DOS AMORES 3 (SPANISH)

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Kongpob suspiró y, con gesto preocupado, apagó su teléfono móvil. 

Llevaba toda la mañana revisando su correo pero Mook no le había enviado ni un mensaje. Ni siquiera para reprocharle el no haberle dicho que no iba a estudiar en la misma Universidad que ella.

Ni una llamada...

Nada...

- "Debe estar furiosa..." 

Una parte de él siempre había pensado que sus padres cambiarían de opinión. Incluso esa misma mañana había esperado, contra todo pronóstico,  que su madre se le acercara para decirle, con una sonrisa, que lo habían hablado y que podía quedarse y estudiar Económicas. 

Pero no... sus padres no habían cambiado de idea y él.. él había acabado teniendo que mandarle un mensaje a Mook confesándole que iría a la universidad de ingeniería tal y como había estado programado.

Un gruñido salió de sus labios al recordar el momento en el que sus padres se habían despedido de él, después de dejarle instalado en la residencia universitaria.

- "Seguro que te va a gustar.." 

"Si...me va a ENCANTAAAAR ...", se dijo, con ironía, mientras se levantaba de la cama y se dirigía hacia un pequeño balcón. 

Sus ojos, inmediatamente, se posaron en el edificio de enfrente. Allí, sentado en una silla, un joven tocaba la guitarra con expresión triste. Sin embargo, lo que llamó la atención de Kong no fue eso sino que sus brazos, desnudos gracias a una camiseta verde de tirantes, no tenían ninguna marca en su piel. 

Y qué piel.. tan blanca...

Incluso desde el lugar en el que se encontraba, medio escondido tras las cortinas de su habitación, Kong podía ver con claridad cómo el joven tenía una piel clara y cabellos cortos y oscuros que parecían de seda. 

"Es como un muñeco japonés...", se dijo mientras sonreía sin darse cuenta.

Unos minutos más tarde, que para Kong fueron apenas unos segundos, el joven se levantó y entró en su cuarto desapareciendo así de su vista

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Unos minutos más tarde, que para Kong fueron apenas unos segundos, el joven se levantó y entró en su cuarto desapareciendo así de su vista.

Kongpob suspiró y, dándose la vuelta, se sentó en una de las sillas vacías.

En su mente, sin poder evitarlo, apareció la figura del muchacho, sentado en su silla y tocando las cuerdas de la guitarra de una forma que hizo que sus mejillas se tiñeran de rojo...

...

..

Con rapidez se dio un par de golpes en la cara.

"No sigas por ese camino, Kong... ni siquiera sabes quién es ese muchacho...", pensó, "además, es uno de ellos..."

Inmediatamente dejó de sonreír, sintiéndose extrañamente triste. 

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