AMOR MÁGICO 2 (SPANISH)

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Arthit suspiró y, apartando la mano de Godt de su mejilla, negó con la cabeza.

- "Ya te he dicho que hay tres cosas que no puedo hacer....no puedo matar a tus enemigos ni resucitar a los muertos, además.. tampoco puedo hacer que alguien se enamore de tí" - dijo  mientras daba unos pasos hacia atrás, alejando su cuerpo del  humano que... levantándose de su cama de seda y oro... intentaba tomar sus manos con expresión implorante - " y en cuanto a lo otro... no voy a acostarme contigo, ni voluntariamente ni obligado..."

Godt gruñó, claramente enfadado con la respuesta del genio.

Y es que, cuando Kongpob le había dicho que los genios eran capaces de cumplir cada uno de los deseos de su amo, jamás había imaginado que el Sun de la corte de los Genios era un ser tan complicado.. a la vez que hermoso. Sus ojos, nuevamente, se deslizaron por el cuerpo del joven... recordando cómo se había visto envuelo en esas sedas de brillantes colores.

"Tan tentador...", se dijo mientras que... con cada segundo que pasaba... sentía que su piel se erizaba con la necesidad imperiosa de tocar a Arthit. De sentirle cerquita suyo.

Pero el genio, a diferencia de lo que siempre había pasado cuando le interesaba alguien, se había negado a compartir su cama... ni siquiera un beso había podido conseguir.

Y eso a pesar de los innumerables intentos de seducción que había llevado a cabo.

Nada había surtido efecto... ni siquiera el uso de su segundo deseo había resultado.

Y su paciencia se estaba agotando.

- "Oon..."

Arthit gruñó, apartando la mano de Godt de su brazo por segunda vez en lo que llevaban de conversación.

- "¡No me llames así!" - exclamó el joven mientras lanzaba una mirada enfurecida al humano que, inmediatamente, comenzó a palidecer - "te he cumplido ya uno de tus deseos... eres rico y admirado por todos. Tienes un harén que es más grande que el de los mismísimos reyes...¡no intentes pasar de los límites que se te han impuesto o lo vas a lamentar!"

Tras lo cual, simplemente, desapareció ante los ojos del joven que.. con un suspiro, se dejó caer sobre el suelo de su nueva casa.

"Serás mío, Arthit...lo juro", se prometió a sí mismo mientras que.. con un gruñido... introducía su mano en el interior de sus pantalones y tomaba su miembro, ya erguido, entre sus dedos.
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SHHHH.. FLASH!!

Todos se volvieron en cuanto notaron la presencia de Arthit que, con gesto cansado, se acercó a la mesa donde estaban sus hermanos y familiares.

La música se había detenido y Namtarn, con expresión preocupada, salió de entre los brazos de su esposo Jay para acercarse a su mejor amigo con una clara pregunta en sus ojos.

- "Dime que estás bien..." - dijo mientras tomaba sus dos manos entre las suyas - "dime que no te ha pasado nada malo".

Arthit suspiró y, dejándose caer sobre uno de los almohadones, miró los rostros de todos los presentes. Segundos después dejó caer el suyo sobre la mesa de cristal que estaba en el centro de la inmensa sala de mármol con incrustaciones de oro.

- "Estoy bien... pero las cosas están resultando más difíciles de lo que esperaba"

Nam, con expresión hosca, se sentó a su lado. Inmediatamente hizo un gesto a uno de los sirvientes para que trajera algo de bebida y comida para todos. No bien éstos se hubieron retirado.. con mirada furiosa... se volvió hacia Oon, cruzando sus brazos sobre su pecho.

- "¿ Y qué esperabas? ¿Ir al mundo humano y que, en pocos minutos, tu otra mitad apareciera de la nada?" - preguntó la muchacha, sin poder evitar que la ironía coloreara su tono de voz - "Ya te dije miles de veces que no era tan fácil... que era mejor que te olvidaras de esa tontería y aceptaras tu boda con Forth".

Arthit gruñó, negando con la cabeza.

- "Forth es sólo un amigo.. un hermano. No le veo como otra cosa..."

Jay, por primera vez desde que el joven había aparecido, carraspeó llamando la atención tanto de su mujer como de su mejor amigo para, finalmente, acercarles dos vasos de licor.

- "Vamos...ya hemos hablado de ésto muchas veces. Que nuestra boda acabara bien no quiere decir que todas las uniones concertadas lo hagan, Nam... si Oon no quiere casarse con Forth, no se le puede obligar" - comentó, ganándose una mirada furiosa de la joven - "Arthit, se que quieres buscar a tu alma gemela y ser finalmente libre de esta obligación nuestra de cumplir los deseos de los mortales pero tienes que tener cuidado, recuerda lo que ocurrió con el último genio que se aventuró al mundo mortal... se enamoró de un humano al que se entregó y que, al final, acabó abandonándolo en la mayor de las miserias"

Arthit suspiró, asintiendo mientras recordaba la expresión destrozada de Beam. Sus ojos vacíos y sin ánimo de nada mientras les contaba cómo había sido utilizado, humillado y abandonado delante de todos los miembros de la familia del hombre del que se había enamorado.

- "Aún sigue encerrado en su lámpara, ¿verdad?" - preguntó a pesar de imaginarse la respuesta.

Jay y Nam asintieron, con tristeza.

- "Dice que no piensa salir...que no quiere ver a nadie"

- "Por eso es que no quería que siguieras a ese Godt... se ve claramente que tipo de persona es..." - musitó la muchacha mientras recordaba la expresión llena de deseo con la que el mortal había estado mirando a Arthit.. cómo había seguido con sus ojos su piel, apenas cubierta con sus ropas de genio, mientras que un pequeño bulto se había comenzado a formar en sus pantalones.

Arthit suspiró y, llevándose el vaso a los labios, bebió un largo trago mientras pensaba qué decirle a sus amigos.

No quería preocuparles comentándoles la obsesión que el humano al que servía parecía estar desarrollando con respecto a él. Mucho menos tras haber visto a Nam tirada en el suelo y con gran parte de su cuerpo quemado.

Y es que temía que su amiga intentara, en esta ocasión, algo mucho peor.

"Debo darme prisa y encontrar a mi Otra Mitad antes de que ese idiota termine de pedir sus deseos o.. me veré obligado a casarme con Forth", pensó ,"Sé que todo puede salir bien... siempre y cuando ese mortal no se de cuenta de mis verdaderas intenciones", se dijo mientras imaginaba lo que Godt podría llegar a hacer si descubría que no pensaba cumplirle más deseos que el que ya le había cumplido.  Como mucho uno más...

Y es que, bajo ningún concepto, pensaba dejar el mundo humano sin haber encontrado al amor de su vida... a la única persona que podía realmente liberarlo de la maldición que pendía sobre la cabeza de todos los de su raza.

La maldición que, por causa de uno de los suyos, había caído sobre todos...

Algo que no pensaba revelar salvo a su Otra Mitad...y justo antes de unir sus almas para toda la eternidad.

Arthit sonrió, imaginando cómo sería, mientras que.. a su lado... sus amigos sólo podían mirarse los unos a los otros con expresiones preocupadas en sus rostros.


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