Capítulo 37|Eliminación.

16.7K 1.1K 129
                                    

—Ya, es una broma —asentí divertida—. Aunque no es el momento para hacerlas, hay que mandar a Leo con la PATFS y... —Vi como todos negaban con la cabeza. Después giré a ver a Ethan, quien miraba a Leo con más odio de lo normal.

Es que no podía ser cierto. Es ilógico, si Leo fuera mi hermano de sangre, ¿por qué me odiaría tanto? ¿O por qué ayudaría a DarkBan a destruir su propio reino? Si es que ayudó con eso, claro...

Vi a mis compañeros de uno por uno. Ninguno mentía, nadie...

Empecé a sentir lágrimas apuntó de ser expulsadas de mis ojos. Leo... él...

—No... —giré bruscamente hacia Leo.

—¿Acaso quieres más pruebas? —preguntó—. ¿Por qué no se lo preguntas directamente a tu nueva amiga? Sé que viene de casa.

Mi atención fue directamente hacia Thea. Ella lo miraba con confusión, como si algo en ella no pudiera creer lo que estaba viendo. Apreté mis puños porque ella misma lo había llamado príncipe.

—Los reyes lanzaron un hechizo de olvido. Él había nacido con poderes malignos y sus padres lo desterraron del reino sin magia ni memoria. Lo hicieron por su bien y por el pueblo. Incluso nos borraron la memoria a todos nosotros para no recordarlo —apretó los labios—. Desconozco porque ahora recuerda, pero debe ser algo malo. Ahora la neblina que tenía en la mente se disolvió, algo me hizo recordar todo al verlo.

—Mi nombre real es Scott Carter —me miró fríamente—. Y si, somos hermanos.

Sentí ira acumulada en todo mi ser.

—¡¿Y por qué mierda estás haciendo todo esto?! —exploté llorando—. Me has hecho daño —apreté mis puños—. ¿Y sabes que es lo peor? ¡Que también heriste a quienes amo? ¡¿Por qué demonios me odias tanto?!

—¿Que por qué? —rió cínicamente, casi para sí mismo—. ¿Tienes el descaro de preguntar? ¡Abre los ojos! —me sobresalté por su grito. Sentí un puñado de agujas clavándose en mi piel—. ¿Quieres acaso saber la cruda y cruel realidad de tus padres? Jamás supiste quienes eran en realidad, ¡yo sí! Fui el hijo no deseado, ellos no me quisieron, tampoco el pueblo. Se deshicieron de mi porque me consideraban un estorbo.

—Ellos eran buenos —puntualicé—. ¡Tú eras el malo! ¡Lo sigues siendo!

—¿Malo? ¡Tenía tan solo dos años! ¿Qué mente perversa podía tener yo si tenía esa edad? ¡Era un niño y me abandonaron!

El eco de su voz resonó por todo el lugar.

¿Por qué decía todo eso? Los reyes eran buenos. Todo esto debía tener una explicación más lógica.

—No quieres verlo, pero tendrás que reconocer lo que eran —siseó.

>> Al nacer todo el reino celebró el primer heredero al trono: era yo. Todos estaban tan felices por mi nacimiento, pero los reyes detectaron algo raro en mi, algo que no era normal. Podía o no nacer con poder, así que con un hechizo vieron en lo más profundo de mi alma, ¿y qué crees? Yo poseía magia, no de la buena, sino magia demoníaca. Peligrosa para quien no supiera manejarla o para los demás, claro que ellos no le prestaron importancia, hasta que comencé a desarrollarla y temieron de mi.

>> Me desterraron del reino sin memoria, ni magia, mucho menos alguna vida a tan solo dos años de edad. Estuve cinco años en un orfanato creyendo que mis padres me habían abandonado desde que nací; creyendo que estaba viviendo la vida que me correspondía, ¡pero no! Esa no era mi vida. Después de que me adoptaron fui feliz, al fin había encontrado una familia, después llegó Keitlyn, la pequeña y dulce niña que también habían adoptado. Ahí estaba, con una familia por fin a la que creí que amaba.

Somos 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora