE AKU

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Hola Hola Corazones!!

YA SÉ que me mamé con el Percabeth (literalmente jaja)

Ya sé que está que arde, pero en las llamas del infierno y no en el calor del sensual verano.

Ya sé que esto les duele :(

Incluso muchos me han dicho que están peor que el Solangelo y que solo me estoy descargando con ellos porque nunca me ha gustado escribir Percabeth.

Y eso es justo lo que quiero desmentir ahora mismo. YO AMO EL PERCABETH ¿ok? Siempre he amado el Percabeth.

Lo único con lo que nunca he estado de acuerdo es con la sobreexplotación de su temática y con la insistencia de algunos shippers en querer desayunarlo, almorzarlo, cenarlo y merendarlo, y aun así nunca estar satisfechos, porque han leído tanto, que ya nada les sorprende.

Cuando dije, al inicio de la historia, que había encontrado una Trama Percabeth cool, me refería a que encontré una trama interesante, que me gusta, que me motiva, que es nueva e innovadora y que contiene la dosis justa de referencias y creatividad (perfectamente equilibrado, como todo debe estar).

Así que creo que lo que quiero decir es... Que no me arrepiento de nada.

Los amo aunque no parezca jajajaja, bebés. Les va a gustar, lo prometo <3

Disfruten el cap :3

***

Waikiki, Honolulu

Y Percy verdaderamente cumplió su promesa.

Annabeth se sintió enormemente complacida, al darse cuenta de que a la mañana siguiente no había rastro de ni uno solo de los protestantes que durante tanto tiempo habían estado acampando frente al Hotel Halekulani. A primera hora de la mañana se levantó, tomó una ducha, se enfundó en su perfectamente alisado traje ejecutivo y bajó a desayunar con Michael, que tenía una muy bonita sonrisa relajada sobresaliendo en sus labios.

—Tú, eres la mujer de mi vida— dijo, levantándose de la mesa al verla, y volviendo a sentarse cuando ella lo hizo— ¡Te ves preciosa hoy! ¿Te hiciste algo diferente?

—No— ella no pudo evitar reír un poco— Simplemente es el estrés abandonando mi cuerpo.

Él la mira con ojos brillantes, y niega sutilmente con la cabeza— No tengo idea de qué hiciste, pero te amo por ello. ¡Eres genial, Annabeth!

Ellos no estaban saliendo. Michael Walton nunca había estado en su cama, pero Annabeth sabía que todos sus conocidos pensaban lo contrario. Y a ella nunca le había interesado desmentirlo. No sabía si él estaba saliendo con alguien más y tampoco quería saberlo. No era asunto suyo. Así como él tampoco le hacía ese tipo de interrogaciones a ella.

Pero existía esa evidente conexión entre ambos. Aquella que solo se consigue entre dos mentes que tienen sus ojos puestos en el mismo objetivo. Michael miraba hacia lo más alto del cielo cada vez que quería dar un paso. Sus ojos brillaban ambiciosos, con hambre de éxito, y Annabeth adoraba el modo en que eso sucedía, dándole a ella la confianza necesaria, para saber que no iba a invertir sus esfuerzos para nada. Es decir, el proyecto, fuera cual fuera, se llevaría a cabo. Porque ninguno de los dos permitiría que algo los detuviera.

A veces, Annabeth pensaba que estaba llegando a idolatrar la mente de Michael, y viceversa.

Después del arribo de Annabeth, varias personas se unieron a ellos, todos ellos, socios importantes dentro del proyecto. Por un pequeño espacio de tiempo, ella se sintió realmente bien. Una sonrisa se dibujaba sobre su rostro, y en medio de la conversación de negocios, no tenía que preocuparse por los gritos desenfrenados de su conciencia que desde la madrugada había estado lanzándole insultos a la parte trasera de sus ojos.

Returning HomeWhere stories live. Discover now