Capítulo 68|Posibilidad.

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Era extraño decir como algo cambiaba de un día para otro, porque era así, todo pasaba en un abrir y cerrar de ojos.

Podía ver cómo me miraba con tristeza, sin energías o fuerzas.

—Pensé que iba a morir.

Me paré de la silla en la que estaba para ir hacia Thea, quien se encontraba pálida y postrada en la cama.

—Tienes mucha suerte —le sonreí.

Ella suspiró y se concentró en el adorno de flores que Peter le había dejado hace dos días. Eran flores abundantes.

—Él no la tuvo.

Agaché la mirada tratando de ocultar mi inmensa impotencia, no quería deprimirla.

—Siento todo esto, princesa. —La escuché decir.

Alcé la mirada, podía ver cómo en sus ojos ya no había brillo, a veces, cuando la veía, era como si fuese un cuerpo sin alma, totalmente vacía y perdida, sin algún rumbo fijo.

—Las cosas simplemente suceden, uno nunca se las espera —respondí.

Thea observó nuevamente el adorno de flores traído por Peter tratando de distraerse.

—¿Sabe dónde está Peter? —preguntó inquieta.

Ella había estado dormida dos días, casi apenas acababa de despertar.

Metí mis manos a los bolsillos traseros del pantalón de cargo.

—No lo sé —admití—, simplemente desapareció después de haberte dejado eso —apunté al arreglo—. Él está bien.

Ella sonrió a fuerzas y suspiró exhausta.

—Thea, creo que deberías quedarte en la Tierra, junto a Ethan —aclaré mi garganta.

Ella giró a verme velozmente con los ojos muy abiertos.

—¿Cómo? —preguntó confundida.

—No me gusta que por mi te pase algo, es mejor que ahora estés en un lugar seguro, junto a ellos estarás bien.

—Con todo respeto mi vida está aquí. En este reino los recuerdos de... de mis padres fueron formados aquí, si me voy es como si los estuviera abandonando y no es lo que quiero.

Asentí resignada y la miré fijamente.

—¿Estarás bien? —pregunté pasivamente.

—Tengo que estarlo, todo estará bien —asintió girando la cabeza para no mirarme más, sin embargo pude ver como apretó los labios.

—Todo va a estar bien Thea.

Ella giró a verme con los ojos muy abiertos, asintió y pasó saliva con dificultad.

—Lo sé.

Salí de la habitación tratando de mantener la cordura. Vi a Spencer correr con toallas hacia el mismo lugar al que yo me dirigía.

Entré y lo primero que vi fue a Blake y Henry con los brazos cruzados viendo lo que Emma había estado haciendo por dos días seguidos.

Sus ojeras eran evidentes, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, su respiración ni siquiera estaba tranquila, estaba hecha un desastre.

—Emma... —murmuré captando su atención.

Incrementó el poder en sus manos.

—Si hay una manera de salvarlo no la dejaré pasar —aclaró con firmeza.

Emma se rehusaba aceptar que Jordan moría, era la verdad, su pecho estaba negro y respiraba con dificultad. Ella había estado reteniendo la sangre y a él con vida con su elemento, formó una esfera de absorción de agua encima del pecho de Jordan, trataba de purificarlo con su poder.

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