EL PRÍNCIPE Y LA PERLA 4 (SPANISH)

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Krist gruñó. Sus ojos se entrecerraron mientras que, con ambas manos, intentaba obligar a Singto a caminar hacia la mesa que estaba en el centro de la sala.

- "Vamos... sólo son unos pocos pasos..." - dijo mientras tiraba, una y otra vez, de los brazos del príncipe que, para variar, negaba con la cabeza mientras intentaba mantener sus pies completamente quietos y pegados al suelo enmoquetado.

- "¡NO QUIERO!"

- "No puedes estar todo el día en la cama, tienes que moverte..." - le recriminó el joven de cabellos oscuros. 

El humano, sin embargo, negó con la cabeza y apretó aún más sus dedos descalzos sobre la alfombra.

Krist volvió a gruñir. 

Sin duda estaba haciendo un esfuerzo sobrehumano para no usar sus poderes y  obligar al cabezota que tenía delante a que se separara de esa dichosa cama. Sólo lo había estado deteniendo el hecho de que nadie debía saber quien era, al menos no hasta que encontrara la perla de su hermano. Sin embargo, con cada día que pasaba en compañía de ese humano, a Krist se le hacía más y más imposible no hacer nada.. sus manos temblaban, su magia intentaba escapar de su cuerpo y lanzarse contra Singto.

Sólo tocarlo ya era un riesgo, pues notaba cómo su piel reaccionaba con la del humano, haciendo que un extraño hormigueo recorriera su cuerpo. Algo que nunca había sentido pero que, por lo que le había dicho Ming, no podía ser más que odio. 

Odio...

Eso jamás lo había sentido antes...

Krist suspiró.  Luego, tras echar un último vistazo a la bandeja con el desayuno que seguía tirada en el suelo, volvió a tirar de Singto haciendo que éste, finalmente, se separara de la cama y, a trompicones, acabara sentado en una de las sillas que bordeaban la mesa mientras hacía un leve mohín con sus labios.

Un breve vistazo a esa expresión enfadada hizo que Krist enrojeciera. Algo que venía ocurriendo cada vez más a menudo cuando estaba en presencia de ese niño malcriado. Con rapidez, apartó su mirada del joven y, tras comprobar que estaban solos, hizo un gesto con su mano derecha..

Segundos después la bandeja con el desayuno estaba sobre la mesa y frente a un sorprendido Singto que, una vez más, debía estar preguntándose cómo hacía para tener a mano una segunda bandeja con la que suplir la que él se encargaba de destrozar.

Afortunadamente su orgullo siempre podía más que su curiosidad y nunca le preguntaba nada. Ni a él ni a ninguno de los humanos que le servían.

- "Come..."

Singto frunció el ceño ante las palabras de Krist. Obviamente no le había gustado la forma en la que le estaba hablando. Sin embargo, con manos temblorosas, comenzó a tantear lo que estaba colocado enfrente suya.

- "Es un sándwich y varias piezas de fruta" - comentó Krist - "a la derecha tienes una taza con café, ten cuidado no vayas a derramarlo".

Singto gruñó pero, con cuidado, tomó el vaso entre sus manos y se lo llevó a los labios.

Krist sonrió nuevamente.

No...Krist no creía que lo que fuera que sentía por Singto fuera odio. No sabía lo que era pero, sin duda, no era lo mismo que sentía por ese idiota de Godt. Y eso lo estaba volviendo loco...además de generar en su interior un leve sentimiento de nerviosismo con el que no sabía como lidiar.

Era por eso que llevaba días intentando no acercarse al muchacho postrado en su cama, pero esa mañana ya no había podido soportarlo más....

..

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