Capítulo 23|Nueva yo.

14.9K 1.3K 77
                                    

Me encontraba medio consciente, podía sentir como un hombro me sostenía, realmente esperaba  que fuese Blake, Henry, incluso Ethan, pero ese hombro se sentía raro, se sentía extrañamente lejano a quien esperaba.

—¿Qué harás con ella? —preguntó la voz que conocía como Jeremy.

—DarkBan me pidió sacarle información, eso es lo que haré.

¡Era Leo, maldición!

No me acordaba de nada después de aquella ráfaga de luz. ¿Qué pasaba si nos habían atrapado a todos? Tenía que salir de aquí a cómo fuera lugar.

—No creo que DarkBan te lo haya pedido.

Sentí como mi cuerpo tocó algo aparentemente cómodo, por el minúsculo golpe abrí mis ojos. Di vuelta hacia atrás y vi cómo Leo cerró una puerta transparente.

Me encontraba en un tipo de cuarto cuadrado encerrada, era un cubo totalmente de cristal. Podía ver hacia afuera, por dentro en donde me encontraba recostada solo había una cama.

Me paré para encarar a Leo.

—Espero y te guste tu estadía —musitó Leo—. Fuimos amables con la cama.

—Sabes perfectamente que saldré de aquí.

—Para cuando salgas no tendrás a nadie, mucho menos a tus amigos.

—Si te atreves a tocarlos te las verás conmigo —expuse.

—Me lo has repetido tanto que te creo incapaz —dictó.

—Deja de creer que soy débil —gruñí.

No iba a llegar a ningún lado con él. Si lograba fundir el cristal, quizá podría salir de aquí. Empecé a expulsar fuego de mi cuerpo tan rápido como lo pensé.

Vi como arriba en el techo solo había unos cuantos agujeros, supongo que eran para respirar, cuando empecé a expulsar fuego, los agujeros se cerraron y de un momento a otro el oxígeno empezó a faltarme.

—¿Qué...? —apenas podía hablar y respirar.

—Es simple química hermana. Cuando estás completamente encerrada y hay fuego de por medio, ¿qué crees que consume el oxígeno qué hay? —lo miré aterrada—. Me suena a qué no pasaste muy bien química.

El fuego consumía el oxígeno, me lo estaba quitando yo misma.

Con mis manos agarré mi garganta. Era aterrador no sentir llegar oxígeno a los pulmones, era lo que sentía. Leo me miraba divertido, giré hacia atrás viendo como la cama se había incendiado. Me estaba empezando a poner roja.

Caí de rodillas al piso. Necesitaba aire, necesitaba respirar.

Leo se acercó a una máquina, apretó un botón y me encontré de nuevo respirando aire. Tosí por el humo inhalado. El fuego de mi alrededor desapareció haciéndome sentir aliviada.

Puse mis manos en el suelo respirando una y otra vez.

—Como verás la máquina tiene el poder. Puedo quitarte el oxígeno, o provocar que tú misma te lo quites, solo te hice una demostración. Tengo el control, ¿lo entiendes? —respiraba ahora débilmente—. Ahora que estás enterada empecemos —puso su mano en posición para apretar el botón en caso de ser necesario—. ¿Dónde se encuentra el círculo plateado?

¿El círculo qué?

—No sé de qué hablas —le respondí como pude.

Somos 4Donde viven las historias. Descúbrelo ahora