POV Ethan Carter.
—¿En posición?
—En posición.
Alcé los binoculares hacia el almacén que tenía enfrente. Era grande, una buena base para nosotros, estaba escondida y era nuestra mejor opción.
¿El problema?
Pain pensaba lo mismo.
Estaban almacenando nuestras cosas allí dentro, nos superaban en número, así que era necesario entrar y tomarlo sigilosamente. No sólo tenían armas, sino también archivos confidenciales de rango Z, los cuales eran de gran importancia recuperarlos.
—Alex, ¿cuánta munición tienes? —Le piqué el botón de mi comunicador.
—Tengo un rifle lleno, los demás solo tienen pistolas de combate simples, ¿crees que deberíamos darles más? —cuestionó.
—No —respondí restregándome la cara—. Tripp, ¿me oyes?
—Fui yo quien armó y programó los comunicadores para hablar a larga distancia, claro que te escucho —fanfarroneó.
—Bien —sonreí nervioso, aunque no pudiera verme—. Sé que eres un agente de informática, tecnologías y todo eso, pero necesito que nos apoyes en el campo, tenemos que tomar ese almacén. Jordan, te harás cargo de él y por favor, enséñale a usar un arma.
—Entendido —respondieron Jordan y Tripp al unísono.
Empecé a caminar al almacén sigilosamente. Nos habíamos dividido en diferentes posiciones rodeando el almacén por completo, evitando ser un solo blanco.
Tomé el megáfono que tenía y lo pegué a mi boca.
—¡Están rodeados! ¡Salgan con las manos en alto! —grité.
—¡Los superamos con diez! —gritaron desde dentro.
Nosotros éramos cuatro, pero aún así podríamos con todos. No sabía porque simplemente se encontraban diez de ellos en una misma base, ellos eran más.
—Vaya, vaya, ¿qué tenemos aquí?
Cerré los ojos con fuerza con fastidio y volteé para darle cara.
—Pelirrojo... que milagro volver a verte. ¿Cómo te llamabas...? Claro, imposible olvidar tu nombre; Javier. El chico que intentó secuestrar a mi hermana.
—Se te olvidó mencionar que mi hermana le disparó a la tuya —sonrió divertido—. Por cierto, será mejor que todos los demás bajen sus armas, solo son cuatro, deben rendirse.
—Podemos con esto.
—No si hay francotiradores apuntando directo a tu corazón —agaché mi cabeza a mi pecho y vi un punto rojo—. ¿Qué sería de un equipo sin líder? ¿Qué serías tú sin tu equipo?
—¿Cómo supiste que estábamos aquí? No creo que hayas adivinado cuantos éramos y exactamente en qué posiciones —apreté mis manos en puños—. ¿Quién te lo dijo?
Realmente solo podía pensar en una sola persona: Scott.
Nos había utilizado, seguramente esto era un gracias de su parte.
—La ventaja de que la PATFS cayera fue que logramos conseguir muchas cosas, una de ellas es la cámara de visión térmica; muy buena para detectar a través de estructuras cualquier movimiento que se pueda —tronó sus nudillos—. Ahora, podría matarlos aquí mismo, pero no sería divertido —se tocó el mentón—. Mejor tomaré mi venganza contra el rayo azul ahora mismo —me apuntó con una pistola—. ¿Algunas últimas palabras?
—Si, de hecho el cabello pelirrojo —sacudí la cabeza—, no te favorece.
Javier apuntó y cuando disparó al instante un muro de tierra se levantó protegiéndome.
—¿Pero qué...?
Blake.
—Salvado por el de tierra —murmuré—. ¡Vamos!
Mis compañeros a lo lejos me escucharon, temí por lo francotiradores, alcé mi vista hacia donde se supone que estaban y lo único que vi fue las armas volando muy lejos de quienes las portaban.
Henry.
Apresuré mi paso una vez más golpeándole la nuca a Javier dejándolo inconsciente. Al entrar al almacén cuatro hombres me apuntaron con sus armas. Me cubrí en una pared y un tornado de agua pasó provocando que todos se cayeran al suelo empapados.
Emma. Bien, solo falta una.
Seguí mi camino ignorando las múltiples maldiciones que me decían los demás y llegué hasta donde estaban las armas.
—Son unos cobardes. Pedir ayuda de personas con poderes es de débiles —escuché una voz detrás. Giré y me encontré a la hermana de Javier.
—¿Qué tal, Jane? ¿Cómo has estado? No te veo desde aquella vez en el bosque que le disparaste a mi hermana.
—¿Guardas rencor acaso? —escupió sin más dirigiéndose hacia mi con dos espadas en las manos. Esas se las habían quitado a la PATFS.
Se acercó hacia mi tratando de enterrarme las filosas espadas que portaba, logré esquivar cada uno de sus movimientos. Gruñó y me lanzó ambas espadas, justo al momento en que las esquivé una celda de fuego se formó alrededor de Jane encarcelándola.
Keitlyn.
—¡Malditos! —gritó con rabia.
—¿Eran diez aquí, no? A ver... acabamos con los cuatro francotiradores que estaban en el techo, también con los que estaban aquí, así que van ocho. Luego acabamos con Javier y —la apunté—, contigo. Si, ya son los diez.
Negué con la cabeza y fui hasta una pequeña bodega que había en el almacén, lo cual era raro. Agarré una caja que efectivamente decía "clasificación Z", la abrí observando que toda la información aún se encontraba aquí.
—Se supone que sus amigos los raros no estaban con ustedes —siseó una vez más Jane.
—Se supone —le respondí desde la pequeña bodega.
Salí de la bodega encontrándome con mis compañeros de equipo. Tripp estaba fascinado observando la celda de fuego que hacía que Jane no pudiese salir. Jordan sujetaba con una soga a Javier, mientras que Alex custodiaba a los ocho prisioneros restantes que de igual manera, estaban atados.
—Escuché mucho hablar de los elementos, sé que estaban dentro del edificio de la PATFS pero jamás los había visto actuar —habló fascinado Tripp—. Es algo... increíble.
Rodé los ojos y al instante se escuchó un fuerte golpe detrás de mis compañeros. Todos volteamos en posición de combate.
Nos relajamos al verlos ahí parados. Henry tenía una mano arriba en su pecho alzando algo con su poder en el aire: eran los francotiradores. Movió su mano dejando las armas arriba de una mesa que justamente estaba detrás de mí.
—¿Están bien? —preguntó Blake.
—Si, gracias —respondió Jordan—. Estábamos en un apuro.
Keitlyn me veía atentamente ante cualquier expresión en mi cara. Estaba feliz de verla, pero los recuerdos de todo lo que pasó con Scott no dejaban expresarme bien. Estaba feliz y a la vez furioso conmigo mismo por no poder cuidarla como se supone que tenía que hacerlo.
—Supimos lo de la PATFS —habló Henry—... y lo que le pasó a F.
Alguien se aclaró la garganta; era Jordan.
—Supongo que intentaban encontrar una base provisional —apuntó Emma a todo el lugar—. Que bueno que no pensaban quedarse en esa furgoneta.
—No había mucho espacio —comentó Alex.
Keitlyn miraba hacia otra dirección, ya no me miraba. Sacó algo de su bolsillo y lo observó unos pocos segundos.
—Dejó de brillar —murmuró por lo bajo, pero la alcancé a escuchar.
—Creo que nadie tiene mucho ánimo de estar feliz por conseguir un gran avance ante el derrumbe de nuestra organización; lo entiendo. Pero no soporto estar bajo esta tensión de equipo —confesó el chico listo.
—Hemos venido a ayudarlos.
—¿Qué estuvieron haciendo en el infierno? —agregué enojado ignorando a Blake por completo. No podía contenerme más.
