Capítulo 63|Blood.

12K 944 350
                                    

—Keitlyn eres mi amiga, pero de verdad no sé porque te estoy apoyando en esto.

Resbalé un poco, justo al momento Scott me sostuvo por la cintura y me incorporó nuevamente.

—Estas montañas son peligrosas, tengan más cuidado por donde pisan —pidió Scott.

Tal vez no había sido una de mis mejores ideas seguir a mi hermano y venir a una montaña de nieve, en donde se supone se esconde un templo mágico. Le pedí a Emma venir, ella dudó al principio pero al final aceptó, luego le expliqué del porqué no debíamos decirle a los chicos, les mentimos diciéndoles que queríamos un tiempo de chicas y ellos simplemente asintieron.

Nos encontrábamos en la Tierra de nuevo. Era raro estar aquí, me estaba acostumbrando a todo lo diferente, y me intrigaba que hubiera algo mágico en un lugar sin magia. Hasta ahora no habíamos reprochado tanto ya que no nos cruzamos con alguna persona, con eso de que cada persona que nos ve llama a la policía diciendo que nos encontraron, ser perseguidos internacionalmente se estaba volviendo algo agotador.

—Yo tampoco sé porque estamos en estas, Emma —respondí exhausta.

—Dejen de quejarse y sigan subiendo —refunfuñó Scott.

Seguimos escalando la montaña con cansancio y Emma pisó mal esta vez, por lo que resbaló y cayó. Iba a sujetarla pero los reflejos de Scott me ganaron y la sostuvo del brazo a tiempo, alzándola hasta nosotros.

—Las dos buscan caerse de la montaña —insinuó Scott tratando de calmarse.

—Aún podemos regresar, sabes —exclamé cruzándome de brazos.

Lo vi rodar los ojos.

Extendí mi mano para ayudar a Emma a ponerse de pie, ella la tomó, pero al intentar levantarse volvió a dejarse caer con dolor.

—Mi tobillo —se quejó tratando de sobarse—. Me hice un esguince.

—¿Puedes caminar? —le preguntó mi hermano apurado, mirando hacia arriba.

—No pude ni levantarme —gruñó enojada.

—Bueno Scott, no sé que esperas —alcé mi ceja derecha.

—¿Esperar qué?

—Nos trajiste hasta aquí, lo menos que podrías hacer por ella sería cargarla.

Parpadeó y enfocó su vista en Emma. Había dejado de ver cuánto nos faltaba y puso al fin atención a la situación, por lo que suspiró y se agachó para recogerla.

Emma iba colgando de la espalda de Scott mientras escalaba con una mano, ya que con la otra sostenía a mi amiga para evitar que cayera. Me preocuparía si no creyera que mi hermano es fuerte.

A medida que íbamos subiendo el frío se hacía más presente, me froté los brazos con mis manos, luego estornudé una, dos, tres, y para la cuarta escuché a Scott gruñir.

—Descansemos —indicó escudriñando la montaña.

Me apuntó un lugar, un hueco un poco más arriba y a la izquierda de la montaña.

Escalamos un poco y entramos rápidamente. Scott se hincó para que Emma se sentara sin lastimarse, y una vez en el suelo creó una cubierta de agua para impedir que el frío siguiera pasando del todo, yo me encargué de prender una fogata para entibiarnos.

Los tres estábamos frente a la fogata y sentí que mi nariz al fin pudo respirar a gusto. Emma sacó algo de su mochila, era una crema, misma que utilizó para su tobillo mientras se masajeaba para alivianar el dolor.

Somos 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora