DOS AMORES 3 (SPANISH)

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Había oído hablar de ellos... de esas personas que, para su desgracia, no tenían una pareja destinada... La sociedad los rechazaba, muchos incluso acababan en la calle tras ser repudiados por sus familias y amigos. 

Y sin embargo, allí estaba ese chico.. estudiando ingeniería e intentando labrarse un futuro mientras que él...

Kongpob gruñó, sintiéndose de repente bastante avergonzado de su comportamiento de los últimos días. Y es que él al menos tenía a Mook, a sus padres y a sus hermanas mientras que otros... otros no tenían tanta suerte.

Sus ojos, nuevamente, se dirigieron hacia el balcón del edificio donde había estado sentado el joven. 

- "Me hubiera gustado ver su rostro mejor... estaba demasiado lejos" - susurró, perdido en sus pensamientos - "pero me apuesto lo que sea a que es hermoso.."



Mientras tanto, en otra habitación de la residencia, Arthit sonreía mientras guardaba su guitarra en el interior de su estuche.  Hacía años que tocaba, desde que era pequeño y, sin duda, para él era la mejor manera de olvidar sus problemas y de sentirse libre y feliz, aunque sólo fuera por unos momentos. Sin embargo, un rápido vistazo al espejo que tenía delante suya, hizo que un gruñido saliera de sus labios. 

Instantes después había corrido hacia su cajonera y sacado una banda que colocó sobre su brazo, en el sitio donde antes había estado su marca.

"Menos mal que nadie me ha visto...", se dijo tras echar una ojeada por el balcón y comprobar que todas las terrazas estaban vacías.

Con gesto cansado se mesó sus cabellos. Su mirada, sin embargo, se posó en uno de los retratos que estaban en su mesa y en el que.. con una sonrisa... posaba en bañador en la piscina de su casa. Su brazo, en ese momento, mostraba una hermosa marca que relucía bajo los rayos del sol.

Una marca que, con un dedo, Arthit acarició con tristeza y desánimo.

..

..

RRRRRRRR

El timbre de la puerta sonó haciendo que el joven se dirigiera hacia ella con rapidez.  No bien la abrió una joven se abalanzó hacia él haciendo que ambos cayeran sobre el frío suelo. Una joven que, abrazándolo por la cintura, acabó enterrando su rostro en su estómago mientras lloraba amargamente.

- "¡¡¡¿¿NAM??!!!"- exclamó Arthit en su mente mientras agarraba a la joven por sus brazos y  la apartaba de su cuerpo para mirarla a la cara.

Namtarn, con los ojos bañados en lágrimas, lo miró con expresión desolada. Segundos después se dejó llevar  hasta una de las sillas que estaban cerca de la ventana.

- "Oon... Jay, él me ha dejado... él..." 

Arthit, con la boca abierta, sólo pudo observar a su amiga  con expresión desconcertada. Después, con rapidez, tomó su bloc de notas y comenzó a garabatear varias palabras...


"Pero... pero si es tu pareja destinada. Tu otra mitad..." - acabó mostrándole, al cabo de unos minutos de silencio.


Nam asintió y, con expresión llorosa, enterró su rostro entre sus manos.

- "El se ha enamorado de otra persona, me ha dicho que.. que esa chica está embarazada. Él..." - comenzó a decir la muchacha mientras que, con brusquedad, acercaba sus dedos a su banda y se la arrancaba del brazo.

Arthit dejó escapar un breve grito.

Y es que allí, donde debía estar la marca de Namtarn, sólo podían verle unas leves letras de tonalidad grisácea que se volvían más claras por momentos.

"La ha rechazado...", se dijo Arthit mientras sentía ganas de buscar a su viejo amigo y partirle la cara.

Nam sonrió y, con tristeza, asintió con la cabeza.

- "Ya ves...y ahora no se qué hacer, si mi familia se entera..."

Arthit, completamente pálido, colocó una de sus manos sobre la de Namtarn. Y es que él sabía lo que podía ocurrirle a su amiga... sobretodo con la familia que tenía.


"No te preocupes, incluso si te rechazan puedes venirte conmigo... ya sabes que eres como una hermana para mí, la que nunca he tenido, y mi familia te adora"


Namtarn sonrió tras leer el escueto mensaje, apretando la mano la Arthit con la suya en señal de agradecimiento.

- "Muchas gracias..." - dijo - "por lo pronto voy a ir a ver a una sanadora de la que me han hablado muy bien. Ella... tal vez ella pueda decirme qué hacer ahora..."

Arthit, con expresión sorprendida, miró a su amiga.

Sabía que había algunas mujeres, generalmente ancianas, que aún eran capaces de ponerse en contacto con los antiguos espíritus pero.. jamás hubiera imaginado que Nam supiera dónde se encontraba una de ellas.


"Pensaba que.. que todas se encuentran recluidas en los templos y que hay que hacer una donación muy generosa para poder hablar con ellas..."


Namtarn asintió, sin embargo su sonrisa se hizo más amplia cuando, tras devolverle la libreta, se inclinó hacia él y comenzó a hablarle en susurros.

- " Así es pero.. hay algunas que no entraron en la orden, prefiriendo ayudar a la gente que no puede ir a los templos...como yo"

"O como yo...", se dijo Arthit mientras apretaba, sin darse cuenta, su propia banda.

- "Tengo la cita mañana por la tarde, ¿vendrías conmigo?"

Arthit, sin decir nada, asintió con la cabeza. Y es que no pensaba perdérsela por nada del mundo... por nada.






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Kongpob gruñó mientras que, con el puño apoyado contra la pared, observaba a la joven que estaba ahora en el cuarto del chico de la guitarra.

¿Quién...?"

 "¿Quién puede ser?"

Por su mente pasó la idea de que podría ser su novia pero, instantes después, negó con la cabeza.

- "No tiene una pareja destinada, ¿recuerdas?" - murmuró, para sí, mientras miraba cómo la muchacha, ante el asentimiento del joven, se lanzaba a sus brazos. 

Segundos después, con expresión furiosa, había corrido sus cortinas para después dejarse caer sobre el colchón de su cama.

Su mente estaba completamente descontrolada.

Y es que no lo entendía, de verdad que no, pero estaba enfadado... más bien furioso. Y lo peor del caso era que no sabía porqué..

"Él no es nada mío... ni siquiera sé su nombre...", se recordó, "no debería importarme si tiene a alguien... o a dos..."

Tras lo cual sacó su móvil para mirar la foto de Mook que tenía como fondo. Una leve sonrisa asomó a sus labios.

- "Ella es tu destinada, Kong.. piensa en ella y olvídate de ese chico, si él quiere que le destrocen el corazón cuando esa chica se marche con su pareja, pues es asunto suyo..."

Sin embargo, y a pesar de todo lo que se había dicho, una parte de él siguió pensando en el muchacho, en su canción... y en lo que acababa de ver a través de su ventana.


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