UN ENCUENTRO ESPECIAL 1.3 (SPANISH)

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El dormitorio estaba a oscuras, pero a pesar de ello Krist sentía cómo los ojos de Singto le seguían con detenimiento. Como si estuviera evaluando si entrar al cuarto o salir corriendo de allí para no volver nunca jamás.

"Tal vez es demasiado pronto...", se dijo mientras que.. con un leve suspiro... se sentaba sobre el borde de la cama y aguardaba, pacientemente, a que el hombre que aún estaba en la puerta de la habitación diera unos pasos hacia el interior.

Finalmente, tras pasar unos minutos y darse cuenta de que Singto no tenía ninguna intención de entrar, Krist suspiró mientras que se llevaba una de sus manos a su cuello... masajeándolo en un intento por calmarse. En un intento por hacer que su corazón volviera a su ritmo normal y que no pareciera a punto de saltar de su pecho.

"Será mejor agarrar el toro por los cuernos...", se dijo, dejando escapar una leve risilla que hizo que Singto, que no se lo esperaba, dejara de observar el dormitorio de la tienda... especialmente los grandes espejos que cubrían las paredes y que reflejaban la leve luz que entraba por la puerta abierta... para mirar hacia Krist con expresión nerviosa.

- "Puedes encender las luces si estás así más cómodo.." - comentó el joven mientras que, con más seguridad de la que realmente sentía, comenzaba a desabrochar los botones de su camisa blanca.

Singto gruñó, pero no dijo nada, tan sólo encendió dos de las luces de la habitación, que estaban sobre el cabezal de la cama, y dio unos pasos hacia el lugar donde estaba sentado Krist. Finalmente, y con expresión algo pálida, se dejó caer a su lado... boca abajo y con las piernas fuera de la cama.

- "Hazlo... no pierdas más el tiempo".

Krist suspiró, recordando las anteriores sesiones en las que.. al igual que ahora, Singto apenas si se movía. Como si, al no intervenir, todo fuera un sueño... una mera pesadilla de la que podía despertar en cualquier momento. En cuanto él quisiera.

"Así no lograremos nada...", pensó el joven mientras que.. con un dedo... acariciaba la espalda de Singto a través de su suave camisa de seda.

- "Hm"

Krist sonrió, notando la leve reacción de  Singto.

"Al menos todas esas sesiones han servido para que sepa que le gusta...", pensó para, inmediatamente después, dejar de sonreír al recordar las pocas veces en las que... con los ojos cerrados... Singto había susurrado un nombre.

Un nombre que no era el suyo.

Y, la verdad... Krist no había podido evitar odiar a Neen en todos y cada uno de esos momentos.

Mucho más cuando... cuando esos sentimientos que ya creía prácticamente olvidados, estaban comenzando a volver a él... a ocupar sus sueños y a hacer que, cada mañana, despertara con el corazón desbocado y restos de semen en sus pantalones.

Había intentado controlarlo... recordarse a sí mismo que Singto tenía una hermosa prometida y que... y que en verdad el joven no sentía nada por él, que nisiquiera le gustaban los hombres.

Pero no lo había logrado y estaba ya llegando a su límite.

Por eso era que había aceptado adelantar la sesión de esa semana.. la última de las cuatro sesiones que habían contratado...

Y es que había llegado a un punto en que, lo que más deseaba, era escapar de todo.. de Singto y de esos sentimientos que no iban a llegar a ningún lugar.

Krist suspiró, dejando de acariciar la espalda del joven.

- "Hasta ahora no hemos pasado de unos pocos besos y caricias, ¿estás seguro de que quieres hacerlo ya?"

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