CEREMONIA LLUVIOSA 1.5 (SPANISH)

161 35 6
                                    

Arthit's pov.

Abrí los ojos en cuanto escuché la puerta cerrarse tras la espalda de Kongpob. Instantes después me volví hacia mi amigo y lo fulminé con la mirada.

- "¡¿Se puede saber porqué le has dicho eso?! - exclamé sin poder contenerme por más tiempo.

Rome me miró y, con una sonrisa irónica, se acercó a mi hasta sentarse en el borde de mi cama.

- "Lo sabía... sabía que no estabas dormido. Pero la pregunta no es esa, Arthit. La pregunta más bien es qué vas a hacer ahora que has encontrado a tu alfa..."

Mi expresión debía ser muy cómica ya que, segundos después, Rome comenzaba a reír mientras me señalaba con un dedo.

- "Como si no fuera a darme cuenta... así que venga, dime qué vas a hacer...¿o es que vas a dejar que se case con ese idiota de Godt?"

Mi boca se abrió de la impresión. Instantes después sonreí, negando con la cabeza.

- "Rome.. tu y tus bromas..." - comenté haciendo que el omega, de repente, dejara de reírse.

Sus ojos, fijos en los míos, apenas si parpadeaban mientras buscaban algo. Finalmente, y para mi asombro, enterró su rostro en sus manos mientras dejaba escapar un gruñido de impotencia.

- "No se quién es más idiota.. si tú o ese alfa tuyo" - musitó en voz baja.

- "Es que.. no entiendo nada, Rome..."

El joven suspiró y, levantando su rostro, me miró con expresión desolada. Como si no pudiera creer lo que le estaba diciendo...

- "Arthit.. entraste en celo. Y eso, cuando estás marcado, sólo pasa cuando tu alfa está cerca... además, Riu comenzó a ronronear en cuanto vio a cierto alfa entrar en ese dichoso cuarto de baño, así que..."

Mis ojos se abrieron de par en par.

- "¡No me irás a decir que....!"

Rome asintió con la cabeza.

- "Kongpob es tu alfa.. tu compañero. Así que dime.. ¿qué vas a hacer para que ese Godt no te lo quite? Porque te conozco y tú no eres de los que les gusta compartir, mucho menos a tu mate..."

- "Pero él... él..."

- "Lo sé..." - suspiró Rome mientras se levantaba de la cama y comenzaba a caminar por la habitación - "es un alfa de sangre pura, por lo que puede casarse con quien quiera, incluso después de haberte marcado pero... no sé, Arthit... me parece que algo no cuadra".

Sin poder evitarlo suspiré, bajando la mirada hacia mis manos entrelazadas sobre la suave colcha de la cama.

"Kongpob... ¿mi alfa?"



Mientras, en el pasillo del hospital, un joven caminaba mientras hablaba por teléfono.  Su rostro, rojo de furia, había hecho que todos los visitantes que habían estado esperando para poder ver a sus familiares y amigos acabaran recluyéndose en la única sala de espera que había en la planta.

Así de fuerte era el aroma de furia que desprendía.

- "¡Me da igual lo que digas!" - exclamó en voz alta haciendo que varios betas y omegas gimieran de miedo - "escúchame bien, Bright... quiero que descubras quien es el idiota que marcó a Arthit Rojnapat... y no me importa lo que tengas que hacer para eso. ¡Quiero a ese imbécil delante mía!"

Tras lo cual, y con un fuerte golpe, tiró el móvil contra la pared más cercana.

"Voy a encontrar a ese idiota y voy a hacer que se ocupe del lío que ha creado" - se juró mientras volteaba hacia la puerta cerrada del cuarto de Arthit-" no voy a permitir que acabe muerto por culpa de un alfa que no sabe responsabilizarse de lo que ha hecho".

- "Ese chico no se merece nada de lo que le está pasando..." - musité mientras me dejaba caer en una de las sillas vacías - "él no se merece ésto..."

Pequeños flashes de aquella noche pasaron por su mente. Los ojos de Arthit llenos de deseo... sus labios gimiendo y suplicando más, mucho más de lo que le estaba dando...

Un gemido salió de su garganta cuando se dio cuenta de que sus pantalones se habían vuelto mucho más estrechos.

Pero es que no podía evitarlo, nunca lo había podido hacer. Ese chico se había metido en sus venas como si de una droga se tratara, volviéndolo loco...

No había podido estar con nadie más desde esa maldita noche ya que, no sabía el motivo, Night no parecía desear a nadie que no fuera Riu. Ni siquiera Godt había podido despertar en él interés alguno.. y eso que lo había intentado con ganas... algo que estaba haciendo que pensara en su noche de bodas con preocupación.

De hecho ni con Emma, la madre de su hijo no nacido, había sentido algo como eso. Era cierto que ella no había resultado ser la pareja de Night y que en un inicio el lobo se había negado a aceptarla, pero el había estado tan enamorado de ella y tan seguro de que era su otra mitad que, al final, Night había claudicado tras exigirle la promesa de que si alguna vez encontraban a su pareja destinada, mantendrían su vínculo con Emma pero le permitiría establecer uno nuevo con su otra mitad. 

Algo que, si era sincero, había aceptado sólo porque nunca creyó que pudiera pasar. No hasta que, una noche, había conocido a cierto omega que había literalmente volatilizado el suelo que estaba bajo sus pies.

Kong miró hacia el suelo del pasillo y sonrió con tristeza.

Por su mente pasaron flashes del momento en el que, tras varias noches despertando con los pantalones mojados y los gruñidos llenos de ira de su lobo en su mente, había sucumbido y pedido a Bright que buscara al omega con el que se había acostado aquella noche. Sin embargo la respuesta de su amigo lo había dejado helado... el chico había ido a la empresa y pedido un periodo de descanso. Según el para poder ir a visitar a su familia, a los que no veía desde hacía varios años.

Tras lo cual se había marchado, obviamente con el dinero que le había dejado y comentando que no volvería en varias semanas. Semanas que se habían convertido en meses hasta que, simplemente, un día llegó una carta a la oficina de la empresa donde el omega les informaba de que había aceptado la propuesta de un beta rico y que no volvería, solicitando que le dieran de baja como acompañante. No había dejado nada, ninguna dirección ni forma de contactar con él así que, simplemente, había acabado teniendo que aceptar que lo de ellos había sido sólo un sueño de una noche de verano.

Un sueño que quedaría en sus recuerdos mientras que su realidad se llamaba Godt. Alguien de su posición que, sin duda, parecía amarlo con locura.

Además...

Incluso si quisiera acercarse a Arthit, eso no sería posible.

Un suspiro salió de mis labios al recordar la marca que había visto en el cuello de Arthit y que informaba a todo el que la viera que no era libre, que tenía dueño... uno que, aunque no estuviera a su lado, sin duda no había roto su unión con el omega haciendo que cualquier posibilidad entre ellos fuera, sin lugar a dudas, imposible.



STORYBOOK 2Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum