Capítulo 31|02 de Mayo.

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Sentí algo duro y circular en mi espalda, mantenía los ojos cerrados, en lo que sea que caí, realmente dolía mucho. Abrí los ojos y me paré lentamente, giré hacia abajo y vi tres rocas.

Dios, esas rocas sí que estaban duras.

Alcé mi vista al portal, aún estaba prendido, podría regresar, pero ni siquiera sabía si me llevaría al mismo lugar o a otro. Tenía que pensar...

—Mi espalda...

Me quedé quieta. Quieta como una estatua.

Conocía esa voz, y no, no venía de mi mente.

—¿Bla-Blake? —balbuceé—. ¿Qué estás haciendo aquí? ¡No deberías estar aquí!

—No quería dejarte sola...

—Sabes muy bien que...

Ambos nos vimos con asombro cuando el sonido de algo quebrarse llegó a nuestros oídos.

—No...

El espejo estaba detrás de mi, y debido al ruido mi cabeza empezó a hacer muchas teorías. Vi la cara de Blake, estaba asustado, por lo que la idea más concentra y correcta era en la que estaba pensando.

El portal...

Giré sobre mis talones y lo vi. El portal estaba completamente destruido, ya no había luz que emanará de el, todo estaba hecho pedazos.

—Dime que esto es una broma —me tapé la boca con amabas manos—. No puede estar pasándonos esto —traté de tranquilizarme respirando hondo—. De acuerdo, ¿solo tenemos que encontrar otro portal, no?

Blake desvió su mirada de la mía apretando sus labios.

Había pasado mucho tiempo con Blake como para no saber que a como él miraba la situación, estábamos en serios problemas.

—Estamos perdidos —me dejé caer al suelo—. Perdidos y separados —gruñí—. No tenemos ni siquiera ventaja ahora sobre Leo.

Blake volvió a verme con esos ojos verdes, parpadeó y negó sonriendo.

—Si que tenemos una ventaja —ladeó la cabeza y apuntó con su dedo índice—. Tan solo mira.

Volteé para ver que era lo que apuntaba Blake, y por unos instantes, me sentí aliviada.

—¡El círculo plateado! —grité de repente—. O se le cayó o...

—O alguno se lo arrebató. ¿Sabes lo que significa, no?

Que Leo estuvo ahí de nuevo y, muy probablemente, destruyó el portal.

—Como sea, es nuestra ventaja. Solo busquemos otro portal, entramos y listo.

No tenía tiempo para deprimirse si Leo había hecho lo que hizo.

-¿Por dónde empezamos?

—Pues... —dijo mirando su alrededor y abrió la mandíbula con asombro.

—¿Qué miras?

Blake se quedó viendo a la nada. Solo veía su cara y, por un momento sus ojos se encontraron con los míos, en ellos había algo de tristeza.

—Tu... —tragó saliva—. ¿Ya viste en donde estamos? —entrecerré los ojos—. Es decir, ¿tu alrededor?

Giré hacia mi alrededor.

Hubiera preferido no hacerlo.

—¿Esto es...?

—Tu reino —Blake bajó la voz—. El reino de fuego.

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