Capítulo 20|Un espejo.

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—Vamos, dame algo más para ver —le pidió Emma a Blake.

—Emma, ya te dijeron que tu poder tiene límites, una cosa es saber cosas del pasado recientes y otra es lo que quieres hacer, no puedes utilizarlo para ver dieciséis años atrás. Tu poder se sobrecargaría —me crucé de brazos.

—Quiero saber qué pasó —se sentó en el suelo.

—Me gustaría verlo y no solo saberlo de Angélica —acoté.

—¿Los chicos ya encontraron algo del descontrol que sufrió Henry? —preguntó y negué con la cabeza—. ¿Entonces qué hacemos? No puedo seguir distrayendo a Ethan, Alex y Jordan de sus desapariciones misteriosas.

Suspiré. Desde aquel día hemos estado buscado el problema que hizo que Henry casi matará a golpes a Blake. Hasta ahora no hemos encontrado nada, esta vez estamos siendo cuidadosos con la búsqueda, y hemos estado al pendiente del comportamiento de Henry por el momento.

—Sé que es pesado para ti tener que lidiar con esos tres, pero créeme que valdrá la pena cuando encontremos el problema —le sonreí.

—¡Keitlyn! ¡Emma! —gritaron detrás de nosotras.

Al voltear vimos cómo Blake y Henry corrían en nuestra dirección. Henry traía en sus manos un libro, se veía viejo, estaba cubierto de polvo y las pastas estaban rotas.

—¿Qué es eso? —preguntó Emma.

—Un libro —contestó Henry con tono de burla.

—Obvio es un libro, te pregunto el contenido.

—Pues especifícate, tontita —rió Henry.

—De acuerdo ya, ¿qué contiene? —pregunté cansada.

—Por lo que leímos, éste libro habla de objetos de Dioses. Fueron utilizados para la purificación de cuerpos u objetos endemoniados, también servían para deshacerse de las malas energías, en sí eliminaba todo el mal que una persona pudiera tener —contestó Blake—. El libro estaba escondido bajo tierra, lo sentí y lo desenterramos. Tuvimos que quitar concreto para sacarlo, ni siquiera sé porque un libro como este estaba escondido.

—¿Quizá porque es peligroso? —inquirió Emma—. Vamos, ¿soy la única que piensa que un objeto para eliminar malas energías es una mala idea? Además, ¿de quién era ese libro?

—Eso no importa. Podremos utilizarlo para eliminar el descontrol que tooodos tenemos —enfatizó Blake.

—En caso de que aceptemos ir, ¿dónde es? —pregunté.

—El lugar es desconocido, pero es más o menos a tres días de aquí, si salimos ahora, claro —argumentó Henry.

—Entonces vayámonos ya —propuso Blake.

—¿Enserio soy la única que tiene dudas sobre esto? ¿No es algo sospechoso? —inquirió Emma alzando los brazos.

—No, yo te apoyo —le respondí y ella hizo un gesto de que por fin alguien la había entendido—. Ir así no está bien. Chicos, ¿ya olvidaron cuando salimos sin permiso a buscar a Ethan? —me crucé de brazos—. Además... jugar con artefactos mágicos no es cosa de juego, es algo serio.

—Lo sabemos Keitlyn, pero... ¿qué te garantiza que el día de mañana no nos ataquemos los cuatro entre nosotros mismos? —preguntó Blake.

—Bueno yo...

—Si no tomas el riesgo, no ganas —habló Henry, para luego mirar a Blake—. Y si no lo haces te arrepientes. De eso no hay regreso —me miró a mi—. Si nos quedamos aquí pensando en lo que pudo o no ser, nunca lograremos saberlo.

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