Capítulo 24|Contrarios.

16.9K 1.3K 83
                                    

—¿Leo me dejó los ojos morados? —pregunté—. Solo me abofeteó, no fue...

—Deja de decir tonterías Keit, tus ojos no están morados por algún golpe. ¡Es tu iris!

—Aún estás afectado, debe ser eso —le indiqué.

Me miró de mala gana y sonreí nerviosa.

—¡Eh, ¿están bien?!

Me giré hacia atrás encontrándome con Emma y Henry. Se veían agotados en cuestión de pelea. ¿Qué había puesto Leo para detenerlos?

—¿Están bien? —volvió a repetir Emma cuando ninguno contestó—. ¡¿Por qué tus ojos son...?!

—¿Morados? —completó Henry sorprendido—. ¿De qué nos perdimos?

Giré hacia Blake. No estaba imaginándoselo, en verdad lo había dicho enserio.

—Será para después —musitó Blake parándose lentamente—. Emma, checa a Ethan, le dieron unos buenos golpes.

—Si —respondió Emma caminando hacia Ethan.

—¿Y dónde está Leo? —inquirió Henry.

No tenía sentido.

¡Nada tenía sentido! Querían volverme loca.

Todo se complicaba, y no quien se encontraba mal, si el mundo o yo.

Había muchas dudas, como el porqué Angélica dejaría una misión al espejo. ¿Cómo es que sabía exactamente lo que nos pasaría?

¿Por qué estábamos infectados en primer lugar?

Me senté en el suelo, encajando mis uñas en ambas piernas. Estaba frustrada pero sobre todo cansada.

Todo esto era un rompecabezas, uno en el que varias piezas se habían perdido.

—¡Ah! —grité cuando me había lastimado ambas piernas.

—Pero mira, ya no tienes los ojos morados, han regresado a su color original —dijo Blake sentándose a un lado mío.

—Blake, ¿crees que es suficiente vivir con lo que sabemos? —miré a todos—. ¿O todos? Cada que damos un paso retrocedemos, cada que queremos hacer algo bien, alguien acaba lastimado —apunté a Ethan.

—Tranquila —pidió Blake.

—Es que no sé qué pasa chicos, no tenemos nada. Somos marionetas para la PATFS. Y hablo del congreso, no confío en ellos. ¿O por qué Leo me preguntó por un tal círculo plateado?

—Vamos Keitlyn, estás teniendo un shock —argumentó Henry acercándose a mi—. ¿Por qué no mejor empezamos por dónde está Leo?

¿Qué iba a decir? Solo pensé en apartarlo de Blake y desapareció.

—Yo... no lo sé —agaché mi cabeza.

—Pues creo tener una —Henry fue por un pedazo de la máquina que Leo rompió, trayéndola delante mío. El trozo de la máquina era pequeño. No tenía idea alguna del porqué Henry me lo trajo—. Mira con cuidado ese pedazo de máquina.

—Ya lo vi, ¿y después?

—Piensa que es Leo.

—Pero es basura.

—¡Solo concéntrate!

Rodé los ojos y me enfoqué únicamente en aquel pedazo. Era algo simple, pero eso no quitaba el hecho de que fue parte de una máquina horrible que casi me mata. Me daba rabia el tan solo recordar, quería que desapareciera, que no estuviera aquí más.

Somos 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora