Capítulo 46|Utilizado.

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Después de despertarnos hoy en la mañana habíamos empacado todo para seguir con nuestro viaje, y después de dos horas ya habíamos llegado a nuestro destino.

Y no era una cueva, no era algo extraordinario, era...

—¿Un árbol? —preguntó incrédulo Henry—. Explíquenme porque le hicimos caso a Peter y Thea, aquí no hay nada.

—¡Tal vez tengamos que hacer un hoyo en el tronco! —gritó Blake provocando que lo golpeara en la cabeza—. ¿Y eso por qué?

—No estás ni a dos centímetros de mi y estás gritando —me crucé de brazos.

Blake empezó con sus típicos ataques en mi mente, diciendo un sin fin de cosas sobre su próxima venganza, claro que las ignoré por completo. Con los ojos enfrentándolo; le saqué la lengua.

—En lo que ustedes se daban cariño, Emma dedujo donde estaba el portal —interrumpió mi buen amigo Henry.

Miré a Emma y ella apuntó a la copa del árbol. Éste árbol era diferente a los demás, no sólo por el ancho del tronco, sino por su gran altura. Tenía unas preciosas hojas muy coloridas; era obvio que este árbol estaba en perfecto estado.

—Bien, empezaremos a subir —dijo Henry mientras que con sus manos se agarraba del tronco para impulsarse. Nadie lo siguió—. ¿Y ahora qué pasa?

—Sabes Henry, creo que sería una mejor idea si nos hicieras florar a todos hasta arriba —pidió Emma mientras que Henry achicaba los ojos.

—¿No me digas que no lo habías pensado? —preguntó Blake mientras posaba sus brazos detrás de su cabeza. Después sonrió porque era obvio que él sabía la respuesta.

Henry rió mientras se acercaba a nosotros, estiró sus brazos hacia ambos lados para poder hacernos flotar, pero antes de que aumentara la velocidad para elevarnos, habló:

—No.

Y sin más que decir nos impulsó rápidamente hasta llegar a la copa del árbol. Era extraordinario el que pudiéramos caminar libremente por las hojas, ahora veía que cada escondite era secreto y único, los seres vivos sin algún poder sobrenatural no podrían ver los portales, pero aún así era importante esconderlos de quienes si los portaban, ya que existían demonios o habitantes expulsados de algún reino. Podrían no tener tampoco algún poder, pero eran habitantes de un lugar mágico y eso ya era un peligro.

El portal que se encontraba frente a nosotros era exactamente igual del de la cueva, no había ningún símbolo. Solo podíamos rogar para que la luz que se activase fuera color blanco, sino todo el viaje sería en vano.

Y Henry mataría a Peter y Thea.

Henry se acercó al portal y lo tocó levemente retrocediendo al instante.

—¿Qué pasa Henry? —preguntó Blake.

—No tengo un buen recuerdo de los portales, la última vez succionó a Keit —miró a Blake—. A ti no, tú fuiste un idiota y te lanzaste.

Blake lo fulminó con la mirada desviando su mirada del portal.

Emma rodó los ojos y dando dos pasos largos al portal lo tocó.

Al instante una cálida y placentera luz iluminó por completo el portal, haciéndonos entender que era el correcto.

—La última vez Scott estaba ahí y provocó que el portal se volviera loco, este es normal —aseguró Emma apuntando al portal—. Ahora, si no te importa quiero que conozcas tu reino primero.

Henry la miró confundido. Emma le sonrió, lo agarró de brazo derecho y lo empujó al portal haciéndolo desaparecer.

—Gracias a Dios... —murmuró Blake y yo lo miré mal—. Es mi amigo, lo admito, pero solo busca la oportunidad para hacerme quedar mal frente a ustedes —frunció el ceño. Sonreí con malicia—. ¿Qué?

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