EL PRÍNCIPE Y LA PERLA 7 (SPANISH)

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- "No te preocupes, lo entiendo...tan sólo estabas siendo amable.." - susurró éste mientras tocaba con el pie el primero de los escalones.

Krist abrió la boca, pero no dijo nada. Y es que no sabía que decir... pero de lo que sí estaba seguro era de una cosa, de que no quería que Singto se fuera así... él no había querido hacerle daño, todo lo contrario, pero no podía dejar que el humano lo tocara, especialmente cuando el joven no iba a encontrar, de su cintura para abajo, más que escamas.

Un gruñido surgió de sus labios, mientras que por su mente pasaban decenas de posibilidades. Sin embargo la decisión le llegó en el mismo instante en el que vio cómo Singto salía de la bañera y, tanteando, se acercaba a la puerta que daba a su dormitorio. Y es que, justo delante de él, había un pequeño charco de agua que hizo que el joven, con un leve grito, cayera al suelo sin que a Krist le hubiera dado tiempo siquiera a avisarle, mucho menos a ayudarle.

- "¡Singto!" 

Krist salió de la bañera y, poniendo sus pies en el suelo, corrió hacia el joven que estaba intentando levantarse. Desafortunadamente, en cuanto puso sus manos sobre los hombros de Singto, éste los apartó dejando escapar un gruñido.

- "¡No es necesario que me ayudes!" - exclamó - "yo puedo sólo.."

- "Pero..."

Singto, se volvió hacia Krist y, con sus manos, lo apartó de él con brusquedad.

- "No quiero la lástima de nadie... mucho menos la tuya"

Krist miró al joven, notando sus mejillas sonrosadas y sus ojos, ligeramente húmedos. Con un suspiro volvió a acercarse y,  sin darle tiempo a Singto de hacer nada, lo tomó entre sus brazos Instantes después se dirigió hacia el dormitorio del joven sin hacer caso de sus gruñidos ni, mucho menos, de sus palabras hirientes y ofensivas.

- "¡Bájame!" -exclamó nuevamente Singto mientras que, sin poder evitarlo, pasaba sus brazos por el cuello de Krist para no caerse - "¡he dicho que me bajes, que no quiero tu ayuda!"

- "No te tengo lástima.. sólo quería ayudarte. Tal y como habría hecho con cualquier persona que se hubiera caído delante mía. Además, ¿no querías devolverme el favor? pues he pensado que en tu habitación estaremos más cómodos..."

Singto, con la boca abierta, sólo pudo quedarse quieto. Segundos después sintió cómo Krist se inclinaba, haciendo que su espalda quedara apoyada sobre el suave colchón de su cama. 

- "Krist..."

Éste, tras soltarle, se incorporó y, con expresión tímida, acarició su cuello mientras apartaba la mirada de los ojos de Singto. Ojos que no veían pero que, sin embargo, estaban llenos ahora de un brillo que hizo que su corazón diera un vuelco en su pecho.

- "Llamame Kit...no me importa"

Singto sonrió, levantando un brazo a la espera de algo.

Krist miró la mano del humano y, con lentitud, colocó la suya sobre la del joven. Lo siguiente que supo fue que estaba sobre la cama de Singto, con la cara sobre las sábanas. 

"¿Qué...?"

Sin embargo su mente se paralizó cuando notó unos dedos sobre su piel desnuda, unos dedos que, con cuidado, estaban acariciando su espalda con timidez.

- "Tu piel es tan suave..." - susurró Singto mientras que, con una mano, hacía que Krist se diera la vuelta, quedando con su rostro a pocos centímetros del suyo.

- "Singto, no ent..."

Un gemido salió de los labios de Krist en cuanto notó como los dedos del humano rozaban uno de sus pezones, haciendo que una corriente de deseo recorriera su columna. Sus ojos, completamente abiertos, se posaron en el rostro de Singto.

Una sonrisa tímida asomaba a los labios del joven, una sonrisa que estaba empañada por una leve mancha de tristeza.

- "Ojalá pudiera verte..."

Tras lo cual, y antes de que Krist pudiera decir algo, inclinó su rostro y deslizó su lengua sobre el pequeño botoncito que tenía entre sus dedos.

Krist gruñó, notando cómo su cintura se elevaba levemente de la cama. Sus manos, colocadas sobre la suave tela, comenzaron a arrugarla mientras que Singto, simplemente, continuaba jugando con su pezón. 

- "Nn..ahh.."

- "Mmm.. parece que estás disfrutando..." - murmuró Singto mientras que, con su mano libre, rozaba la punta del miembro erguido de Krist. 

Éste, dejando escapar leves gemidos, negó con la cabeza mientras levantaba sus manos y, sin fuerzas, las dejaba caer sobre la mano con la que Singto estaba acariciándolo. 

- "Ah..esper.." - comenzó a decir, intentando hilvanar las palabras necesarias para detener a Singto antes de que fuera demasiado tarde. 

Y es que una leve sensación en su interior estaba apareciendo, una sensación que no había sentido desde aquella noche con Godt. Su cuerpo estaba reaccionando a las caricias del humano que, sin darse cuenta de nada, ahora jugaba con su otro pezón mientras dejaba escapar leves suspiros de placer.

Los ojos de Krist, bañados en lágrimas, se posaron en el rostro del humano, en su sonrisa, en su mirada perdida pero llena de deseo y de algo más que él no eras capaz de entender. Necesitaba detenerlo, tenía que hacerlo antes de que su necesidad de aparearse fuera demasiado fuerte. 

"Pero cómo...¿Cómo puede ser que esté pasando ésto?", se preguntó mientras que, con la poca voluntad que le quedaba, intentaba mantener el control de sus sentidos.

Un gruñido salió de sus labios. Y es que, si había pensado que con Godt había sido difícil, en esta ocasión era una verdadera tortura. Todo su cuerpo estaba preso del deseo, de la necesidad de dejar que Singto hiciera lo que quisiera.. incluso algo estaba surgiendo de su interior y que comenzaba a deslizarse por entre sus piernas desnudas.

Fue entonces cuando lo notó, ese aroma... ese dichoso aroma envolvía de nuevo a Singto, haciendo que, de sus labios, surgiera un gemido gutural. Sus ojos se cerraron mientras que, el resto de sus sentidos, se agudizaban para centrarse en el humano que estaba con él.

En el joven que, por fin se daba cuenta, comenzaba a oler como uno de los machos alfa de tu raza.

Krist dejó escapar una risilla, lo que hizo que Singto parara por unos segundos.

- "¿Pasa algo? ¿No.. no quieres que siga?"

"Ahora", se dijo el joven, "ahora es el momento... tengo que detenerlo antes de que, de que todo se complique..."

Sin embargo, para su propio asombro, lo que salió de sus labios no fueron las palabras que tenía pensadas sino otras que hicieron que Singto sonriera, completamente feliz.

- "P..Por favor..continua..."


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