Keit dejó de mirar el círculo plateado y alzó la vista para tener una mejor visión de mi rostro.
—Iremos al reino de Henry.
—Eso no fue lo que pregunté —repuse.
—Pues eso mismo estoy ignorando —agregó y arrugué el ceño.
—Que gracioso. Piensas que estoy jugando contigo, ¿no? Deja de actuar tan infantil.
—Bien, si tanto lo quieres saber estoy tratando de ayudar a mi hermano —sentí una punzada en mi pecho. ¿Desde cuándo lo reconocía como su hermano? ¿Y desde cuando le decía así?—. No quiero darte más detalles, porque sé que me darás un gran sermón de porque no tengo que ayudarlo.
—La verdad si. Pero también sé que no me harías caso, después de todo, ya no me cuentas nada —contesté algo dolido.
—Tienes razón —dijo seco.
Me giré hacia la caja de los archivos de clasificación Z, la tomé y se la entregué a Tripp.
—¿Qué hago con esto?
—Léelo. Toda esta documentación tiene información de armas letales que pueden ser un peligro para la humanidad.
—Pero es clasificación Z...
—No me importa. Soy el líder ahora y como tal he decidido quitar cualquier autorización de nivel que hayamos tenido en la PATFS. —Alex y Jordan me miraban algo melancólicos—. Aceptémoslo, la PATFS se acabó, tenemos que continuar.
—Claro que si, pero no deberías decirlo tan directo —escuché decir a Blake—. Fue su vida y segunda casa, construyeron momentos.
—No escuchaste bien —negué con mi cabeza y caminé hasta quedar frente a él—. Soy el líder aquí, no deberías cuestionar nada si no te incumbe.
—Ellos no tienen la culpa de nada —argumentó Blake frunciendo el ceño por mi actitud.
—Lo sé, quizá tú sí.
—¿Qué hice según tú?
—Será mejor que no sigas, Blake —apreté los puños.
—¡Ya! —Keit se puso entre los dos—. Noté tu expresión de enojo al verte. Entiendo que toda esta situación te afecte, entiendo que yo misma lo haga. Pero todo esto no implica que tengas que desquitarte con tus compañeros de equipo. Dices que yo soy la infantil y por lo que veo tú no te quedas atrás. Deja de un lado tus celos, estuviste apunto de perder a tu equipo por tus desiciones aceleradas y sobre todo basta ya de cuestionarme, soy mayor y madura. Soy lo que soy y tomaré mis propias decisiones sin tu consentimiento.
Apreté mi mandíbula. Algo estaba mal.
—Claro —murmuré captando todo—. No hizo falta que Scott esperase la oportunidad para ponernos en contra, lo hizo desde que apareció en nuestras vidas. —Keit frunció el ceño confundida—. Debí matarlo cuando tuve la oportunidad.
—¿Te encontraste con Scott? —preguntó Henry mirando al círculo plateado.
—Estaba herido cuando lo encontramos, el demonio en su interior lo estaba comiendo para poder salir, si sale a la fuerza mataría a Scott —comentó Jordan.
—Y espero que lo haga —susurré para mí.
Keit me dio un empujón alejándome de ella y de Blake. Me tomó muy por sorpresa su acto.
—Ayudaré a Scott y cuando lo haga me iré —negué con la cabeza tratando de no creerlo. Lo había dicho tan directo—. Reconstruiré mi reino, lo restauraré; los haré salir adelante —me miró con lágrimas en los ojos—. Te creí mejor que todo esto, te creí un buen líder. Ahora no sé quién es peor, si tú o Scott.
—Keit —encajé mis uñas en mis palmas sacando algo de sangre. ¿Cómo me comparaba con él?
—Se acabó —susurró tragando saliva—. Tú y yo acabamos aquí y ahora.
—¿A qué te refieres? —cuestioné agitado.
—Keitlyn... —murmuró Blake.
—¡Que no te metas! —exploté desquitándome contra Blake.
—Jamás. —Me tomó de la muñeca derecha—. Jamás te atrevas a gritarle ni desquitarte de esa manera con Blake. Nunca.
Ambos nos miramos. En los ojos de ella solo había algo que por muchos años no había visto jamás: decepción.
—Yo te amo y mucho —soltó mi muñeca resignada—. Pero si estás de esta manera no puedo estar contigo —agarré mi cabeza con ambas manos desesperado por esta situación—. Me iré y quizá no nos veamos en un largo tiempo.
—No hagas esto —musité resignado.
—Ethan escúchame —suspiré—. Es lo mejor para ambos, necesitamos pensar en muchas cosas.
—No necesito pensar en nada —dije sintiendo un nudo en mi garganta.
—Necesito alejarme de ti —sentí como mi corazón se partía en dos—. Ambos lo necesitamos.
Negué con la cabeza y sentí como mi vista se volvía algo borrosa. Las lágrimas ya habían empañado mi visión.
—Algo cambio, Ethan. No te reconozco, ahora solo quieres matar sin antes pensarlo. Tienes pensamientos que no van con tu personalidad.
—Lo dejé vivir —murmuré sentándome en el suelo—. Lo hice por ti.
—Ese es el problema —alcé la vista observando cómo ella también estaba llorando—. No lo haces por ti, solo lo haces porque tienes miedo de cómo vaya a reaccionar.
Tragué saliva.
—Él no me está haciendo daño —se arrodilló a mi lado—. Inconscientemente lo estás haciendo tú.
Gruñí sintiéndome impotente. Sería la primera vez que se iría lejos de mi, yo no... quería soportar eso.
—Quédate —supliqué—. Resolveremos esto.
Ella negó mirándome con resignación.
—No puedo y lo sabes —me abrazó fuertemente. Se sentía como una despedida—. Solo será por ahora, también tengo una batalla interna que quiero ganar antes de que nos volvamos a ver, estoy empezando a sentir que ya no soy yo. No pienso —miró brevemente a Blake—, no apreció... —me susurró al oído—. Cuando menos te lo esperes volveremos a estar juntos.
—¿Enserio soy otro?
Se separó de mí y negó con la cabeza.
—Eres el mismo de siempre, pero tu Ethan malvado y egocéntrico está muy por encima del que conozco.
Suspiré. Me prometí cuidarla y protegerla siempre, pero ella necesitaba su espacio y ahora pensándolo mejor, yo también el mío. Siempre creí que cuando ella fuera mayor de edad se iría. Había creado un buen ambiente para ella, yo como agente secreto y ella como una chica ordinaria que hiciera su vida como le pareciera.
Pensé que estaría preparado para el día en el que ella se tuviese que marchar... pero no es así. Nunca es fácil decir adiós.
Inhalé profundo parándome y girando hacia atrás, mis compañeros me miraban triste. Tripp solo leía los documentos tratando de disimular que no escuchaba nada, pero Jordan y Alex si miraban en nuestra dirección.
Extendí mi mano hacia Keitlyn para levantarla, no dudó mucho en tomarla. Arrugó la nariz e infló sus cachetes, regularmente lo hacía cuando estaba nerviosa, o cuando no estaba preparada.
Le sonreí soltándome de su mano y caminé hacia Blake. Me miró atento esperando cualquier acción violenta que pudiera darle o decirle, alcé mi mano hacia adelante y él la miró. Sonrió y estrechó su mano con la mía.
—Cuídala —le murmuré en voz baja—. Por favor.
—No hace falta que me lo digas —tragó saliva y yo fruncí el ceño—. En verdad la quiero.
Comprendí que, justo en este instante, Blake me era totalmente honesto, así que sólo quedaba confiar en él.
Keitlyn ajena a nuestra conversación se acercó curiosa.
—¿De qué hablan?
—Cosas de hombres —apreté la mano de Blake en señal de advertencia—. Quería saber si te iba a cuidar.
Solté la mano de Blake y le sonreí inocentemente por lo que había hecho.
Emma se acercó a Jordan, al principio se sintió confundido, y aún más cuando ella agarró sus manos y las sostuvo entre las suyas; mi amigo solo la veía con una mirada triste.
—Era una buena persona —logró decir por fin—. Además que tenía un muy bonito nombre, nada peculiar pero si único.
¿A que se referían?
—Claro que lo saben —sonrió de lado com tristeza—. Admito que la extraño, pero necesitábamos ocultar cualquier relación que tuviésemos por la agencia.
—Logré... —Emma tragó saliva—. Logré salvar esto —alzó un sobre blanco—. Estaba protegido. Los bomberos lo encontraron, decidieron dárnoslo.
Jordan tomó el sobre y asintió con la cabeza.
—Mi madre siempre tan curiosa —sonrió débil—. Supongo que este es su adiós para mi.
—F salvó a todos —agregó Henry para que recordara.
¡Esperen un segundo!
—¡Esperen un segundo!
Debería de dejar de repetir en voz alta todo lo que pienso.
—¿F era tu mamá? —continué hablando abofeteándome mentalmente. ¿Era? Soy idiota.
—Si no lo dije antes fue porque me lo pidió. ¿Todos lo entienden?
Emma tocó el hombro de Jordan y lo abrazó tiernamente.
Jordan perdió a F; su madre. Yo perderé a Keitlyn... creo que puedo entender un poco su dolor.
Mi hermana se paró frente a mi. La miré confundido, apenas iba a hablar y en ese instante me abrazó del cuello dándome un beso en la mejilla.
—Esto no lo planeé. Las cosas no deberían ser así —musitó triste.
—No deberían... pero es así. Tienes razón Keit, no soy el mismo, necesito tiempo.
—Prométeme que seguirás encabezando lo que queda de la PATFS, y sobre todo prométeme que estarás bien.
—Te lo prometo —murmuré acariciándole el cabello—. Pero solo prométeme tú una cosa.
Ella se separó y me miró con sus ojos rojos a causa de las lágrimas.
—¿Qué cosa?
—Vuelve a mi.
Ella sonrió y asintió una sola vez con su cabeza antes de volver a abrazarme.
—Hasta pronto hermano.
Nuevamente se separó de mi. Blake, Henry y Emma se despedían de todos, al final de que se despidieron de mí, todos salieron por la puerta, pero la voz de Jordan los detuvo.
—¡Tráiganme algo de allá, soy muy curioso con los artefactos de otras dimensiones! —gritó agitando su mano despidiéndose.
Henry negó con la cabeza y gritó:
—¡Esperemos y no sea algo que explote!
Henry lanzó una carcajada mientras que Jordan fruncía el ceño con desaprobación.
Todos salieron por la puerta dejándonos solos a nosotros. Tripp aún estaba leyendo los archivos, Jordan me dio un pequeño apretón en el hombro antes de ir a ayudarle a Tripp.
Una parte de mí se sentía vacío, ¿hasta cuando la volvería a ver? Ella iba a lo desconocido y yo...
—Esta bien Ethan. —Alex me palmeó la espalda—. Estás haciendo lo que un hermano haría.
—Un hermano la alejaría de los problemas, no la dejaría ir a otra dimensión a buscar sabrá Dios que cosa —metí mis manos en los bolsillos del pantalón.
Negó con la cabeza.
—Un hermano la apoyaría a perseguir lo que tanto anhela. Justo como lo hiciste.
Alex se fue dejándome con una sonrisa de oreja a oreja.
Supongo que tenía razón.
Estoy haciendo justo lo que un hermano mayor haría por su hermanita pequeña.
¡Gracias por su apoyo!