Capítulo 02|¿Quién soy yo?

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Ya era un nuevo día, Ethan y yo nos encontrábamos en el desayuno, aún nadie había hablado, ni siquiera para pedir algo.

—Pásame la leche por favor. —Me pidió Ethan queriendo romper el hielo.

Lo ignoré.

—¿Realmente seguirás así todo el día? Oye perdón ¿si?, sé que te dije que tendríamos un día para nosotros como los hermanastros que somos, pero entiende que no fue cuestión mía, sino del trabajo.

—¿Por qué no te sales? Si tanto te fastidia tu trabajo solo vete.

El pareció sorprendido ante lo que dije, con una sonrisa en su rostro giraba su cabeza de lado a lado.

—No lo entiendes, amo mi trabajo, pero a veces es agobiante estar en el.

Lo miré de mala gana y rodando mis ojos le pasé la leche.

—Genial. Es un gran avance el que me hayas pasado la leche.

—No quiero hablar contigo. —Le dije.

—Keit...

—Desde que me mudé aquí me has hecho siempre lo mismo, no es justo, se supone que debes de hacerte cargo de mí y... ¡todo eso!

No debí de gritar, pero las palabras fluyeron por si solas dándome rabia.

—¿¡Qué querías que hiciera!? Vi cómo te trataban mi padrastro y mi madre, ¿crees que te dejaría sola después de todo lo que he visto? Por Dios Keit, ni siquiera Leo viene a cuidar de ti porque no le importas —respondió enojado.

Había dado justo en mi debilidad número dos.

Me había lastimado.

—¿Es eso lo que soy?, ¿una carga a la que debes mantener por obligación y pena? —Pregunté con lágrimas en los ojos.

—No Keitlyn —suspiró—, no quise decir eso, es que me enfada que él te haga esto, siendo tu hermano debería estar aquí para ti.

—Dejaste más que en claro tus palabras Ethan —dije indignada.

Sin más salí de la casa para no estar ahí.

Sentí las pisadas de Ethan seguirme de lejos, el empezó a gritar mi nombre y después su voz se volvió débil, molesta y frágil, como si de quejas se tratara.

No quería voltear, porque podría ser un truco, pero algo en mí se negaba a dar un paso más si no veía lo que sucedía, al girar lo único que vi era a un tipo golpear a Ethan una y otra vez.

Me acerqué a su atacante decidida a golpearlo, el no me había visto, pero en cuanto lo golpeé se percató de mi presencia.

Quiero aclarar algo, fue por impotencia lo que hice. Un instinto. Ni siquiera lo pensé.

El tipo pareció no haber sentido tanto el golpe, pero se veía enfadado.

Alzó la mano en forma de puño, cuando estaba apunto de tocarme, otro sujeto apareció de la nada noqueándolo con un golpe en la cabeza.

—¿Estás bien...? —Sus ojos se abrieron como platos—. ¿Tú? Tú eres la chica de ayer.

Me puse nerviosa, era Alex. Estaba aquí, ¿qué rayos hacia el aquí? ¿Acaso me buscaba?

No, es decir era absurdo pensar que me buscaba, de hecho todo esto lo era.

Oh muy bien, descubran las cámaras y todo este estúpido show.

—¿Qué coño haces aquí? Te pueden ver, ella te puede ver —Ethan apuntó hacia mi—. No quería que lo supiera así tarado, aún así debo de decir que muchas gracias Alex, pero no era necesario. —Le dijo Ethan.

—¿Cómo no? Lo lamento mucho, pero te he llamado varias veces y jamás contestaste, otra razón más para venir a salvar tu trasero. —Le contestó Alex.

Dí un paso atrás obviamente asustada, y en un rápido movimiento el tal Alex me sujetó de la muñeca.

Intenté zafarme de su agarre pero me era imposible.

—Alex, ¿se puede saber que le estás haciendo? —preguntó Ethan.

—Ya le conté a la agente superior F de lo sucedido ayer, me dijo que necesitábamos llevar al sujeto a observación para análisis y pruebas —respondió Alex a la pregunta de Ethan.

El nombrado antes empezó a reír.

—Hermano, ella es mi hermanastra, no es quien creen que es.

—Pero la vi ayer... te conté de ella.

—La que me describiste tenía poderes y ojos rojos, no ella. —Me apuntó.

No entendía nada. Absolutamente nada.

Primero hablaban como si se conocieran, luego hablaban de una tal agente superior, pruebas, análisis y todo eso.

Esto me está volviendo loca.

De la nada algo grande y verde se abalanzó a los dos chicos frente a mi, provocando que Alex zafara su agarre por completo de mi muñeca.

—¡Mierda! —gritó Alex.

—Es un 99 —dijo Ethan asombrado.

Ellos estaban debajo del que parecía un monstruo de gelatina verde.

—¡Maldición! —Dí un paso hacia él, pero negó con la cabeza—. Keit, vete de aquí, no te acerques.

—Pero...

—¡Que te vayas!

—¡No! —le grité de vuelta.

—No puedo salir de aquí, ahora vete, por lo menos podrás salvarte...

—Yo no entiendo Ethan...

—Te he ocultado varias cosas, muchas de hecho, te he protegido porque te amo mucho, fuiste y serás la única persona importante en mi vida. Ahora debes de irte.

¿Acaso esto era... una despedida?

—No —tragué saliva—, no quiero dejarte, no quiero irme, no quiero quedarme sola de nuevo Ethan... quiero que sigas a mi lado a pesar de las peleas que hemos tenido, quiero saber que estarás para mí siempre, ¿qué pasa si te pierdo? Yo... yo no sé qué haría sin ti, yo te amo Ethan.

En ese instante sentí una sensación extraña por todo mi cuerpo, me asustaba y me alegraba a la vez, es cuando vi mis manos cubiertas en llamas, lo extraño de todo esto era que no me quemaba, es como si de alguna manera fueran parte de mi.

Volteé hacia un coche que tenía a mi lado, en su vidrio pude verme fijamente.

Justo en ese momento todo rastro de confusión por creer que era un programa de televisión se esfumó, también mis lágrimas, no podía creer lo que me estaba pasando.

Al verme solo pude comprender que no era normal, algo había cambiado... era yo.

La seguridad se apoderó de mi, en cuestión de segundos me sentí más fuerte y capaz de sacar a mi hermanastro y a Alex de debajo de ese monstruo.

Mis ojos se habían vuelto rojos tal cual lo dijo Alex.

Aunque realmente ahora tenía más preguntas y dudas que nada, la más importante y primordial era...

¿Quién soy yo?

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