Capítulo 17|Tengamos una charla.

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POV Henry Cooper.

Intentaba quitar roca por roca, quizá así el muro se caería, la cuestión era para qué lado. Nos aplastaría si me equivocaba, además... no solo había pequeñas piedras, sino grandes que yo solo no podría mover, ni siquiera con mi elemento, estaba muy débil.

Otra desventaja es que mi compañera también estaba débil, y él poco espacio que teníamos no dejaba transitar bien el oxígeno.

Gruñí. Emma no había regresado, me preocupaba Blake, y al mismo tiempo Keitlyn, estaba mal de su espalda y agotada.

—Tu brazo —levantó su dedo índice hasta el lugar nombrado.

Lo miré y vi que sangraba. Al parecer me había cortado con alguna de esas rocas.

—No es nada —sonreí restándole importancia.

Debí admitir que me ardía un poco.

—Deja de hacerte el fuerte —palmeó un lugar al lado de ella—. Estás cansado, tienes que ahorrar energía para cuando Emma regrese.

—También tenemos que ayudar de éste lado. Tengo menos heridas que tú. Yo haré el trabajo.

Suspiró al ver lo terco que era, me miró por un tiempo y apretó los labios.

—Dime una cosa... Hace rato con el accidente entiendo que todos nos preocupáramos, pero tú sonabas desesperado, asustado...

Suspiré.

—Perdí a mis padres en un accidente así —cedí sentándome a su lado—. No quería perderlos también a ustedes.

—Tengamos una charla —sonrió tiernamente.

—No... —negué lentamente—. Es mejor buscar la manera de salir de aquí.

—Por favor —sujetó mi brazo—. Tengo que distraerme para evitar el dolor de mi espalda.

—Keit...

—Ethan lo hacía cuando me pasaba algo —me miró atentamente—. Por favor... —suplicó.

Suspiré.

—Está bien, no podría dejarte así —dije sentándome.

—¿Cómo... murieron? Digo, si quieres hablar de ello —musitó.

—No, está bien —la interrumpí—. Somos un equipo, creo que al ver la relación que tienes con Leo es suficiente —apretó los labios asintiendo—. Por eso no hay problema en confiarte esto.

>> Papá y mamá organizaban un día de campo en las afueras de la ciudad, a mí no me gustaba ir, pero ellos insistían en que tuviéramos un día familiar. Al partir de casa hacia al campo, en el camino hablábamos de cosas sin importancia y eso.

>> Fue hasta cuando papá volteó a verme para regañarme por mi "mal humor", cuando pasó todo. Se le fue el volante, lo que ocasionó que se volcara la camioneta, nunca dejó de dar vueltas, incluso veía mi vida pasar.

>> Cuando desperté estaba de cabeza, había mucho humo en la camioneta, no paraba de toser, por lo que me colgué de la agarradera del vehículo, tipo mono. Con mis pies empujé el vidrio de la ventana, salí a rastras, aún estaba sin energías y poco consciente, pero sabía que tenía que volver por mi familia, ellos me necesitaban.

>> Cuando volteé solo veía la cara de mi papá, llena de sangre, estaba desfigurada, tenía todo el cuello doblado, el cinturón se había roto, yo tenía tanta impotencia que me acerqué lentamente a la camioneta, pero alguien me jaló, y me alejó rápido del vehículo. Lo que vi después fue la explosión de la camioneta con mis padres dentro. Trataba de zafarme del agarre de aquel señor, pero no lo conseguí, él hombre solo me susurraba que todo iba a estar bien. Más tarde llegó la ambulancia, la policía y los bomberos, todo fue un caos. ¿Qué haría un chico de tan solo trece años solo? La pregunta fue contestada por el señor que me salvó pues me adoptó y me crió, era un anciano, un humilde y buen señor que únicamente poseía una heladería junto con repostería, él me ayudó incondicionalmente en todo, pero así como los años pasaron, su salud se deterioró, y acabó perdiendo la memoria, él lo sabía porque me dejó una carta en donde dictaba que yo sería el propietario hasta el día en el que el lugar colapsara, que yo siguiera con mi vida, que no me preocupara, él seguiría su vida junto a su hermana, hasta que muriera. De no haber sido por ese señor, no sé qué hubiese podido hacer todos estos años.

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