Capítulo 69|Cura.

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—¿Entonces es como una armadura para humanos como yo? —preguntó Ethan asombrado y algo ansioso.

—Te lo he repetido muchas veces, Ethan. Te cubrirá del fuego del infierno.

—Eso espero...

Scott había enrollado a Ethan con un manto de fuego, actuaba como armadura, no le quemaba y era totalmente inofensivo.

Ya había abierto el portal, no me topé con nadie desde que entramos, incluso sin permiso o autorización continuamos caminando por el extraño pasillo hacia la cámara de la que me acordaba, era donde los líderes se reunían.

Al llegar y antes de entrar, me quedé escuchando los gritos que venían de dentro.

—¿Qué propones? ¿Desobedecer? Puede controlar el fuego de todo el mundo junto al del infierno. Mátate tú si quieres, yo aún quiero permanecer con vida.

Ese supuse era Astaroth.

—No me gustaron las reglas que estableció. Además, he escuchado que varios demonios se han encontrado con guardianes del reino de aire. Esa niña piensa que tiene todo el poder cuando olvidamos que es sólo eso, una niña —aclaró Mictian.

La última vez que vine ellos se habían puesto en desacuerdo. Astaroth y Balaam eran quienes se habían conformado con lo que les estaba proporcionado, sabían a la perfección que de alguna manera no podían conmigo, tenía teóricamente su vida en mis manos. Jamás supe dónde se encontraba el demonio más alto de aquí y era un tema que rondaba constantemente por mi cabeza antes de irme a dormir. Mictian era quien de los tres demonios del congreso no se veía convencido, sabía que quería guerra, quería luchar contra mí pero sin el apoyo de los otros dos no podría.

Entré a aquella sala sin aviso. Todos se giraron hacia nosotros cuidadosamente, no se veían sorprendidos, ni siquiera asustados por pensar qué tal vez pude haber escuchado su conversación, lo único que reflejaban sus rostros era la evidente irritación de verme de nuevo.

—Princesa de fuego, ¿qué se le ofrece?

Me crucé de brazos viendo a quienes tenía de frente. Todos miraban a Scott de una manera extraña, no podían creer que él había cambiado de bando. Me fijé especialmente en Mictian, parecía no querer dejar de mirarme con repugnancia.

—Un amigo mío sufrió un golpe de magia oscura. Hemos estado buscando en todas las medidas posibles algo que nos pueda ayudar, pero llegamos a la conclusión de que la respuesta no está en la magia pura, sino en la misma que generó el estado en el que se encuentra.

—¿Necesitas...? —preguntó impaciente Balaam.

—Que me digan cómo puedo ayudarlo.

Mictian sonrió.

—Vaya, vaya, la princesita necesita de nuestra ayuda urgentemente. Nos encantaría ayudarte pero supongo que ya sabes a que voy, ¿qué ganamos a cambio?

—Tal como me los imaginé —escuché decir a Ethan detrás de mi.

Tenía razón, no eran humanos o contenedores con un demonio dentro, eran demonios completos, se veían altamente repugnantes y asquerosos, seres como ellos me aterraban y en veces me preguntaba qué tan igual se podía ver DarkBan a ellos.

—Cuando un humano llega al infierno es porque no hizo nada bueno en su vida y trabaja como esclavo aquí abajo. No hace falta decir más, ¿qué hace ese aquí? —interrogó Astaroth impaciente.

—¿Tan mal les parece que me acompañe? —alcé una ceja—. No tengo su tiempo, cada segundo cuenta.

—También tenemos cosas que hacer, una de ellas es evadir a los nuevos que están reteniéndonos, ¿tienes idea de quienes? —insinuó Mictian de forma amenazante.

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