Capítulo 82|Angélica.

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POV Angélica.
Siglos atrás.

Después de curar a varios aldeanos, me metí a mi cabaña, estaba exhausta, y a la vez halagada, ya que la gente me consideraba una Diosa.

No quería quitarles esa preciosa ilusión, después de todo no los culpaba, utilizaba la magia para tratar enfermedades incurables con los medios que se tenían en este tiempo.

—Deidad, necesitamos su ayuda.

Giré hacia la proveniente de esa voz, era un aldeano, tenía los ojos hinchados y se veía demasiado agitado.

—¿Qué ha ocurrido?

—Las jovencitas de la aldea no han regresado del bosque, y muchos aseguran escuchar rugidos de bestias. Temo por la vida de mi hija.

—¿De dónde provienen dichos ruidos?

—Del Norte.

Asentí y salí de mi cabaña. Extendí mi mano derecha para poder sentir magia, suspiré cuando sentí energía oscura.

—Que nadie se acerque al bosque.

Ordené antes de empezar a adentrarme a aquel lugar.

No me fastidiaba ayudar a la gente, o escucharla, pero odiaba profundamente tener que lidiar con demonios o cualquier ser con energía oscura, era altamente irritante, me preocupaba porque podía dañar severamente a la gente que quería.

Se escuchó un crujido, como si alguien hubiese pisado una rama tirada. Me quedé quieta en el mismo lugar analizando mi entorno.

—Se qué hay alguien ahí, así que no juegues más al escondite —anuncié poniéndome en guardia.

Podía sentir su maligna energía.

Alguien salió de detrás de un árbol, achiqué mis ojos al verlo. Era un demonio, no había duda alguna, tenía sus uñas extremadamente largas y esa sonrisa tan siniestra.

—Perdóneme si me equivoco, pero, ¿usted es Angélica, la Diosa con poderes de creación?

—Así es —aseguré—. ¿Y usted es...?

—Me conocen como el demonio del caos, pero puede llamarme DarkBan si así lo desea.

DarkBan...

Había varios rumores de un demonio altamente poderoso, no como Lucifer, pero era evidente que habían trabajado juntos. Según los aldeanos era poderoso, y tenía entendido que también lo habían desterrado.

—Varias jovencitas de la aldea más cercana han desaparecido en este bosque, debo decir que si les ha hecho daño yo...

—Oh, Angélica, podré ser un demonio altamente depravado, pero no tengo ninguna conexión con aquellas chicas que buscas —acotó neutralmente.

—Entonces podrá decirme, sin ningún truco, donde se encuentran.

—Seguramente estarán yendo directamente a sus hogares, lo único que hice fue hacerlas tomar el camino más largo —dijo sonriente.

Respiré buscando sus auras en el pueblo. Me llené de alivio al sentirlas.

—Solo necesitaba de su atención, era la única manera de lograrlo.

—¿Qué quiere? —canalicé energía en mis manos.

—Conocerla, evidentemente.

—Ningún demonio tiene buenas intenciones al tenerme de frente.

Alzó uno de sus asquerosos dedos y rió.

—Es... demasiado inteligente e interesante, debo asumir que lo ha adquirido a lo largo de todo este tiempo.

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