Capítulo 26|Un amigo.

16.2K 1.2K 181
                                    

Emprendimos un viaje rumbo a lo desconocido. Con el libro y con Jordan teníamos una idea de donde estaba lo que buscábamos, pero no era exacta.

F nos prestó una camioneta de seis asientos. Jordan se puso de conductor. Ethan le hacía de copiloto (lo que no fue buena idea porque nos perdimos) Henry y yo en la parte de atrás; y Blake y Emma aún más atrás.

Casi al partir Blake intentó sentarse a mi lado, pero simplemente hice como si no hubiese visto nada y jalé a Henry para que él se sentara. No estaba lista para hablar con él.

Además, pensé que Henry sería un buen compañero de viaje, porque claramente se había ganado el título de mi mejor amigo, tenía muchas ganas de hablar y contar chistes, quería pasar un tiempo con él

¿Pero adivinen qué?

Tan pronto como subimos a la camioneta Henry se quedo dormido. No era lo que imaginé, además me entumió una pierna, su cabeza estaba apoyada en ella. Traté de quitar a Henry de encima, pero no pude.

Suspiré cansada para no gritarle al oído.

—¿Incómoda? —Blake, quien estaba sentado detrás de mí, se acercó a mi oído derecho.

Me estremecí.

—Un... poco si —me removí en mi asiento.

—Te ayudaré —dijo y con sus dos manos alzó la cabeza de Henry llevándolo a la ventana. Él se acurrucó contra el vidrio, y como si no hubiese pasado nada, se acomodó en ella.

—De verdad, muchas gracias —le agradecí estirando mi pierna dormida.

—No hay de qué —me sonrió.

Tensión en el aire, repito, tensión en el aire.

Me concentré en mi alrededor. Ethan ya estaba dormido, giré hacia donde estaba Emma, y ella al igual que mi hermano y Henry se encontraba en su propio mundo de sueños.

Así que despiertos solo nos encontrábamos Jordan, Blake y yo. Únicamente.

—Estás incómoda —aclaró Blake. Me giré a él.

—No estés leyendo mi mente Blake. Te lo he dicho antes, no me gusta.

—Si, si, lo siento —dijo recargándose en su asiento—. Es que siento que me has estado evitando.

Me mordí mi labio inferior.

—Pues no —respondí nerviosamente.

—Fue lo que me pareció.

Vi por el retrovisor, Jordan me miraba alzando las cejas.

—Blake en serio, solo quiero concentrarme con la búsqueda del círculo plateado.

—Si, es decir, lo lamento...

Pasamos dos horas en total silencio, el ruido del motor era lo único que se escuchaba. Jordan solo se concentraba en conducir, ni siquiera había hablado. Era de esos hombres misteriosos que escondían algo, y la verdad era intrigante, obvio lo decía de buena manera.

Jordan estiró su brazo hasta la radio para poner música, la cual empezó a resonar por toda la camioneta. Puso de J Balvin. Jamás creí que sería su tipo.

Empecé a cantar Ginza, era popular en este tiempo, no era mucho mi estilo, pero el que lo escuchara a cada momento hacía que fuese imposible no aprenderla.

Somos 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora