HILO ROJO 1.6 END (SPANISH)

En başından başla
                                    

May miró hacia el suelo, pensando en si sería mejor marcharse y olvidarse de todo, cuando un golpe sordo se escuchó en la habitación de Aaron.

Con rapidez miró hacia el interior del cuarto. 

Arthit estaba sobre la alfombra, agarrándose una pierna mientras que Sam, con una sonrisa irónica, se levantaba sin apartar un segundo la mirada de Kongpob.

- "Dame a mi hio..es mío. No tienes derecho a quedártelo..."

Kongpob negó con la cabeza mientras daba un par de pasos hacia atrás.

- "Puede que seas su padre pero yo lo he cuidado desde que nació, lleva mi apellido..es MI hijo" - dijo con rotundidad.

May sintió un nudo en su garganta al escuchar las palabras de Kongpob. 

Su hijo...

La joven no podía sentirse más feliz. Sin embargo un leve gruñido hizo que dejara de mirar a Kong para fijarse en su hermano que, con dificultad,  comenzaba a levantarse del suelo.

- "¿Estás bien, Arthit?" - preguntó, con voz preocupada Kong mientras apartaba, por unos segundos, la mirada de Sam. 

Desgraciadamente eso fue suficiente para que, con un grito, Sam se lanzara hacia Kongpob e intentara quitarle el bebe de entre sus manos.

- "¡NO!" - Arthit exclamó para después lanzarse contra la espalda del hombre. Todo ello sin darse cuenta que, detrás suya, una joven lanzaba también un grito mientras se disponía a entrar al cuarto a través de la ventana.

May gruñó y, sin que nadie se diera cuenta, tomó el bate del suelo y se acercó hasta el lugar donde estaban los tres hombres. Instantes después había golpeado a Sam en la cabeza con todas sus fuerzas.

No bien el hombre cayó sobre el suelo de la habitación, la puerta del cuarto se abrió y varios policías entraron. Unos breves segundos fueron bastantes para que se dieran cuenta de lo que estaba pasando y que, con rapidez, apresaran a Sam.

May sonrió y, tras volverse hacia Kong y Arthit, sonrió tímidamente.

- "¿Están bien?"



UNOS DÍAS DESPUÉS...

Las tres mujeres sonrieron, viendo cómo Arthit y Kongob paseaban a Aaron por el parque de la universidad mientras hablaban animadamente. 

- "Me alegro de que estén juntos ahora..." - comentó May, haciendo que todas las miradas se posaran sobre ella.

- "¿Estás segura de lo que dices? Antes decías que no querías perder a Kongpb por nada del mundo..." - le recordó la más joven de las tres mujeres, haciendo que sus hermanas asintieran con la cabeza.

May sonrió con tristeza.

- "Amo a Kong y una parte de mi siempre lo amará pero... el jamás me quiso. Para él sólo existe Arthit, su Arthit..." - murmuró la muchacha mientras bajaba la mirada hacia la escena que podía aún verse en el caldero... La de dos jóvenes que, tras asegurarse de que nadie los viera, se besaban bajo el amparo de uno de los árboles.

- "Es la hora de aceptarlo y de... de olvidar..." 

May levantó la mirada hacia la mujer que estaba enfrente suya y, tras un suspiro, asintió con la cabeza.

- "Estoy lista..."

Tras lo cual dio media vuelta y comenzó a andar hacia la salida de la sala en la que estaban sin darse cuenta de que, detrás suya, tres mujeres no dejaban de observarla con fijeza.

La mujer más joven suspiró para después mirar a su hermana mayor.

- "Tal vez debimos contarle..." 

- "No..es mejor que todo sea así..." - respondió, sin embargo, su otra hermana sin apartar la mirada del caldero - "cuando den las doce de la noche no recordará nada... sólo los recuerdos que corresponden a May. Será, sin duda, un nuevo comienzo para ella..."

- "Pero..."

Su hermana, sin embargo, negó con la cabeza.

- "Ella nunca debió morir, se supone que Sam era el que debía ser recogido esa noche...pero todo cambió por culpa de ese dichoso de Loki. Su juego en esta ocasión casi impide que dos almas gemelas se reúnan... tan sólo espero que esta vez reciba un buen castigo".

- "Shhhhh.. mira...." - musitó, tras darle un codazo, su otra hermana.

Kongpob, con una sonrisa, se había arrodillado frente a un sorprendido Arthit que no podía parar de llorar. Instantes después, sin embargo, el joven había saltado sobre Kong y, tras lanzarlo al suelo, lo besaba con locura.

Las tres mujeres asintieron, felicitándose por haber logrado que esos dos chicos finalmente pudieran reencontrarse.

- "Finalmente podemos descansar... si es que a Odín no se le ocurre mandarnos nada más...." - susurró una de las tres hermanas mientras que la más mayor, asintiendo alegremente, tomaba el cazo y removía el líquido haciendo que la imagen se borrara. 

Segundos después ellas, al igual que el caldero,  desaparecían de la habitación sin dejar más recuerdo de su estancia que un leve olor dulzón que muy pocos humanos recordaban .. el dulce olor a ambrosía.


FIN

STORYBOOK 2Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin